Los detalles de la anfetamina

Fundida

Se establece básicamente de química en mi cerebro, su existencia la anfetamina que domina los nervios y la euforia natural que engancha tanto como un psicoactivo metafórico de la vida, de mi vida. Hace sensible y acelerado a mi pulso, la presión que siente mi corazón en alcanzar la sensación del dolor, las horas pasan como segundos apresurados y la risa avergonzada devuelve los gestos de tensión e inevitable comodidad de ser toxicómano a su ser. Las ideas que fluyen a la velocidad de la luz y aman los pretéritos, los sueños que tengo y las historias que contaré. La escasez y penuria de tenerle más allá del horizonte y mis deseos. Convocar a sus dioses y proclamar apego, necesidad de su voz y escuchar en silencio, escucharle como un ciego. Andar sin más y verle pasar tras los vientos, en pleno otoño con mis ojos en el cielo. Despertar y querer abrazar sus miedos y juegos, dejar de pensar y reír con sus celos, con sus interminables misterios que anhelo. Los destellos, esos que brillan a la luz del Sol y en la noche más oscura, la comprensible ambición de tocar su pelo, la sed de sus besos, mis antojos y caprichos que resumen los ángeles en el suelo. Mi droga a sus medicamentos con efectos duraderos, cómplice de mis desvelos. Grandes tormentas que limpian mis sueños con carmín y violetas en el sedimento de un mundo nuevo, uno mágico sin sentido que atraviesa cualquier tópico o cliché que puedan suscitar los médicos. Ella ejerce un efecto directo en mi médula espinal, es un ritual que debe continuar. 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.