El aire era denso y cálido, con un pesado olor a metal oxidado y humedad estancada. Logan y Irene se mantenían a la sombra de un antiguo edificio de oficinas, observando la fortaleza que se alzaba ante ellos. El bastión no era simplemente un refugio para los sobrevivientes; era una fortaleza militar. Altas murallas de acero, torres de vigilancia, y las sombras de los Guardianes patrullando constantemente le daban una apariencia de invulnerabilidad.
A lo lejos, el sonido de disparos y explosiones se oía de manera esporádica, como si la ciudad misma estuviera en guerra consigo misma. Pero en el bastión, todo parecía estar bajo control, como si fuera un último vestigio de orden en medio del caos absoluto.
"Esto no va a ser fácil", murmuró Irene, observando la estructura con una expresión tensa. Sus ojos recorrieron cada rincón, buscando una posible debilidad, una entrada secreta, algo que les permitiera pasar desapercibidos.
Logan asintió sin hablar, sus sentidos agudizados a medida que se acercaban. Sabía que este era el punto culminante de su viaje, el momento en que todo lo que había perdido, todo lo que había hecho hasta ese momento, cobraría sentido. Si querían ganar, si querían detener a la corporación, tenían que entrar a esa fortaleza y enfrentarse a lo que se escondía dentro.
“Hay algo más, Logan…” Irene empezó, como si estuviera intentando procesar lo que acababa de decirse. “No solo los infectados son el problema. El virus tiene otro propósito. Algo mucho más grande que no entendemos completamente…”
Logan la miró, frunciendo el ceño. "¿De qué hablas? ¿Qué más pueden estar haciendo?"
"Lo que vimos, las pruebas, los experimentos... el virus está diseñado para evolucionar, para adaptarse. No es solo una plaga, como pensé al principio. Es un método de control. Los infectados no son solo víctimas, son partes de un sistema mucho mayor, como piezas de un rompecabezas."
Logan se quedó en silencio, su mente trabajando a toda velocidad. Lo que Irene decía tenía sentido, pero también era aterrador. Si el virus era tan complejo, si las criaturas que lo portaban estaban siendo controladas... entonces no se trataba solo de un virus descontrolado. Era una estrategia meticulosamente planeada.
"Lo que sea que estén haciendo en el bastión, lo más probable es que sea parte de ese plan. Tenemos que detenerlos, o todos estaremos condenados", dijo Logan, con voz firme.
Con un asentimiento de Irene, ambos comenzaron a moverse nuevamente, esta vez con un propósito más claro. El tiempo ya no estaba de su lado. Cada segundo que pasaban fuera del bastión les acercaba más a la inevitabilidad de la muerte.
Se acercaron a la base sin ser vistos, utilizando las sombras y los escombros a su favor. A medida que se acercaban, una sensación inquietante les envolvía. Sabían que en cualquier momento serían detectados, que los Guardianes estarían sobre ellos. Y sin embargo, seguían adelante.
Finalmente, llegaron a un punto donde la muralla parecía más vulnerable. Un túnel de acceso, parcialmente sellado, ofrecía una abertura que nadie parecía haber notado. Logan se adelantó, inspeccionando el área. No había alarmas, no había señales de movimiento. Era su oportunidad.
“Irene, por aquí”, susurró Logan, señalando el túnel.
Irene lo siguió de cerca, ambos moviéndose con rapidez y sigilo, casi como si el aire a su alrededor estuviera suspendido, esperando a que el mundo se diera cuenta de lo que estaban a punto de hacer.
El túnel los llevó al interior del bastión, pero no era el acceso que habían imaginado. Estaban en un oscuro corredor subterráneo, donde las paredes de concreto y acero reflejaban el sonido de sus pasos, amplificándolo de manera escalofriante. Sin embargo, no había marcha atrás. Estaban dentro.
Logan y Irene continuaron, avanzando hacia lo desconocido, sin saber exactamente qué encontrarían al final de ese pasillo. Sabían que enfrentarse a lo que estaba en el centro de esa fortaleza sería la batalla más difícil de todas. Pero también sabían que era la última oportunidad para salvar a la humanidad de lo que la corporación había desatado.
“Debemos encontrar la sala de control”, dijo Logan en voz baja, su rostro decidido. “Allí están las respuestas. Si podemos destruirlos desde dentro, todo esto podría terminar.”
Irene asintió, el rostro tenso, pero sin vacilar. “Lo haremos. No hay vuelta atrás.”
A medida que avanzaban por el corredor, la sensación de ser observados comenzó a crecer. Cada paso que daban era como una sentencia de muerte, como si los ojos invisibles de la corporación estuvieran vigilando cada movimiento. No podían permitirse errores, ni titubeos. Tenían que ser rápidos, decisivos.
Y justo cuando llegaban a una esquina, una sombra se desvió de los oscuros pasillos. Una figura encapuchada emergió de la penumbra, su presencia haciendo que el aire se volviera aún más pesado.
Logan se tensó, su mano moviéndose hacia la pistola, pero la figura levantó las manos, mostrando que no estaba armada. “No vengan más allá. No se puede entrar”, dijo la voz baja y rasposa.
Logan no se movió, pero no bajó la guardia. “¿Quién eres?”
“Alguien que sabe que no todo está lo que parece aquí dentro”, respondió la figura. “El bastión está a punto de caer, y la verdad que buscan... está enterrada en las profundidades. Pero no todos los que están dentro son sus enemigos.”
Logan frunció el ceño. "¿Qué estás diciendo?"
“Solo confíen en mí. Hay más de lo que pueden ver. Y ustedes, más que nadie, deben conocerlo.” La figura se inclinó hacia ellos, su rostro enmascarado en sombras, como un espectro en la oscuridad.
Antes de que pudieran reaccionar, la figura desapareció en la penumbra del pasillo, dejando a Logan y a Irene con más preguntas que respuestas.
Editado: 02.04.2025