Los Destellos De Aurora

SITIADOS (Parte 2)

Antes de que la mujer pudiera develar el nombre de su esposo, sonaron todas las alarmas que alertaron dentro y fuera de la mansión. Todos los miembros del operativo quedaron en posición de ataque y por sobre todo quiénes se encontraban dentro de la habitación en esos instantes. Era más que probable que los de afuera hayan sido descubiertos y que ya estuviesen buscando con grandes despliegue de seguridad a los invasores internos. Louis Wieber y sus oficiales debían improvisar. El agente amordazó a la mujer decidido a tenerla como rehén, al igual que al bebé que cargaba Karîm.

— Hemos sido descubiertos, jefe. Deben abandonar la habitación de inmediato —habló Norman desde el comunicador—

— Saldremos ahora —copió a su oficial tomando a la mujer de un brazo— Escúchame bien —le pidió el agente a la mujer— Abandonaremos esta habitación y nos dirigiremos hasta el sitio donde se encuentra tu hijastra. Tú nos guiarás hasta la misma, y bajo ningún sentido intentarás malas jugarretas ¿Te quedó claro?

Al recibir la confirmación de los oficiales a cerca del despeje de la zona del pasillo, Louis Wieber fue el primero en salir tomando de un brazo a la mujer amordazada. Detrás de él, Karîm con el bebé entre sus brazos, y los dos oficiales escoltándolo.

Norman y su grupo de oficiales dieron la señal de avance y con mucho cuidado todos caminaron dirigidos por los pasos de la mujer que debía conducirlos hasta la habitación de su hijastra.

En aquella ocasión el agente volvió a pedirle a Karîm y a sus oficiales Rob y Lenard para que ingresaran con él a la habitación, y ordenó a los demás para que siguieran custodiando los pasillos.

Aquello debía ser breve, por lo que ingresaron de inmediato atentos a lo que pudiera acontecer. Si alguna persona se encontraba en la habitación, debían sacarla también y abandonar de inmediato el lugar.

Lenard se encargó de sujetar a la mujer y el agente Louis Wieber dio unos pasos adelante.

— Pero mira nada más a quién tenemos aquí —exclamó el agente observando a la joven atentamente—

Posteriormente, Louis Wieber volteó por unos segundos para observar a Karîm. El chico quedó estupefacto. El agente retomó su posición y se puso en acción.

— ¿Qué hacen aquí? ¿Qué quieren de mí?

— ¡No te atrevas a gritar! —le advirtió el agente—

La joven no obedeció y un enorme grito pegó. Louis Wieber la boca con una mano le cubrió. Luego la apuntó con un arma solicitando la ayuda de sus oficiales para amordazarla.

La joven se resistía, sin embargo, por los oficiales fue reducida. El agente la incorporó y prontamente hasta la salida con ella se dirigió.

— Tenemos que salir de aquí lo más pronto posible.

La joven, hijastra de aquella mujer, se trataba nada más y nada menos que de Alina Dreßel (Katja Gartmann) Hija de Julia Gartmann y por consiguiente una nieta de Hajjâj El-Hashem.

— ¿Se encontrará él aquí y ahora? —se preguntó el agente asimismo mientras de un brazo arrastraba la joven—

Katja Gartmann observó a Karîm con el bebé. Su pequeño medio hermano entre los brazos del chico, y quedó horrorizada al percibir la rabia del chico ante sus ojos acrecentada.

— Tú nos llevarás hasta un lugar bien seguro dónde no podamos ser descubiertos tan fácilmente por los guardias de la mansión —dijo el agente dirigiéndose a Annika Eckenbach— Lo harás si no deseas que alguna cosa mala le suceda a tu bebé.

La despavorida mujer, quién solo pensaba en su hijo, condujo al agente y a los oficiales hasta un sótano donde a ninguno de los guardias de la mansión se le ocurriría buscarlos. Al menos no de manera inmediata.

— Karîm, tú te quedarás aquí con las mujeres y el niño —habló el agente una vez ocultos dentro del sótano. Rob y Lenard ustedes se quedarán aquí acompañando Karîm para custodiar a nuestros rehenes. Yo saldré ahora y lo más probable es que me atrapen.

— ¿Qué dices? —irrumpió Karîm—

— Jefe, no puede permitir una cosa como esa —habló Rob—

— ¿Qué haremos nosotros si lo atrapan, jefe? —cuestionó Lenard—

— Continuar con el proceso del operativo desde luego. No vuelvan a preguntar una cosa como esa. Lo mejor será que me descubran y me atrapen para que podamos proseguir tal y como lo habíamos planeado.

— Pero qué te atrapen no estaba en nuestros planes —le dijo Karîm al agente— En todo caso esas personas me quieren a mí.

— Y no les daremos jamás ese gusto —espetó Louis acercándose al chico— Tenemos a tres rehenes de gran importancia para nuestros enemigos y gracias a eso lograremos que todos caigan definitivamente esta misma madrugada. Si logran atraparme estarán un buen rato entretenidos conmigo y ustedes tendrán el camino despejado para proseguir de acuerdo a todo lo planeado. Toma esto y póntelo, Karîm. Es un micrófono con el que podrás oír todo lo que digo y lo que sucede conmigo. A través del mismo te daré la señal cuando llegue el momento de que salgas de aquí con el bebé entre tus brazos. Rob y Lenard te ayudarán con las dos mujeres. Mi micrófono ya lo tengo adherido y bien oculto bajo el cuello de mi camisa qué cubre mi chaleco.

A ninguno de los dos oficiales y mucho menos a Karîm les gusto aquella situación, sin embargo, debían acatar aquella orden de su superior.




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