Los elegidos: La ciudad de Vampiros

11

En alguna parte de E.U. Vermont, condado de Benington. 2015

El viento soplaba con fuerza y la nieve caía con pesadez en el suelo, era un día tan frío y nevado que las autoridades decidieron suspender las clases en el instituto, todos se encontraban en sus camas bajo las cómodas sábanas o en frente de la chimenea disfrutando su calidez, sin embargo como era de esperarse todos los años, la joven salió de casa junto con Verriam a recostarse sobre la fría nieve y observar cómo está caía con tranquilidad.

Atenea pensaba que ver cómo caía la lluvia era una forma de tranquilizarse, sin embargo creía que la nieve era aún más interesante, está podía llegar a ser pesada, tanto que podría sofocar a alguien, pero también podía ser ligera, tanto que caía con la fineza y tranquilidad de una pluma, podía ser blanca y después derretirse y convertirse en agua.

Si esos amuletos no aparecen estamos perdidos, necesito más eficiencia en esto— ordenó molesta la joven.

Se encontraba confundida y no lograba entender que era ese lugar, en dónde se encontraba.

— Dusculpe— habló con miedo, intento tocar a la joven que pasaba aún lado de ella, pero como si sus manos fueran nada está la atravesó dejando a Atenea perpleja, sus manos temblaban, intento nuevamente tocar a otra persona pero nada, ella era como un fantasma — Escucheme, ¡estoy aquí!— gritaba con insistencia a cada persona que veía— por favor veame, necesito su ayuda, veame— intentaba tocarlos pero no podía, las lágrimas comenzaron a caer, era como un mal sueño, una pesadilla, ella no existía, no era real — por favor— dijo casi en un susurro. Se quedó parada justo en el medio de la habitación viendo como las personas simplemente la atravesaban, ver cómo la ignoraban, ver cómo no existía para nadie.

—¿Como es que esto ha sucedido?— cuestionó con rudeza una joven de cabello rubio y ojos verdes intenso, eran tan verdes que su mirada penetraba.

— No lo se, Limed, creo que hay algún infiltrado— esa voz hizo que Atenea alzará la mirada, volvió la misma hacia una puerta de madera y camino hacia ella, entro con lentitud y observó a unas personas reunidas en una mesa, sentadas viéndose con seriedad unas a las otras, eran diez, cinco jóvenes y cinco adultos, eran como padre e hijos, pero con miradas nada agradables.

— ¿Mamá?— camino con lentitud hacia ellos y después apresuró el paso, se colocó aún lado de la mujer y poso las manos sobre la mesa, era extraño, ella podía sentir lo inerte pero no lo vivo, puso su rostro en frente de ella y le gritó con fuerza — ¡Mamá estoy aquí, mírame!— pero como era de esperarse está no la veía, ni escuchaba.

— ¿Un infiltrado?— cuestionó la rubia — ¿y cómo ha sucedido eso?, Tenemos guardias y los vigías, alguno debió haber visto algo —

— hemos revisado todo y lo único que encontré fue esto — comentó una joven pelirroja, se puso de pie y colocó su mano en la mesa, la elevó con lentitud y una imagen como un olograma salió de ella, todos miraron aquello con detenimiento incluyendo a Atenea— justo ahí— señaló a lo que parecía ser la sombra de un humano corriendo, demasiado veloz e indistinguible — los vigías del ala oeste captaron esto segundos antes de que llegáramos ala camara de Yohungs.

— Tenemos toda la ciudad vigilada, esos amuletos no saldrán de este lugar— dijo un hombre muy bien parecido  con mirada seria con su vestimenta negra que lo hacía ver intimidante.

— De seguro ya está muy lejos de aquí, pudo haber salido de la barrera es inútil seguir buscando aquí dentro, deberíamos empezar una búsqueda fuera de la zona— sugirió un joven de cabello rizado.

— No ha salido de la ciudad— dijo una chica castaña mientras mantenía una sonrisa ladina.

— ¿A que te refieres con eso? Lika— cuestionó curioso un joven de cabellos alborotados.

— cuando Limed empezó a correr como loca de regreso, yo puse un hechizo en la barrera, nadie puede entrar o salir de la ciudad, ni nosotros— dijo con seriedad.

— ¡¡¡¿Que hiciste que?!!!— Gritó el rizado con molestia.

— ¿Algo te molesta Luhan?— cuestionó Lika insinuante.

— Solo digo que de seguro ya está lejos de aquí y tú has encerrado a toda la ciudad— habló con tranquilidad.

— hiciste bien Lika—

— No es nada, limed—

— visto a que Lika ha dejado atrapado al ladrón en la ciudad intensificaremos la búsqueda, nosotros iremos a la sala de Yohungs y veremos si podemos encontrar la ubicación de esa alimaña, lo quiero vivo a toda costa, ¿entendieron?— el resto asintió, y los mayores se retiraron del lugar, a dar las órdenes.

— Limed, no sabemos si el ladrón conoce el funcionamiento de los amuletos, deberíamos buscar con los demás, así lo encontraremos más rápido, si tiene por más tiempo los amuletos puede significar un riesgo,teniendo los cinco amuletos juntos un individuo puede destruir todo lo que conocemos — habló la pelirroja.

— lo se Lized, pero existe la posibilidad de que no lo sepa, puede causarse daño así mismo, así que correremos el riesgo, si esos amuletos desaparecen, nosotros también— dijo con seriedad.

— Hay algo aún más raro Limed— dijo tratando de bajar la voz.

— Ya lo se — la miró con seriedad — Sentí la presencia de el intruso cuando estábamos en la barrera pero justo ahora es como si se desvanecerá, podría ser que realmente huyó de la ciudad.




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