Los elegidos: La ciudad de Vampiros

8

Una pequeña pizca de curiosidad se implantó en él, tenía que averiguar que clase de persona era dueño del celular como para que le llamaran "asesino", "monstruo".

—Ya leí el mensaje, no creo que haga diferencia si veo todo lo demás —se excusó y tomó asiento en la esquina del colchón, abrió la galería y lo primero que vio fue la imagen de un tierno perro café lo cual hizo que se le escapara una pequeña sonrisa ladina, entro a la carpeta de cámara y continuo viendo las fotos, todas pareciese ser de unos pequeños perros, lo cual lo estaba aburriendo.

—¿Como alguien puede tener tantas fotos de perros?— continúo pasando las fotos hasta que la imagen de un bello chico de lentes apareció en la pantalla, sus ojos eran relucientes y sonreía de una forma tierna, continúo pasando las fotos con la boca un poco abierta, que pareciese que una mosca muy pronto haría presencia dentro de ella, todas las fotos en las que el joven aparecía eran hermosas, parecieran ser tomadas a un modelo, a veces tierno e inocente, en otras sexy y rebelde — ¿esa es la cara de un monstruo?— río con ganas y continuo pasando las fotos, habían un centenar de ellas, por lo tanto era probable que pasaría todo el resto del día acosando las fotos de un desconocido.

 

 

— ¿Hiciste lo que te pedí?— cuestionó con molestia la mujer, parecía estar muy enfadada y eso ponía nerviosa a la castaña.

— yo-...No— se levantó de la cama y se sentó en la orilla con la cabeza gacha,  sus ojos cafés no paraban de dar leves miradas a la mujer delante suyo.

— ¿Que fue lo que sucedió? —

— Realmente no lo se... Fuimos al jardín del instituto y los rayos del sol... Jamas había sentido algo así — suspiró — sentí que mis ojos se quemaban.... Decidimos ir a la cafetería por algo de comida pero ella se negó, dijo que no tenia hambre, así que fuí por mi charola, y de pronto escuché un susurro, parecía ser la voz de una niña... tomé lo que comería y cuando iba de regreso escuche a Atenea hablar con alguien, la mire desde mi posición, tenia la mirada perdida y no se movía, parecía asustada, y cuando decidí caminar hacia ella algo parecía estarme quemando la muñeca — tocó con su otra mano su muñeca, su mirada estaba perdida en la nada y prosiguió — la charola cayó al suelo y yo igual, antes de perder la consciencia yo- — se detuvo de golpe.

— tu ¿que?

Asher se detuvo a pensar en lo que estaría a punto de decir, ya nada era como antes y todo lo que ella hiciera o dijera podrían causar daños.

— Vi colapsar a Atenea — soltó con misterio.

— Espero que mañana seas mas eficiente y consigas lo más pronto posible lo que te pedí, Asher... Al menos de que quieras volver a Alemania — sonrió de forma cruel y ladeó la cabeza.

Asher trago duro, empezó a morder su labio con insistencia, sus ojos picaban

— Prometo ser mas eficiente, madre.

La mujer salió del cuarto de la joven, cerrando la misma de un portazo.

— Alemania — susurró.

Nadie elige su vida, Asher desde pequeña añoraba una vida como los demás niños, ser libre y tener alguien a quien amar y quien la ame. Cada que le era posible la pequeña huía de la cabaña en el bosque de Alemania e iba a los limites del bosque solo para ver a los niños jugar con sus padres, los observaba desde las sombras, hubo ocasiones en las que Asher era vista por algunos niños, los cuales se acercaban a ella con cautela y le hablan, incluso se podría decir que hizo un amigo, todas las veces en las que Jade, su madre, le dejaba sola, ella solía escaparse e ir a los limites del bosque solo para ver aquel niño cálido.

— ¿Por que te sigues manteniendo en las sombras? — cuestionó curioso el niño, el cual aun no entendía por que su amiga del bosque no permitía que se le acercara, mas aún que le viera la cara, era una amistad entre la luz y la oscuridad del bosque.

— No tengo permitido tocar a los cálidos, ni siquiera debería estar aquí — habló con nostalgia.

— ¿Cálidos? —

— Si... Mi madre dice que los cálidos son personas malas —

— ¿De que hablas? — empezó a caminar en dirección a Asher, intentaba verle la cara, intentaba conocer a su amiga.

— ¡No te acerques!— Gritó, asustando al niño — si te acercas te haré daño... Y yo no quiero hacerlo, madre me dijo que si le hago daño a un cálido, puedo... Morir — retrocedió un paso con miedo.

— Pero yo soy tu amigo — acortó la distancia, haciendo caso omiso a lo que su amiga le pedía. Quedaron a una distancia demasiado corta, al fin pudo ver el bello rostro de su amiga — eres como un ángel del bosque — comento aun hipnotizado en su mirada.

— no lo soy... Debería irme ahora,madre volverá y si no estoy en casa, ella se enojara mucho — dio la vuelta y desapareció de la vista del pequeño.

Asher amaba hablar con el cálido aun que fuera solo por unos instantes y tomara toda su fuerza de voluntad para no hacerle daño, el era aquello que la hacia humana. Jade en cambio hacia todo lo posible por volver la vida de la pequeña en todo un infierno, había veces en las que la dejaba sin comer por semanas, ni una sola migaja, la pequeña resistía y soportaba los azotes y torturas que la mayor le daba, sin embargo, a pesar de todo la pequeña amaba a su madre y no se alejaría de ella por mas tortura que esta le hiciera.




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