Los Dieciséis Guerreros (libro 2)

Capítulo 17

Falsificar datos de Kháli e ingresarlos al sistema fue lo más fácil. Ahora solo quedaba esperar que quien fuera que estuviera ayudando a los Terrorianos, creyera que Kháli había sido parte del proyecto TEJADO. El gobernador hizo todo bastante bien. Cualquiera que leyera el expediente estaría convencido de que la información fue perdida entre el papeleo y recién recuperada por error de los encargados de los trámites.

Kháli aparecía como “Yeily”, una Mayalle de 112 años que nunca había perdido una sola cita con los doctores. Su experiencia en TEJADO había sido solo una de muchas otras con demás proyectos a los que se había unido. Su expediente relucía de tal manera, que los enemigos preferirían abandonar los planes de secuestrar a cualquier otro, con tal de llevarla a ella. 

Con los dedos cruzados, se encaminó al chequeo médico semanal. Esperaba que ya hubieran leído su expediente y estuvieran listos para raptarla ese día.

No podía creer lo que estaba deseando.

El lugar estaba lleno de gente. Había al menos una decena de toldos de los cuales no podía verse su interior. De ahí salían los doctores y llamaban a los Mayalles que ingresaban uno por uno y salían del otro extremo, por una apertura no visible para los que estaban ingresando. Darse cuenta de ello hizo que la sangre de Kháli hirviera al pensar cómo se habían llevado a Rik. 

Miró el papel que tenía en la mano, aunque ya sabía de memoria a dónde debía dirigirse. Encontró la fila a la que debía unirse y en silencio formó parte de ella. Los Mayalles a su alrededor platicaban casualmente. Ella no les puso atención. Sentía su corazón latir en sus orejas. Recordó que los Mayalles no se sonrojaban e intentó controlarse. Agradeció tener el tinte y esperaba que este cubriera sus emociones.

La fila avanzó lentamente. Al ser su turno, ingresó al toldo con el corazón en la garganta.

-¿Cómo te sientes? - fue lo primero que preguntó el doctor al mirarla. Su voz era muy confortable y preocupada a la vez. - No te miras saludable como los demás. Estás un poco roja, déjame revisar si tienes fiebre.

El corazón de Kháli latió aún más fuerte. Decidió usar eso a su ventaja. Asintió y dijo: - No me he sentido bien últimamente, - inmediatamente temió que eso hiciera que no se la llevaran. - Creo que es solo cansancio. Estas últimas semanas han sido demasiado estresantes. A veces me sucede. Espero descansar más los próximos días.

-Sí, - el doctor estaba distraído. Al igual que Ikker, le estaba dando la espalda mientras preparaba una inyección. Fue ahí cuando Kháli se puso más ansiosa. Si lo que querían era dormirla, la inyección no funcionaría por su constitución de Guerrero, ¿cómo debería actuar? ¿Dormida? ¿Desorientada? ¿Embobada? ¿Consciente y obediente? ¿Y si no le inyectaban nada de eso?

-Es un relajante, - le informó el doctor. - Te sentirás mucho mejor mañana.

Sin prepararla ni decirle nada más, introdujo la jeringa en su cuello.

Kháli reprimió un quejido, cerró los ojos y optó por actuar dormida. Sintió sus tripas estrujarse de los nervios mientras esperaba algo del doctor quien se había quedado inmóvil a su lado por un largo rato.

-¿Cómo te sientes?

Kháli se mantuvo en silencio. El doctor pasó su mano sobre el rostro de ella. Ella se sorprendió al mantenerse inmóvil a pesar de sus gigantescas ganas de golpearlo. Escuchó movimiento.

-Pueden llevársela. Rápido, - susurró el doctor apresurado.

La levantaron entre dos y la movieron de lugar. Sintió aire en su rostro. Hizo lo que pudo para no mover un solo músculo. Fue colocada en lo que sintió fue una manta de plástico. Por último, la cubrieron totalmente.

Luego de unos momentos, se atrevió a abrir, tan solo un poco, uno de sus ojos. Estaba en un vehículo que arrancó silenciosamente e inició su viaje. La Rusellily en su bolsillo se removió; Kháli sintió su presencia consoladora. 

Tardaron un poco en llegar a su destino.

-Parece una antigua universidad, - se dijo en voz baja.

Geratyne les había dicho que hacía algunos siglos, algo conocido como un “tornado acre” había arrasado con esa parte de la ciudad; los tornados acres imposibilitaban el habitar esos lugares. Afortunadamente, lograron eliminarlos, pero no pudieron reconstruir los escombros por lo peligroso que se había convertido.

Ahora, Kháli estaba frente a la entrada de un enorme edificio. No se veían ruinas de casas en los alrededores, tan solo campo abierto y en el centro la gran construcción. Por un instante le recordó al almacén en que hace tres años Fausto había encadenado a sus amigos, aunque la universidad era mucho más grande.

La Rusellily asomó su cabeza por el cuello de la chaqueta y también examinó su alrededor. Kháli buscó algo que la Rusellily pudiera dar como referencia para que los demás supieran del lugar. -Ahí, ¿ves? - sus palabras eran pronunciadas tan suavemente de modo que solo Rusellily pudiera escuchar. - Aún no puedo leer muy bien, ¿Dice “HUNCOR”?

Rusellily asintió y se volvió a ocultar en la chaqueta, pues en esos momentos ingresaban por la enorme entrada. Kháli volvió a fingir estar inconsciente. La extrajeron del vehículo. Con lo que no contaba, era que la atarían de brazos y piernas. Ocultando su pánico, también dejó que la amordazaran.



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En el texto hay: peleas, romance, guerreras

Editado: 08.06.2024

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