Los Duros Golpes de la Vida

Capitulo III Noticias Desalentadoras

Llegue a casa y como es de costumbre mi madre aun no llegaba del trabajo. Subí a dejar mis cosas en mi habitación y baje a preparar la cena. Ya se había vuelto un habito o un tipo de costumbre entre mi madre y yo de cenar juntas así ella llegara tarde, ya que era el único momento del día donde más nos veíamos y podíamos charlas un poco, ya que ella trabaja todo el día y yo estoy en la prepatoria.

Cuando llegue a la cocina vi aquella nota pegada por aquel imán en el refrigerador.

 

“May, hoy tendré turno hasta tarde en el hospital,

No me esperes para cenar”

Te amo… Mamá.

 

Como no estaba muy de ánimo por todo lo que había pasado decidí no hacer nada y conformarme con jugo de manzana y unas galletas, en realidad no tenía hambre por eso preferí no hacer nada.

Subí a mi habitación llevando aquel plato que contenía el jugo y las galletas, me acosté y puse el canal de FOX para ver los Simpson, pero ni las estupideces de Homero o las travesuras de Bart me sacaban aquel pesar que tenía.

Apague la televisión y me puse a leer un rato algo de Poe, fue una pésima idea porque después de un rato la paranoia me inundo la mente con pensamientos de todo lo que aquellos chicos pudieron haber hecho conmigo si León no hubiese llegado, y de pronto aquellos ojos cafés se reflejaron en mi mente y una estúpida sonrisa se reflejó en mi rostro al recordar como lo conocí y como me protegió de aquellos chicos.

Sin darme cuenta el sueño me fue invadiendo y aquella mirada café y rostro sereno me fueron llevando a la calma y mi cuerpo se entregó por completo al mundo de los sueños.

La alarma penetro mis oídos y por más fastidio y ganas de seguir durmiendo, tuve que levantarme para ir a clases.

Los rayos del Sol penetraban mi habitación, y mientras mis ojos se acostumbraban tome mi teléfono para ver la hora exacta. Eran las 9am, me apresure a levantarme y salir, el olor a huevos revueltos y café recién colado me indicaron que mi madre ya estaba en casa.

Baje apresurada para darle la bienvenida, cuando escuche la voz de un hombre y me pare en seco, tenía una conversación con mi madre y su voz me era conocida, no quise ser mal educada y escuchar conversaciones ajenas pero no pude evitarlo y me detuve en el umbral que da con la cocina y la sala, para así poder escuchar de lo que hablaban ambos.

  • ¿Cuándo piensas decirle Carla? Preguntaba aquella voz masculina que se me hacía familiar a mi madre.

 

  • No lose, es muy difícil para mí decirle esto pero debo hacerlo, estaba pensando en hacer una cena o algo así y decirle juntos ¿Qué dices? Dice mi madre tomando al hombre de los hombros acomodando su vestimenta.

 

  • Me parece una excelente idea Carla, me voy al hospital empiezo el turno en media hora. Nos vemos para la cena.

 

  • Está bien Diego, hoy es el día, espero que todo salga bien y Maydelin pueda entenderlo y me perdone.

 

  • Cariño todo saldrá bien, y ella no tiene nada que perdonarte, tú has hecho tu labor de madre como mejor pudiste y mira lo que has logrado sola, tu hija está sana y después de mucho está logrando salir de aquella situación que tuvieron que pasar ambas. Sé que le será difícil de asimilar, ver que tú y yo, amigos de años, ahora tengamos algo, pero sé que mi mejor amigo Jorge está feliz en el cielo, al ver como las cuidare y protegeré de ahora en adelante a ambas. Dice aquel hombre que ya reconozco de forma inmediata y las lágrimas empiezan a desplegarse por todo mi rostro.

 

  • Y no sabes lo feliz que estoy por esto. Gracias Por todo.

 

  • De nada amor, nos vemos. Avísame si algo sucede nos vemos en la cena, todo saldrá bien.

 

El sonido de la puerta al cerrarse me aviso que ya Diego mi doctor internista desde que era pequeña, se había marchado. Las lágrimas salían por si solas y con mis manos evitaba que salieran y fueron escuchados aquellos sollozos, al oír todo aquello y ver desde las sombras como se despidieron con un beso. Después de que se marchó mi madre volvió a la cocina y aún estaba vestida con el uniforme de enfermera, así que él fue quien la trajo, esa persona de la que tanta habla que la ha apoyado todos estos años resulta ser el mejor amigo de mi padre y su compañero de trabajo. Después de que le perdí la vista me tome el mayor cuidado de no hacer ningún ruido y volví a mi habitación.




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