Un pequeño escaparate de libertad y de felicidad se había formado para los jóvenes. Ocultos en un mundo irreal y maravilloso como en un diminuto domo de nieve mágico donde nada podían ver ni escuchar más que el latido de sus corazones. Un lugar donde no había secretos ni malicia alguna, donde no había temores ni pasados tormentosos. Solo un cielo repleto de estrellas y auroras boreales pintadas en el lienzo de la noche que les juraba el sueño de un invierno eterno que no deseaban cambiar jamás.
CASA DE LA FAMILIA HAFEZ
— Hija, quiero hablar contigo un momento si no estás ocupada.
— Estoy libre, padre. ¡Pasa!
— Quiero preguntarte una cosa.
— ¿Dime de qué se trata?
— ¿Tú también utilizas esas redes sociales que están de moda entre los jóvenes? ¿Las usas, Mara?
— Papá, solo tengo una y te prometo que no público cosas de más. Nada fuera de lugar. ¿No vas a pedirme que la elimine o sí?
— No… De hecho me alegra que tengas una porque así Podrás enseñarme la de tu hermano.
— ¿La de mi hermano?
— Mmm… Él también la utiliza ¿Cierto? Gina me lo ha dicho.
— Si… Karîm tiene la misma red social que yo utilizo.
— Bien… necesito que entres ahora para poder ver las cosas qué ha publicado tu hermano.
— En realidad él no publica mucho, padre, a excepción de las veces que sale con Aurorita —dijo la joven Mara enseñándole a su padre su teléfono móvil— Observa… aparte de unas cuantas frases de los libros que lee, solo tiene fotos con ella de París y del café al cual suelen ir.
— ¿Café? ¿Cuál café es ese?
Un Uno que queda cerca de la escuela de Aurorita. Suelen ir allá a la salida de sus clases. ¡Ah! Justamente aquí aparece una historia que publicaron ayer por la tarde. Mira padre, mi hermanito se ve tan bien. Creo que Aurorita realmente le ha cambiado la vida. Sonríe, sale a lugares y no huye del mundo como lo hacía siempre.
Pensativo, Khaleb Hafez guardó silencio por unos cuantos segundos.
— ¡Eso es verdad! Ahora Karîm ya no huye del mundo. Huye de su familia. Huye de mí cada vez que deseo hablar con él.
— Debes comprender que Karîm está muy molesto. Más que eso, está dolido. Deberías dejar que disfrute de libertad. Que asimile que tiene una vida entera para vivir. Yo estoy muy feliz por mi hermano y me encanta que él y Aurora se lleven también
— ¿Y es que acaso no tiene otra amiga con la que salga y comparta cosas de su edad? Alguna de la Universidad, por ejemplo.
— No tengo idea de eso. Quizás sí. Karîm no solo es muy inteligente. Es muy guapo también, y desde que Aurorita publicó su primera foto con él en París, le han llovido seguidoras. Ya va cerca de los diez mil. ¡Apuesto a que tiene muchas admiradoras.
— ¿Diez mil, qué?
— Diez mil seguidores.
— ¿Diez mil personas que ven todo lo que pública?
— Bueno… Te digo que tampoco publica a menudo.
— ¿Y Aurorita cuántos tiene?
— Uff… Ella casi ciento sesenta mil seguidores. ¡La niña es famosa, padre!
— ya ‘iilhi! —exclamó exaltado el hombre poniéndose de pie—
— ¿Padre Qué sucede? ¿A dónde vas? Padre…
— Tengo cosas que hacer. Nos vemos luego hija.
Un fin de semana, posterior a esos días agitados, Aurora y sus primos habían hecho planes para salir, y en vista de que solo serían tres, a Aurorita se le había la maravillosa idea de invitar a Karîm para que las acompañara.
Era viernes por la tarde, ya a punto de caer el sol y como Ihsân y Amalie habían llegado a la mansión con sus guardias, Aurora les propuso ir personalmente a invitar a Karîm, quien en esos momentos se encontraba en la Universidad.
Los primos aceptaron la propuesta, entonces Aurora tomó a Copito de nieve entre sus brazos ansiosa darle una sorpresa a Karîm cuando abandonara sus clases. Los jóvenes llegaron hasta el lugar y aguardaron fuera del coche, sin embargo, la situación, lejos de ser una agradable sorpresa de Aurorita para el chico, se sintió horriblemente sorprendida cuando lo vio salir en compañía de una joven. Alina. La compañera de Karîm, enganchada del brazo del mismo.
Aurora sintió que el corazón se le detuvo por unos instantes y luego latió aceleradamente de tanto coraje. Luchó contra sí misma para no salir huyendo del lugar y quedar como siempre. Una niña mimada incapaz de afrontar sus sentimientos.
— Respira profundo, Aurora. Inhala… Exhala… —le susurró su prima Amalie—
Es lo que intentaba hacer. Inhalar y exhalar un par de veces intentando hallar un poco de serenidad antes de acercarse a ese par. Desde lo más profundo de su ser deseaba hacer a un lado aquella chica quien a lo lejos ya la percibía succionando a Karîm con la mirada.
— Intenta comportarte como una señorita con modales, no como una niña berrinchuda, por favor —volvió a advertirle su prima Amalie—
— No te preocupes que no tengo intención de perder los estribos