Los elegidos: La ciudad de Vampiros

7

El ardor en su muñeca continuaba debajo de su manga, tan caliente y torturante.

>> ¿Que esta pasando? <<

Sin saber que mas hacer, el chico salió del aula y corrió a los baños, se encerró en uno de los cubículos, se retiró los lentes y remango la camisa, sus ojos se exaltaron, estos parecían apuntó de salirse de sus orbes, aquello que estaba presenciando no podía estar pasando.

—Solo es un sueño — trató de mentirse así mismo, pero el mejor que nadie sabia que aquello no lo era.

El ardor volvió y aquel símbolo por igual, un halcón encerrado por un circulo brillante y palpitante, era intenso y sentía que moriría en aquel instante.

Tomó el celular de su bolsillo trasero y marco al último número con el que había tenido contacto. Sus manos temblaban y su cabeza era un mar de tormentas, el frío celular estaba ubicado en su oreja derecha, quería gritar, mas sin embargo aquello no terminaría bien, el solo quería un nuevo comienzo, ser invisible ante todos, simplemente olvidar.

—¿Que sucede Albhadur?— el llamado al fin fue atendido, él mencionado soltó un suspiro aliviado y con los labios temblorosos trato de hablar.

— Brark — el tono en que pronunció su nombre basto para saber que algo andaba mal.

— Albhadur! ¿Estas bien? — se levantó del cómodo sillón en el que se encontraba sentado y tomó las llaves del auto, dispuesto a salir en busca del pequeño.

— Estoy en los baños del instituto de los salones 30, Ven por mi — Albhadur dejo de temblar y en cuestión de segundos cayó inconsciente, el celular se deslizo entre sus dedos y terminó en el suelo abriéndose por la parte de atrás dejando fuera a la batería del mismo.

Brark salió preocupado del departamento,  corrió al estacionamiento y manejó hacia la escuela a velocidad alta como si su vida dependiera de ello. Llevaban una semana y media en aquel lugar y lo mas temido por él no podía suceder.

Llego en cuestión de minutos y bajo del auto corriendo, el sabía a la perfección a donde ir. Entró a los baños de los salones 30 y solo bastó con sentir el olor del chico para saber con exactitud en que cubículo se encontraba, empujó con la palma de su mano la puerta rompiendo al instante el seguro de esta, abriéndose al instante.

— Albhadur — lo movía y sacudía en busca de que este reaccionará pero todo era inútil, tomó al chico y le cargo entre sus brazos, se detuvo en la puerta y escucho todo con atención,  espero el momento indicado y salió a toda velocidad de los baños, evadía a los alumnos y uno que otro resultaron golpeados por una sombra y viento fugaz, quedando confundidos.

En cuestión de segundos se encontraba fuera del auto, abrió la puerta trasera del auto y recostó en los asientos al chico, cerro la puerta y tomó asiento en el lado del piloto, puso en marcha el motor y se dirigió hacia su departamento.

Al llegar, bajo a Albhadur y lo llevo a su habitación, lo acostó en la cama e intento despertarle pero no lo conseguía, resignado salió de la habitación y tomó el celular para realizar una llamada.

Mientras tanto en el instituto, Asher y Atenea habían sido llevadas a la enfermería, donde reposaban en las camillas inconscientes al igual que Amon y Astaroth,  todo aquello parecía una locura. Aquellas escenas tan peculiares se hicieron una plática viral en cuestión de segundos en todo el instituto, todo era un mar de dudas, sin embargo fue anunciado que las chicas habían tendió dolor estomacal y los chicos insolación, lo cual sonaba ridículo pero eso basto para que dejarán de difundir lo sucedido.  Se notificó de ello a los padres, así que solo era cuestión de tiempo para que estos llegaran y se fueran con sus hijos "Enfermos".

Astaroth despertó antes que los demás, se encontraba sobre la camilla con un leve dolor de cabeza, se levanto de esta tambaleando, sacudió su cabeza y trato de orientarse hasta que lo consiguió, tomo sus cosas y camino fuera de la enfermería, sin importar lo mal que se sentía o que aun tenia mareos se dirigió hacia los baños 30 ya que eran los únicos de su agrado o mas bien decentes, al entrar se dirigió a los lavabos y se lavo la cara con tranquilidad, su cabeza era todo un lío en esos momentos.

— Esto es una mierda — bufó y se miro al espejo con detenimiento.

Había algo extraño en sus pupilas mas en cambio le dejo de tomar importancia y dió la vuelta, justo cuando se disponía a salir algo llamo su atención, volvió la mirada hacia uno de los cubículos y observo un celular tirado en el suelo, desarmado y de una marca un tanto cara.

— Cristal tiene razón — se dirigió hacia el cubículo y se inclinó para tomar el celular — los ricos tiran todo lo que aun sirve — chasqueo la  lengua y armó el celular.

Astaroth era demasiado torpe como para profundizar en las cosas, como el tan solo pensar que alguien se le pudo haber caído, el que puedo ser robado o que un tierno chico se desmayo en aquel cubículo y dejo caer el celular abandonándolo ahí, sin embargo Astaroth era curioso, demasiado curioso a decir verdad, se puso de pie y sin dudarlo prendió el celular, las letras AT&T aparecieron en la pantalla, sus pulgares pegaban con suavidad en los lados del celular.

— ¿Astaroth? — dio un leve brinco y volteó con rapidez, colocando su mano con el celular detrás de su espalda, escondiendo lo que había hallado — Tu madre esta aquí, te esta buscando — informo el profesor de Química.




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