Los Dieciséis Guerreros (libro 2)

Capítulo 30

Mientras Kháli había estado planeando la búsqueda de Julian junto con Diana, la nación de los Angelinos seguía sin novedades. Cai estaba cumpliendo su deber al mantener guardia dentro del salón de la emperatriz. Al ser discípulo de una Torre, estaba entrenado para mantenerse en un solo lugar, siempre alerta ante cualquier peligro, como si fuera un agente de seguridad. Este mismo entrenamiento le prevenía sentir aburrimiento; tenía a sus compañeros en mente todo el tiempo, aunque lo único que sus ojos vieran fueran las puertas cerradas del salón, su imaginación volaba a lo que sus amigos deberían estar haciendo y sintiendo; deseaba estar con ellos y asegurarse de que todos estuvieran a salvo pero ni las Torres podían estar en varios lugares al mismo tiempo así que resignado, evitaba estremecerse cada vez que escuchaba detrás de él las risas coquetas entre la emperatriz y Bynner y se enfocaba en mantenerse atento.

Cuando la coquetería ascendió hasta el punto de hacerle sentir realmente incómodo, la emperatriz se dirigió a él diciendo:

-Pequeño Peón.

Renuente, Cai giró.

-¿Por qué no tomas un descanso de una hora? – le sugirió ella contenta, - no creo que suceda nada malo en ese tiempo.

Sin saber qué responder, Cai miró a Bynner quien de forma casi imperceptible inclinó la cabeza. Avergonzado, Cai asintió y salió del salón ladeando la cabeza para ocultar su sonrojo. Afuera, había un guardia Angelino a cada lado de la puerta, parecían estatuas de lo inmóviles que se mantenían.

Cai comenzó a caminar queriendo alejarse lo más que pudiera del salón, aunque fuera solo por esa hora. 

Para su asombro, encontró la jaula en la que mantenían a Rik prisionero. Rik no le agradaba en lo más mínimo, pero sabía que Kháli se sentía triste y desesperada en esos momentos. Cai se imaginó a sí mismo en la situación de ver al ser que más quería encerrado en una jaula. Él había estado solo la mayor parte de su vida, pero ahora que había conocido la amistad, no estaba seguro de poder volver a experimentar la soledad sin sentirse extremadamente abatido. 

Después de pensarlo un poco, se acercó a la jaula y sintió una pequeña sorpresa al ver a Rik sentado en un columpio con un humor tan sombrío que Cai no lo hubiera creído capaz de sentir. Estaba cabizbajo, quieto sobre el pequeño trapecio, cambiando los colores de su piel a la vez que oscilaba en el columpio. Cai se mantuvo en silencio contemplando a Rik por unos minutos como si quisiera deducir los pensamientos y objetivos del Mayalle.

-¿Cuáles son tus intenciones? – preguntó Cai de repente.

Rik dio un pequeño sobresalto y luego fingió sonreír al decir: – quiero hacer caer el columpio solo con mi peso. Pero estaba pensando; se supone que los Alfiles son súper inteligentes y las Torres súper vigilantes; entonces dime, si una Torre entra a una habitación en que un Alfil está escondido, ¿la Torre es tan precavida que encontrará al Alfil o el Alfil es tan inteligente que se podrá mantener escondido de la Torre?

Cai no se dejó entretener, - ¿Por qué te ofreciste para quedarte?

-Creí que aplaudirías cuando lo hice. Es obvio ¿no? ninguno de ustedes podía quedarse, tenía que hacerlo yo... 

-¿Qué hay de Kháli?

-¡Vaya! Creo que esto se conoce como déjà vu…, - musitó Rik, - no tengo por qué discutir mi relación romántica contigo.

-¿Cuál relación romántica? Si te quedas aquí, no habrá ninguna.

-¿“Si me quedo”? Me voy a quedar, eso ya está decidido.

-¿Y qué harías si alguien más se ofreciera para quedarse?

-No sucederá.

-¿Qué harías?

-No sucederá.

-¡¿Qué harías?!

-¡No lo dejaría! ¡¿Está bien?! ¡No dejaré que nadie más se quede!.. ni siquiera tú.

-Y tal vez otros te considerarían bondadoso por ello, pero yo sé que eres un hipócrita y un cobarde.

Rik apretó los labios sin decir nada. Cai continuó:

-Deseas alejarte de Kháli, por eso no aceptarías que nadie más se quedara porque lo que quieres es evitar estar con ella.

Rik se cruzó de brazos e hizo un puchero. - Me haces sonar tan cruel.

-Es la verdad.

-No comprendes…

-Como si fuera tan difícil, - gruñó el Peón. - No te importa romper el corazón de Kháli, eso es precisamente lo que estás haciendo ahora.

Rik se dirigió a la cama y se dejó caer sobre ella. – Escucha, aunque no me quedara, lo de ella y yo no podría continuar. La quiero mucho, pero estábamos condenados a terminar… lo supe desde que me enamoré… - dijo tristemente, - envejezco demasiado lento para ella… y ella… ella es una Guerrera…

Cai no dijo nada de inmediato, había creído a Rik como un inmaduro, las palabras que estaba pronunciando parecían provenir de un sujeto completamente diferente al que conocía. No lo admiró por ello, lo percibió egoísta y así se lo hizo saber.

-Tu decisión viene del miedo que tienes de perderla, ¿no? No importa si ella llega a su ancianidad, de todas formas tú vivirás cientos de años después de que ella fallezca, ¿eso es lo que temes?



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En el texto hay: peleas, romance, guerreras

Editado: 08.06.2024

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