Los Días del Hambre

Capítulo 13: Ecos del Abismo

La vibración del suelo bajo sus pies los alertó. El sonido de los pasos metálicos se acercaba, cada vez más fuertes, como si la máquina estuviera cazándolos. La pantalla del laboratorio seguía mostrando la figura fantasmagórica, riendo con una cruel y aterradora distorsión.

Logan y Irene se miraron, sabían que no tenían tiempo. Cada segundo que pasaba acercaba más la amenaza, y el laboratorio, con sus secretos oscuros y su tecnología incomprensible, parecía estar tomando vida propia. Las paredes susurraban, y el aire estaba denso, como si todo el edificio estuviera dispuesto a aplastarlos.

"Tenemos que salir de aquí, ahora", dijo Logan, su voz grave, pero su mirada fija en la pantalla que continuaba emitiendo mensajes inquietantes. La figura en la pantalla se desvaneció momentáneamente, dejando un espacio vacío, como un abismo que los miraba desde el otro lado.

Irene asintió, pero sus ojos no se apartaban del cuerpo que yacía en la mesa, ahora visible en toda su monstruosidad. La criatura cibernética, la combinación de carne y metal, parecía estar respirando, aunque las conexiones de sus tubos de metal y cables ya no emitían la vibración que Logan había sentido antes. Algo no estaba bien.

"Esto no es solo un experimento fallido, Logan. Es algo... algo mucho más grande", susurró Irene, acercándose con cautela al cuerpo. "Lo que está aquí no es humano. Es como si... como si lo que hicieron no fuera solo para crear una nueva raza. Este es el verdadero origen de todo. Lo que ves aquí, esto fue lo que desencadenó el virus."

Logan se acercó, notando cómo su cuerpo se tensaba. Aunque no podía comprender completamente lo que Irene había dicho, algo en su interior le decía que estaba en lo cierto. Ese cuerpo, esa mezcla grotesca de hombre y máquina, era la clave para desentrañar todo lo que había sucedido. Pero ahora no tenían tiempo para detenerse. La amenaza que se acercaba, el hombre-robot, representaba una amenaza aún más inmediata.

"Tenemos que salir de aquí antes de que sea tarde", repitió Logan, comenzando a caminar hacia la puerta, la cual había quedado ligeramente abierta.

Pero antes de que pudieran dar un paso más, un estruendoso ruido retumbó a través del pasillo. Un grito metálico se escuchó, seguido por el pesado golpe de los pies de la criatura que se acercaba. Algo en el aire había cambiado. La atmósfera estaba saturada de tensión, como si una fuerza invisible los estuviera rodeando.

El hombre-robot apareció en el umbral de la puerta. Su figura gigantesca y cibernética se recortaba contra la luz que se filtraba desde el pasillo, la armadura que cubría su cuerpo brillando de manera antinatural. Los cables que salían de su espalda crujían mientras se movía, y el rostro, parcialmente oculto por una máscara metálica, estaba vacío de emociones. Solo los ojos, fríos e implacables, parecían mirar con una amenaza calculada.

"No podéis escapar", dijo una voz profunda, resonante, emanando de la garganta metálica de la criatura. "No importa lo que hagáis, no sois más que una plaga que debe ser erradicada."

Logan sacó su pistola sin pensarlo, apuntando hacia el hombre-robot, pero antes de que pudiera disparar, una corriente eléctrica surcó el aire, haciendo que sus dedos se cerraran involuntariamente sobre el gatillo. El arma cayó al suelo con un ruido sordo. Irene, a su lado, dio un paso atrás, temblando.

"¡¿Qué demonios es eso?!", exclamó, mirando aterrada la figura que ahora se acercaba lentamente.

Logan sintió la presión del tiempo desmoronándose sobre ellos. Sabía que si no actuaban rápido, serían atrapados allí, atrapados en ese laboratorio, atrapados en una pesadilla que no tenían idea de cómo enfrentar.

"¡Muérete!", gritó Logan, lanzándose hacia la máquina con lo único que tenía a mano: una barra de hierro rota que había encontrado en el pasillo.

Pero antes de que pudiera siquiera acercarse, el hombre-robot levantó la mano con una velocidad imposible. La fuerza de un golpe metálico lo dejó sin aliento, lanzándolo contra la pared con tal violencia que los huesos de su cuerpo crujieron.

Irene gritó, corrió hacia él, pero el hombre-robot no hizo más que mirarla, sus ojos brillando con una luz fría. "¿Acaso creíste que podrías detenerme? Soy el resultado de años de experimentación. No soy tu enemigo... soy la solución."

Las palabras reverberaban en la mente de Logan, como un eco lejano que no terminaba de comprender. ¿Qué solución? ¿Quién era este monstruo? ¿Y por qué parecía tan convencido de que estaba haciendo algo correcto?

La respuesta, sin embargo, no llegó a tiempo. En medio del caos y la desesperación, Irene, con su mirada llena de determinación, corrió hacia la consola cercana. Golpeó los botones con furia, con la esperanza de que pudiera haber una forma de detener lo que sucedía.

De repente, las luces del laboratorio parpadearon y la pantalla mostró un mensaje: Iniciando protocolo de destrucción en 30 segundos.

"¡Lo lograste!", gritó Logan, intentando levantarse, aún adolorido. "¡Sigue, sigue presionando todo! ¡Destrúyelo ya!"

Pero el hombre-robot no lo permitió. Con un movimiento rápido, saltó hacia Irene, levantándola del suelo con una fuerza imparable. La mirada de Logan se llenó de rabia y miedo. No podía dejar que esto terminara así.

"¡No! ¡Suelta a Irene!" gritó Logan, buscando algo más para defenderla, mientras el tiempo corría en su contra.

La máquina lo miró, y por un breve segundo, parecía dudar. Pero en un instante, un destello de luz cegadora iluminó la sala, y cuando Logan abrió los ojos, se encontró con un vacío.

El abismo los había devorado.



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En el texto hay: zombies, thriller, supervivencia

Editado: 02.04.2025

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