Las horas en el portal mágico se volvían cada vez más monótonas. Karla, Alejandro, Camila, Noah y Marian permanecían en silencio, en espera de alguna noticia de Petter. Todos continuaban conmocionados por la muerte de Emilio, sobre todo Noah, quien todavía no asimilaba del todo lo ocurrido. Le parecía que su padre iba a aparecer en cualquier momento y así la pesadilla terminaría.
—¿Cuánto tiempo estaremos en este lugar? — preguntó Marian. Su voz hizo reaccionar a los demás chicos. Nadie respondió, ni siquiera Alejandro que estaba a su lado.
—Me pregunto cómo le vamos a explicar al viejo que estás aquí—comentó Karla—. Se supone que nunca debiste enterarte de todo esto.
—Todavía no comprendo que está pasando.
Camila se ofreció a explicarle todos los detalles. Los otros Elegidos permanecieron callados, como si estuvieran ajenos a la conversación, aunque de vez en cuando echaban una mirada interesada a ambas chicas. Marian se sintió atraída con la historia e hizo muchas preguntas, hasta que sus dudas se disiparon del todo. Luego miró a su hermano con admiración. Ahora comprendía por qué podía correr de un modo tan increíble.
De pronto, Corazón de la Tierra entró en el portal, lo siguieron Lucas, Diana y Jane.
—Tristemente no he podido rastrear a Petter, así que tendremos que irnos sin él—informó con seriedad.
—¿Qué tal y si le pasó algo o fue capturado por los siervos? No podemos dejarlo tirado— refutó Camila con voz firme. No le parecía justo abandonarlo sin siquiera saber si estaba en peligro.
—Si los siervos lo capturaron no podremos hacer nada por él, al menos por ahora. — Camila le dirigió una mirada de reproche al anciano—. No creo que esté en peligro, creo que huyó porque le impactó demasiado todo lo que sucedió. Es probable que regrese mañana o pasado, así que no deben preocuparse.
Los Elegidos parecieron estar conformes con lo que suponía el viejo, por lo que no dijeron nada más al respecto. Solo Camila se sentía un poco inquieta. Petter era un muchacho valiente, no creía que se hubiese asustado tanto como para irse así sin decir nada.
—¿A dónde iremos ahora? —preguntó Karla, ansiosa por salir de aquel lugar. Corazón de la Tierra la miró de arriba abajo.
—Supongo que tú debes ser la portadora del poder de la electricidad. — Karla asintió—. Tu madre se contactó conmigo antes de que Emilio... —Corazón de la Tierra no pudo terminar la frase, aun le costaba creer todo lo que había ocurrido—. Iremos a un lugar mucho más seguro y cómodo, allí estarán a salvo. —Los Elegidos lo miraron con evidente duda, no creían que existiera algún sitio en el mundo donde Rosman no pudiera encontrarlos—. Es momento de irse, hay que hacerlo antes de que amanezca.— El anciano hizo una seña para que todos se levantaran y tomaran sus pertenencias, pero nadie se movió—. ¿Qué ocurre? — preguntó al tiempo que examinaba aquellos rostros inquietos. Entonces se percató de la presencia de la intrusa—. ¿Quién es esta jovencita?
Los Elegidos continuaron callados sin saber exactamente qué responder. Solo Alejandro se atrevió a dar un paso al frente y explicar la situación.
— Es mi hermana. — Sus ojos ambarinos se enfrentaron a los de Corazón de la Tierra que no podía creer lo que escuchaba. ¿Quién se había atrevido a traer a una persona común al portal? —. Sé que está prohibido que la gente normal sepa del portal, pero no tuve otra opción.
—¿Cómo pudiste traerla aquí? ¿Olvidas el juramento que hiciste?
Corazón de la Tierra estaba visiblemente enojado, se podía notar en su tono de voz elevado y en su ceño fruncido. Alejandro, por su parte, bajó la cabeza, avergonzado, sabía que nunca debió permitir que su hermana fuera al escondite, pero tampoco era capaz de abandonarla a su suerte.
—Emilio fue quien decidió llevarla al escondite—interrumpió Camila con voz firme. Corazón de la Tierra la miró incrédulo, no podía creer que Emilio hubiese cometido tal imprudencia—. Emilio salvó a Marian de ser abusada por su padrastro y también protegió a Alejandro de ese hombre. Si no fuera por él ambos estarían heridos o quién sabe si muertos. — Marian estaba con la cabeza baja por la vergüenza. Alejandro la abrazó e intentó consolarla porque sabía que aquel recuerdo todavía le causaba repulsión. Camila continuó hablando—. Emilio sabía perfectamente que era incorrecto llevarla allí, pero lo hizo para protegerla. Él pensaba buscarle un sitio mejor solo que después nos atacaron.
Corazón de la Tierra quedó en silencio ante la confesión de Camila y comenzó a caminar de un lado a otro. Necesitaba encontrar una solución cuanto antes. ¿Qué podría hacer con aquella chica? Era una situación muy delicada. Si Marian llegaba a contar lo que sabía pondría el riesgo la existencia del mundo mágico.
—¿Qué haré con ella ahora? —se preguntó en voz alta—. No podemos llevarla a dónde vamos.
—Mi hermana no tiene donde ir— le confesó Alejandro en voz baja para que no lo escucharan los demás—. Mi madre es una mujer abusiva, si Marian vuelve con ella podría estar en peligro nuevamente.
—¿Y qué hay de vuestro padre? —preguntó el viejo, quería encontrar alguna solución que arreglara aquel conflicto. Ambos chicos negaron con la cabeza y sus rostros se tornaron sombríos—. ¿En qué estaría pensando Emilio cuando se le ocurrió meterme en este aprieto? ¿Cómo se supone que voy a justificar esto en el Consejo?
—Quizás lo mejor sea decir la verdad— interrumpió Camila con firmeza—. Emilio tomó esa decisión y ahora ya no está con nosotros. Él quiso, por alguna extraña razón, protegerla a ella sin importarle las normas de la magia. El dio su vida por mantenernos a salvo a todos, incluyendo a Marian. —Camila miró a Noah y notó que estaba conmovido por sus palabras. Sus ojos azules parecían dos cuencas de vidrio, apenas podía aguantar el llanto—. Emilio fue fiel a sus principios como Elegido hasta el final, pero aun así dejó las normas de lado para proteger a una chica inocente. ¿No cree que nosotros deberíamos hacer lo mismo y seguir su ejemplo? ¿De qué sirve cumplir reglas si vamos en contra de nuestro principio principal que es servir a la gente y a la magia?