Capítulo 17: El Traidor Entre las Sombras

La oscuridad era más que una amenaza tangible en Valgrís; era un estado de ánimo, un peso que oprimía el aire, que se sentía en cada rincón de la ciudad olvidada. Logan avanzaba con paso firme, pero la incertidumbre se le había incrustado en los huesos. El encuentro con el hombre-robot había marcado un punto de inflexión: ya no era solo la supervivencia lo que estaba en juego, sino algo mucho más profundo y peligroso. Algo que se había infiltrado en sus propios círculos, algo que ni siquiera él había sospechado.

Irene caminaba a su lado, sus ojos escaneando cada esquina oscura, cada grieta en los edificios colapsados. Había algo extraño en su comportamiento últimamente, una quietud que antes no estaba allí. Aunque nunca se había mostrado completamente confiable, Irene había sido su compañera en esta pesadilla, y ahora, con cada paso, el pensamiento más inquietante se le venía a la mente: ¿realmente podía confiar en ella?

Un crujido en un callejón cercano interrumpió sus pensamientos. Logan se detuvo en seco, levantando la mano para que Irene se quedara atrás. La tensión se palpaba en el aire, más densa que la niebla misma. El eco de pasos resonó en la lejanía, y aunque no podía ver nada, Logan sabía que no estaban solos. No era un infectado. Era algo diferente. Algo más peligroso.

Con una precisión silenciosa, Logan avanzó hacia la fuente del sonido. Irene lo siguió, pero el paso de ella era vacilante, casi cauteloso, como si algo estuviera alterando el ritmo de su respiración.

Al doblar la esquina de un edificio derrumbado, Logan se detuvo de golpe. Un hombre estaba de pie, mirando hacia el horizonte, su figura recortada contra el resplandor anaranjado del fuego lejano. Su aspecto era humano, pero algo en su postura, en la manera en que se mantenía rígido, lo hacía parecer más una amenaza que una simple víctima de la plaga.

"¿Quién está ahí?", preguntó el hombre, su voz grave y autoritaria, como si esperara que Logan se identificara.

Logan dio un paso adelante, la mano en el mango de su machete. "No es tu lugar para preguntar", dijo con frialdad. "¿Qué haces aquí? ¿A qué perteneces?"

El hombre se giró lentamente, mostrando una cicatriz profunda que cruzaba su rostro, marcando su semblante con una dureza que solo podía nacer de la desesperación y el sufrimiento. Pero en sus ojos había algo más, algo que Logan no pudo identificar al principio.

"¿Quién eres tú?", insistió Logan, sintiendo cómo la tensión crecía en el aire. Irene había quedado atrás, demasiado silenciosa, observando con atención.

El hombre no respondió de inmediato. En lugar de eso, soltó una risa seca, casi sarcástica. "Así que ahora hay más supervivientes... ¿Crees que hay algún lugar seguro para ustedes aquí? Todos están condenados."

Logan frunció el ceño. Algo no encajaba. La postura de ese hombre no era la de alguien desesperado, sino de alguien que sabía más de lo que estaba dejando ver. ¿Era un traidor? ¿Alguien que ya había pasado por la maquinaria del gobierno o de las corporaciones?

"¿Quién eres?", repitió Logan, ahora con más dureza en su voz. "¿A qué vienes?"

"Me llamo Adrien", dijo el hombre, su rostro al fin tomando una expresión menos amenazante, aunque aún reflejaba una inquietud oculta. "Y vine a deciros algo que probablemente no queréis escuchar."

Logan no dijo nada. Solo observó, analizando cada gesto del extraño. Adrien no parecía estar bajo los efectos de la infección, pero su mirada, su tono, todo en él gritaba que algo andaba mal.

"¿Qué sabes del hombre-robot?", preguntó Logan, directos al punto. Sabía que solo enfrentando esa amenaza podrían empezar a descubrir algo más profundo.

Adrien sonrió de manera enigmática, como si lo que estaba por decir fuera un secreto mucho más grande que los propios infectados. "El hombre-robot es solo el comienzo, amigo. La verdadera amenaza no son los muertos. Ni siquiera los humanos desesperados. Es lo que está detrás de todo esto. Lo que nos ha manipulado a todos desde el principio."

Logan frunció el ceño, sin poder evitar sentir que el aire alrededor se volvía más denso. "¿Qué estás diciendo?"

"Todo esto... la plaga, los robots, los sobrevivientes..." Adrien miró hacia Irene, quien se había acercado más, pero sin atreverse a hablar. "No sois los únicos. El virus no fue un accidente. Y aquellos que sobrevivan al final no lo harán porque sean más fuertes. Lo harán porque son parte de un experimento más grande."

La sensación de traición se filtró en la mente de Logan. ¿Estaba este hombre hablando en serio? ¿O era una estratagema para ganar su confianza, para usarlo como parte de un juego más oscuro y peligroso?

"¿De qué experimento hablas?", preguntó, su voz grave.

"El gobierno... las corporaciones... todo estaba planeado", dijo Adrien con una calma desconcertante. "Pero no es solo una conspiración. Son pruebas. Están probando el control, la manipulación genética, y la integración de la inteligencia artificial con los humanos. Y aquellos de nosotros que sobrevivimos, no lo hicimos por azar."

Logan sintió el peso de las palabras calar en su piel. Cada fibra de su ser se tensó, dándose cuenta de que había caído en un laberinto mucho más oscuro de lo que había imaginado. La verdad era más compleja de lo que pensaba, y había alguien detrás de todo esto, alguien que movía los hilos desde las sombras.

"Esto no tiene sentido", dijo Irene, su voz temblorosa. "¿Cómo puede ser que...?"

Adrien levantó una mano, interrumpiéndola. "No sabéis todo lo que está en juego. Lo que importa es que si seguís en esta ciudad, si os atrevéis a seguir adelante... vais a tener que elegir de qué lado estáis."

Logan dio un paso hacia él, desafiándolo con la mirada. "¿De qué lado? No estamos aquí para hacer alianzas."

"Eso lo diréis ahora", respondió Adrien con una sonrisa irónica. "Pero antes de que todo esto termine, vais a tener que tomar una decisión... y eso os llevará a un punto sin retorno."