Los Elegidos: El brazalete de (1)

El brazalete de amatistas

Brayan despertó. El autobús donde viajaba acababa de frenar de golpe y comenzaba a dar la vuelta para estacionarse en el Terminal Central de Galea. Llevaba casi cinco días de viaje desde Kalho, un pequeño pueblo perteneciente a la ciudad de Portelas. Era una comunidad rural con poca población donde las personas vivían de la producción de madera debido a que estaba rodeada de bosques y de vegetación abundante. Brayan se había criado allí. Sus padres tenían una pequeña granja y él aprendió a ordeñar las vacas, dar de comer a los caballos, entre otras labores campestres.  Su infancia había sido feliz, sobre todo porque tenía una familia que lo quería y se preocupaba por su bienestar, una familia de la que solo quedaba el recuerdo.

Brayan caminó por las estrechas calles de la ciudad de Galea y comenzó a extrañar su hogar. Aquel lugar era concurrido, la gente casi chocaba una con otra al caminar. Además, había muchos vendedores ambulantes que pretendían obligarlo a comprar sus productos. Autos y motocicletas iban a toda velocidad, sin siquiera detenerse a ceder el paso de los transeúntes. Sin contar el calor insoportable que lo tenía sudando y con la garganta seca. Pensó en detenerse en algunos de los restaurantes que se iba encontrando a su paso, pero estaba ansioso por llegar a su destino y descubrir aquella verdad que su padre luchó por mantener oculta toda su vida.

Sacó de su bolsillo la dirección a la que tenía que llegar y tragó en seco. Desde aquella noche los recuerdos eran su peor pesadilla, algunos lo atormentaban incluso estando dormido. El rostro de sus padres, ambos sonrientes, le vino a la mente y sintió una punzada en su corazón. Ellos estaban felices, cenaban los tres juntos en el comedor de su pequeña casa cuando fueron atacados por un grupo de hombres que utilizaban armas mágicas y espadas filosas. Su padre se quedó para combatirlos, no sin antes decirle sus últimas palabras, las que quedarían marcadas en su mente para siempre.

—Hijo, eres especial, como lo fui yo alguna vez, sí algo me pasa, márchate con tu madre y pónganse a salvo lejos de aquí. Vayan a Galea, la dirección está entre las tablas del sótano. — El hombre miró a su hijo con los ojos a punto de estallar en llanto—. Allí estarán a salvo y tú podrás cumplir con tu deber—. Después de decir esto miró a su esposa, quien negaba con la cabeza entre sollozos, y los abrazó a ambos.

Brayan tenía solo diez años. Lo último que recordaba de su padre es que fue interceptado por un grupo de hombres, quienes comenzaron a golpearlo sin piedad. Su madre y él se escondieron en el sótano, donde pudo recuperar un cuaderno y la dirección misteriosa. Cuando los hombres se marcharon, quemaron el lugar para no dejar rastros de los hechos. Ellos pudieron salir casi de milagro y se refugiaron en otro pueblo vecino, donde vivían sus tíos maternos. Su madre le arrebató el cuaderno y lo quemó en el fuego, no sin antes advertirle que lo que allí decía era mejor que quedara enterrado para siempre en el olvido, pero no contaba con que una de las hojas seguía en el bolsillo del pantalón de Brayan, justo la que ahora lo había traído hasta allí.

El joven tocó la puerta de la casa con el número que figuraba en el papel y esperó a que alguien abriera. Unos cinco minutos después, un anciano apareció frente a él, como si lo hubiese estado esperando.

Hola, ¿puedo ayudarte en algo, muchacho? preguntó Corazón de la Tierra con el ceño fruncido.

Hola tartamudeó Brayan, un poco nervioso. No esperaba que lo recibiera un anciano vestido con una túnica anticuada y con una barba parecida a la que llevaban los magos de las historias fantásticas—. Me llamo Brayan. Mi padre me dio esta dirección antes de morir y me dijo que viniera aquí explicó.

Corazón de la Tierra lo detalló rápidamente. Brayan estaba vestido con una camisa de cuadros y unas botas de goma, por lo que sospechó que no pertenecía a la ciudad. Era ancho de hombros y tenía los músculos tonificados, como si pudiera levantar mucho peso con sus brazos. Las manos denotaban cierta brusquedad, sobre todo por las callosidades que se formaban en su palma. El color de su piel era morena, parecida a la de una bellota. El anciano notó que su mirada estaba agotada, seguramente llevaba horas sin dormir.

Entra lo invitó luego de reflexionar algunos segundos—. ¿Cómo se llamaba tu padre?

Brayan vaciló. No sabía si podía confiar en aquel anciano desconocido, pero finalmente terminó pasando y sentándose en uno de los sofás de la casa de Emilio.

Mi padre se llamaba Gabriel Andersen Corazón de la Tierra se turbó tras aquella respuesta. A su memoria vinieron una serie de recuerdos que hubiese preferido olvidar. Rosman liderando junto a su esposa Anemith una masacre contra los Elegidos de aquella generación y asesinándolos sin piedad. La mayoría se había ocultado como lo hizo Gabriel, para intentar protegerse y proteger a su familia de una muerte segura. Desde ese momento, nunca más tuvieron noticias de Gabriel—. Mi padre está muerto. Fue asesinado por unos hombres desconocidos explicó Brayan con una mirada devastada.

Corazón de la Tierra sintió un poco de aflicción. Gabriel había sido un Elegido capaz y obediente que nunca traicionó a sus compañeros, alguien digno de admirar. 

Lo siento mucho.

Necesito saber por qué mi padre me envió aquí. ¿Acaso tiene algo que ver con su muerte? ¿O con las cosas extrañas que estoy sintiendo?

Brayan recordó cuando comenzó a percibir que no era una persona normal. La primera vez fue a los catorce años. Estaba enojado con su madre y para calmarse apretó entre sus dedos una piedra, esta se hizo polvo al instante. Nunca lo comentó con nadie, pero siguió haciéndolo cada vez que se sentía estresado. Meses después, fue capaz de levantar un caballo en sus hombros casi sin esfuerzo. Algo que demostraba que tenía una fuerza fuera de lo común. La prueba definitiva la obtuvo cuando en una pelea fue capaz de romperle varios huesos a un chico tan solo de un puñetazo. En ese momento supo que tenía una habilidad sobrenatural que podía ser muy peligrosa.



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En el texto hay: reinos, romance, poderes magia

Editado: 10.03.2024

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