Capítulo 2: Ecos del Pasado

El susurro quedó flotando en el aire como un mal presagio. Logan permaneció inmóvil, escuchando el eco que parecía provenir de todas partes, pero que no podía localizar. El hombre frente a él no reaccionó, lo que significaba que él también había oído algo. O tal vez, simplemente era tan insensible al peligro como todos los demás. Quizás el terror lo había vuelto tan ciego como al resto.

Pero Logan no podía permitirse dudar. Sabía que había algo mucho más grande que las hordas de infectados. Algo que aún acechaba en las sombras, manipulando todo desde detrás de las cortinas de la desesperación. La ciudad estaba perdida, pero el virus no era el único mal que había desatado el caos.

El hombre caminaba cada vez más cerca, su mochila se balanceaba sobre su espalda con un ritmo pesado. Sin pensarlo dos veces, Logan se deslizó entre las sombras, acercándose con la misma agilidad con la que siempre había evitado la muerte. Solo había un objetivo: neutralizarlo antes de que el desconocido lo viera. El contacto era inevitable, pero lo que sucediera después dependía de cuán rápido actuara.

Estaba a unos metros de él cuando, de repente, el hombre se giró, como si hubiera percibido algo en el aire. Los ojos de Logan se entrecerraron, pero no dejó que el miedo lo dominara. Esto ya lo había vivido demasiadas veces.

“¿Quién está ahí?” gritó el hombre, con voz grave, tensada por la amenaza latente. No podía ver a Logan, pero el hecho de que se detuviera y mirara hacia las sombras era prueba de que no estaba solo. Había algo en su tono que era más de supervivencia que de desafío. La paranoia, ese mal que había hecho de todos los sobrevivientes enemigos potenciales.

Logan no tenía tiempo para una conversación. Estaba demasiado cerca del borde para arriesgarse. En un movimiento rápido, emergió de su escondite y se lanzó sobre el hombre, cubriendo su boca con la mano mientras con la otra le hundía la cuchilla en el costado. La lucha duró solo unos segundos. El hombre cayó al suelo sin emitir un solo grito, y Logan lo observó con frialdad mientras la vida se le escapaba entre las manos.

Pero no era eso lo que lo mantenía alerta. Era la sensación de que algo estaba por suceder. Algo mucho peor que cualquier enemigo humano o infectado. De alguna manera, Logan sabía que este encuentro era solo el principio de algo mucho más grande.

Dejó al hombre caer al suelo, pero antes de girarse, sus ojos se posaron en la mochila que había quedado tirada. Abrió el cierre con cautela, esperando lo peor, pero dentro encontró algo inesperado: un viejo mapa de la ciudad, cubierto de anotaciones extrañas. Había marcas, líneas que parecían llevar a un punto específico. Y lo más inquietante: la palabra "ORIGEN" estaba escrita en la parte superior, con una fecha debajo, algo que parecía de otro tiempo.

Logan guardó el mapa, sin saber exactamente qué representaba, pero sintiendo que podría ser la clave para entender lo que realmente estaba ocurriendo. Algo en el fondo de su ser le decía que debía seguir ese rastro, que tal vez esa era su última oportunidad para descubrir la verdad.

El silencio volvió a envolverlo mientras se alejaba del cadáver, las huellas de sus pasos dejando marcas en el polvo. A lo lejos, los ecos de los infectados comenzaron a resurgir, pero algo dentro de Logan lo mantenía enfocado. Sabía que no podía dar marcha atrás. El hambre lo devoraba todo, sí, pero ahora también sentía que él mismo era parte de algo mucho más grande. Algo que, si lograba desentrañar, podría cambiarlo todo.

Por un momento, el peso de la mochila lo hizo sentir como si estuviera cargando una carga mucho mayor que la simple supervivencia. Tal vez, solo tal vez, podría haber algo más en este mundo que la destrucción. Algo que pudiera restaurar lo perdido.

En ese instante, el sol comenzó a hundirse en el horizonte. La ciudad se sumergió en las sombras, y Logan lo supo sin que nadie se lo dijera: la noche traería consigo más que solo monstruos.

La verdadera pesadilla apenas comenzaba.