Arianna se arrodilló frente a la tumba, las manos temblorosas mientras colocaba las flores sobre la fría piedra. El viento jugaba con los cabellos plateados que ya no se movían con la misma ligereza que en sus días de juventud. Los años habían dejado su huella en su rostro, pero no en su corazón, que seguía latiendo con la misma intensidad con la que lo había hecho cuando Liam aún estaba a su lado.
El cielo estaba cubierto de nubes grises, pero la suave luz del sol se colaba a través de ellas, iluminando la tumba de Liam, como si el cielo mismo llorara con ella. Arianna cerró los ojos por un momento, dejando que la brisa acariciara su rostro, trayendo consigo el eco de voces olvidadas, risas, y promesas.
"Han pasado tantos años", murmuró, su voz quebrada por la emoción. "A veces me pregunto cómo pude seguir sin ti. Al principio, creí que el dolor me consumiría, que la vida nunca sería la misma, que no habría un mañana sin ti... Pero aquí estoy, de pie, con una vida que he seguido viviendo, aunque no sea la misma. Y siempre... siempre has estado en mí."
Sus dedos tocaron la fría piedra de la tumba, y sus ojos se llenaron de lágrimas. La imagen de Liam, tan joven, tan lleno de vida, invadió su mente. "Recuerdo ese primer beso, el miedo que sentí al amarte, sabiendo que no podría tenerte por siempre. No podía soportar la idea de perderte. Pero el amor que compartimos... tú me enseñaste a vivir sin miedo. A pesar de todo, a pesar de tu enfermedad... amarte fue lo más hermoso que me pasó. Aún lo es."
Arianna se levantó lentamente, con una sonrisa triste. "Hoy, de alguna manera, siento que te tengo cerca. Quizás sea la paz de la que hablaste tantas veces. La paz de saber que el amor no tiene final, no tiene límites. Que lo que compartimos, aunque breve, es eterno."
Suspiró profundamente, mirando el horizonte. "He seguido adelante, Liam. He vivido, como tú me pediste. Me he rodeado de la belleza que tú amabas, he tocado la música que tanto te inspiraba, he encontrado consuelo en las pinturas que nos hacían sentir que el alma podía escapar de este cuerpo mortal."
Se agachó nuevamente, tocando la tierra sobre la tumba de él. "Te prometí que nunca dejaría que el amor se desvaneciera, y aunque no te tenga aquí conmigo, no lo he roto. He guardado tu amor en mi corazón, como una llama que nunca se apaga, que nunca se apague."
Arianna se quedó en silencio por un largo rato, como si estuviera escuchando algo que solo ella podía oír, algo que venía de un lugar lejano y lleno de luz. Una lágrima cayó sobre la tumba, pero esta vez no fue solo tristeza, sino también gratitud.
"Te he amado toda mi vida, Liam, y lo seguiré haciendo hasta el último de mis días. Eres mi primer pensamiento por la mañana, y mi último suspiro antes de dormir. No importa cuánto tiempo pase, ni cuántos momentos se acumulen entre nosotros, lo que compartimos no es solo una memoria... es parte de lo que soy. Y mientras siga respirando, te llevaré conmigo."
Se quedó allí por un momento, respirando profundamente, permitiendo que la calma llegara, como si por fin, después de tantos años de incertidumbre, de dolor, hubiera encontrado su propio espacio para vivir en paz.
"Te lo prometo, Liam", susurró, su voz llena de una fuerza serena. "Nunca te olvidaré. Y siempre, siempre, serás parte de mí."
Con esa última promesa, Arianna dio un paso atrás y se alejó lentamente, el viento soplando detrás de ella como una caricia, mientras una sonrisa triste se dibujaba en su rostro. La vida seguía, pero el amor, el amor nunca desaparecía.
Editado: 21.04.2025