Los Destellos De Aurora

VAGOS RECUERDOS

Luego de haber vuelto a ver a su adorado Karîm y de haber hablado con él, los latidos volvieron al inocente corazón de Aurorita. Todas las cosas malas que habían sucedido en los últimos días, de sus pensamientos se habían extinguido, y en su alma no albergaba más qué la ilusión por el baile de primavera qué prometía ser mágica y llena de emoción.

 

DEPARTAMENTO INTERNACIONAL DE ESTRATEGIAS CONJUNTAS DE LA POLICÍA FEDERAL ALEMANA

— Vas a decirme ahora qué es lo que pretendes con mi hijo, miserable. ¡Contéstame! ¿Qué quieres de Karîm?

Cargado de ira y con gran prepotencia, Khaleb Hafez en el departamento qué estrategias de la PFA había hecho presencia.

— Tu osadía en verdad es muy grande, Khaleb Hafez, pero no me sorprende en absoluto —dijo Louis Wieber reducido por el enfurecido hombre— No deberías ingresar a este lugar y actuar con prepotencia contra un agente federal.

— Te hice una pregunta y quiero que me contestes. ¿Qué quieres de mi hijo? Contéstame y más vale que tu respuesta no sea lo que temo porque juro que yo voy a matarte con mis propias manos, Louis Wieber. Te mataré aquí mismo así todos tus hombres me acribillen en el acto.

— Ahora que Karîm ya se encuentra al tanto de toda la verdad, tú deberías comenzar a expresarte Tú deberías comenzar a expresarte con más sinceridad. Karîm no es hijo tuyo. Él es hijo de Said Majewski. Yasâr Hasnan, y es la sangre de ese apellido el que corre por sus venas.

Con el rostro enrojecido cómo si una llama ardiente lo consumiera por dentro y estuviese a punto de hacer erupción, con una mano Khaleb Hafez presionó el cuello del policía contra la pared mientras que con la otra mano lo apuntaba con un arma.

— ¡Cierra la boca, imbécil! Ciérrala porque tú no sabes nada. Karîm es mi hijo porque yo lo crie. Lo tuve desde pequeño entre mis brazos y prometí protegerlo con mi vida entera de ser necesario. ¿Me Has entendido?

Entre vociferaciones, oficiales y demás agentes dentro del departamento, quedaron alertados e ingresaron empuñando sus armas, sin embargo, con una señal de alto con las manos, Louis Wieber listo entender que todo lo tendría bajo control.

— Contéstame. ¿Qué pretendes? ¿Qué buscas de Karim?

— Creo que este momento fue siempre tu mayor error, Khaleb Hafez. Por culpa de este temor, toda su vida trataste a Karîm como a un inútil. Como a un ser incapaz y dependiente. En tu extremo afán por protegerlo acabaste arruinando su vida. Yasâr Hasnan y tú no solo lo ocultaron de todos sus enemigos. Engañaron al chico dibujándole un mundo inexistente. Sin maldades. Sin peligros. Sin enemigos. Nunca lo prepararon para sobrellevar esta realidad que está viviendo ahora. Una realidad de la que acabaría enterándose tarde o temprano.

— Karîm no es como cualquier chico. Él no se prestará para tus intenciones, por lo tanto, no intentes persuadirlo para participar tu operativo porque si lo intentas siquiera, desearás no haber nacido al igual que cada miembro de todo tu equipo.

— Deja de amenazarme, Khaleb Hafez. Te advierto que lo dejes de hacer si no deseas meterte en problemas —dijo apartando forzosamente la mano del hombre de su cuello mientras seguía apuntado con el arma— por mucho de que Said Majewski y tú hayan intentado apartar a Karîm de toda la realidad. Por mucho de qué lo hayan sobreprotegido y querido apartar de toda su naturaleza, él posee la frialdad intacta de su padre y su abuelo.

En ese momento Khaleb Hafez activo el martillo de su arma.

— Te advertí que cierres la boca.

— ¿Sabes que estuvo a punto de hacer conmigo lo que tú quieres hacerme ahora?

— Mi hijo no es un asesino, pero yo, en cambio, no dudaré un solo segundo llenarte de plomos.

— Tú no harás tal cosa y menos en este lugar. No eres de los que matan y dejan mechas, Khaleb Hafez —dijo girando sobre sí mismo sin el mínimo temor a las amenazas del hombre— En estos momentos ya no estaría parado delante de ti sí el arma de Karim hubiese estado cargada.

— Mientes.

— Yasâr Hasnan siempre supo de las virtudes de su hijo con las armas. Quizás se vio a sí mismo en los ojos de Karîm y por esa razón se encargó de que su hijo aprendiera todo aquello que alguna vez él había aprendido. Karîm aprendió a disparar y no precisamente para que gane ositos de felpa para su hermana pequeña. Said Majewski, tu mejor amigo, en el fondo era consciente de que en algún momento su hijo podría verse en la necesidad de empuñar un arma y disparar ya sea en defensa propia o para defender a sus seres queridos. Yo sé toda la verdad, y fui yo quién le contó todo a Karîm. Sé que los enemigos de Yasâr Hasnan te amenazaron. Sé que siguen amenazándote y temes por la vida de tu familia, pero quiero que sepas que muy pronto acabarán todas tus pesadillas Khaleb Hafez. Rodearemos a todos esos criminales y asesinos, y es apenas cuestión de días para que todos caigan sin contemplaciones.

— ¿Aún no comprendes mi postura Louis Wieber? No quiero que involucres a Karîm en ese operativo. Ponme a mí en su lugar. Yo haré lo que sea necesario. Lo que tú ordenes, pero por favor, no lo involucres en nada de esto.

— Karîm quiere hacerlo. Desea estar dentro del operativo.

— Él no desea nada de eso. Tú le llenaste la cabeza de odio y coraje. Tute inmiscuirse en asuntos qué no eran de tu incumbencia y ahora deseas arrastrarlo a situaciones que nunca antes había vivido.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.