Los elegidos: La ciudad de Vampiros

12

—¿Qué haces aquí Amon?— cuestionó con la mirada fija en el contrario.

Amon bajo la manos y sonrió, caminó hacia la chica con lentitud y se detuvo al ver que está había retrocedido un paso y aún le miraba con desconfianza.

— Lo mismo debería preguntar, ¿puedo?— señaló con la mirada a un lado de ella para que está le diera su consentimiento de poder tocar al perro. Atenea asintió con la cabeza y Amon empezó a acariciar al can, al cual parecía agradarle.

— El es Verriam — dijo ya más tranquila

— Lindo nombre y ¿Qué hace una señorita indefensa y su perro en el bosque maldito?— cuestionó sin dejar de acariciar al can.

— ¿Bosque maldito?— cuestionó ingenua la joven.

— ¿No sabes?

— No, ¿que es eso del bosque maldito?— tomó asiento en la fría nieve y empezó a acariciar a Verriam.

— En el año de 1950 este bosque asesino a más de 95 personas o por lo menos de las que se sabe, aquellos que entraban al bosque maldito ya no volvían, los pueblerinos le temen a entrar a este bosque, aún que algunos dicen que si entras en él puedes ver a los espíritus deambular por todas partes, que incluso en lo profundo del bosque puedes llegar a ver una cabaña con luces encendidas donde se dice que viven dos brujas que si te ven te comerán vivo, hay muchas historias sobre este bosque pero el más real es el de las brujas — dijo seguro.

— Así que a este bosque le dicen el bosque maldito y hay dos brujas que viven en una cabaña en lo profundo del bosque — repitió y el contrario confirmo con un "mjm".

— No deberías estar aquí con tu perro, puede que las brujas te coman o se aparezca un fantasma — trató de intimidar a la joven — por cierto ¿donde vives?

— En lo profundo del bosque, en una cabaña con luces encendidas, esperando a jóvenes curiosos para hervirlos en una caldera y devorarlos vivos— dijo con un tono de voz malévolo al mismo en que hacía friccinar sus manos simulando ver algo apetitoso.

Amon le miró con miedo y se puso de pie, retrocedió un paso y dijo temeroso — Yo debo irme— sonrió falsamente.

— Es una broma, idiota— rio con ganas por la actitud tan cobarde del chico.

Atenea se recostó en la nieve volviendo a mirar al cielo.

Amon se sintió como un tonto y un cobarde ante la broma de la chica pero aún así regreso y se recostó a su lado.

— Pero en serio, yo vivo aquí— Amon abrió los ojos en grande y le miró.— pero no soy una bruja que come gente, eso es asqueroso — se apresuró en decir— he vivido aquí casi toda mi vida y no he visto fantasmas o brujas o que alguien haya muerto, solo son historias sin sentido— dijo con un pequeño tono de molestia.

— Entonces, la historia de las brujas...

— Si

—¿No?

—Si

— Nooo.

— Amon!

— NOO!!...ya perdón— río al ver la cara de fastidio de la joven— entonces en verdad vives aquí.

— Así es, vivo en una cabaña con mi madre y Verriam, he vivido ahí toda mi vida así que — se alzó de hombros y suspiró— ¿y tu que haces aquí?— le miró.

— Creo que mi madre vino a ver a tu madre — sonrío.

—¿Qué? ¿A qué te refieres?

— Si te digo prometes no decírselo a nadie, pero en verdad a nadie — dijo con misterio.

— Si tú prometes no decirle a nadie que vivo aquí.

— Trato— alzó el meñique en espera de Atenea

— Trato— unieron sus meñiques y sellaron el trato uniendo sus pulgares.

— Desde hace semanas he estado teniendo sueños extraños y  cuando despierto mi cabeza duele y mis ojos arden, y he estado teniendo... alucinaciones.

— ¿Alucinaciones? ¿Qué tipo de alucinaciones?

— La segunda semana que llegue al instituto, algo apareció en mi muñeca, ardía horrible y juraría haber visto algo brillar en un círculo justo aquí— señaló su muñeca derecha y Atenea se sorprendió— me desmaye y me llevaron a la enfermería, ellas dijeron que habíamos tenido insolación y por eso nos desmayamos pero otra enfermera dijo que fue un fuerte calambre, y no fue así...

— Espera— interrumpió con la mirada perdida — dijiste "nos desmayos" , ¿A quienes te refieres?

— Astaroth y yo estábamos en las canchas jugando básquetbol cuando paso, ambos nos desmayamos y dijeron que fue por ello, pero en verdad yo no lo creo, pero después de eso empecé a tener otro tipo de alucinaciones, estaba en el pasillo del instituto cuando ví a un niña, parecía perdida así que me acerque para ayudarla, pero cuando me acerque y tomé su mano mi muñeca empezó a arder, habían imágenes muy aterradoras, eran horribles, no podía soltarla hasta que una luz blanca me cegó y fue cuando logre soltarla, pero la niña ya no estaba...ella desapareció. Y hoy en la mañana tuve otro tipo de alucinación.

— ¿Qué era?

— Bueno, ya has de creer que estoy loco y no te vayas a asustar, pero, cuando desperté juraría a verte visto en mi cuarto, estabas parada viéndome y decías algo como...— Amon trato de recordar la palabra hasta que lo logro




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