Los elegidos: La ciudad de Vampiros

17

—Debería llevarte a la enfermería, no te ves nada bien— Dijo para si mismo.

Se puso de pie aún con el chico en brazos y se dispuso a salir de ahí. Pero en celular de Albhadur se resbaló de sus manos y cayó al suelo. Justo cuando se agachó para recogerlo algo se asomó de la camisa del chico llamando su atención.

Tomó el celular y lo guardó en su bolsillo delantero y volvió a recostar al chico en el suelo. Dirigió su mano hacia lo que se asomaba de la camisa y lo sacó con delicadeza soltando lo al momento en qué lo visualizó mejor.

— No... — Fue todo lo que dijo para después perderse en el objeto olvidándose por completo del estado en el que se encontraba el chico

— Atenea hazme caso— insistía el joven pasando su mano sobre el rostro de Atenea la cual lo seguía ignorando.

Arta de que no la dejara en paz decidió hablar, susurrando de manera discreta — Ya lárgate a tu lugar o ambos terminaremos en problemas

— ¿Que tanto estarán platicando Astaroth y el chico raro? No logro escuchar absolutamente nada de ellos— susurró intentando ser lo más discreto posible para que el profesor no se diera cuenta de que no estaba en su lugar — Ya llevan más de media hora fuera y si Loou se entera están perdidos — bufó y se rascó la muñeca siendo imitado por Atenea.

— Amon— Susurró la joven.

— ¿Si?

— En verdad ya vete de aquí, tus voz está empezando a darme dolor de cabeza.

— Eres realmente aburrida Atenea— Dijo avanzando de cuclillas hacia la puerta y susurrando una última vez — Pues yo iré averiguarlo.

Atenea rodó los ojos con molestia, seguía sin entender por qué Amon era tan chismoso, era como si le pagarán por cada plática en la que se metía.

Alzó la mano llamando la atención del profesor quien la volteo a ver en cuanto notó su mano en alto.

— Profesor....

Amon se detuvo de golpe a solo unos centímetros de distancia de la salida del aula, ganándose las miradas de algunos de sus compañeros quienes le miraban con diversión y poca discreción.

— Si, señorita Han

— ¿Puedo ir al sanitario?

— Señorita Han, solo tome el pase de salida y vaya al Sanitario.

Atenea asintió y sonrió con diversión dado a qué solo quería molestar a Amon.

El profesor volvió su mirada hacia el pizarrón y Atenea se apresuró en levantarse y tomar de la mano Amon para salir juntos de ahí sin que el docente se percatara de ello.

Y nuevamente ambos fueron el centro de atención, pero en esta ocasión fue gracias a la chica.

— Eres mala — Dijo burlón.

— Cállate. ¿A dónde piensas buscar al idiota?

— Astaroth tiene tres lugares favoritos para pasar el rato y visto a como se llevó al raro del salón, algo me dice que están en los baños.

— Si es así ¿Por qué no lo hemos escuchado?

— Eso es a lo que me refería cuando te estaba hablando allá dentro, pero tú solo me estabas ignorando — hizo un puchero y siguió caminando.

La chica bufó e ignoro nuevamente lo dicho por Amon.

Caminaron hasta llegar a los baños 30 y se detuvieron a tratar de escuchar sea lo que estuviera detrás de esa puerta.

— Deberías entrar, escuchar lo que hacen en los baños no es algo agradable y digno para una dama — dijo sarcastica.

— ¿Y por qué yo?

— Por que es el baño de hombres, si las cámaras me captan entrando, ten por seguro que estaremos en problemas.

Se recargó en la pared y miró expectante al chico quien aún seguía parado frente a la puerta.

Tomó la perilla e intento girarla pero está se estuvo a medio camino impidiendo el que se abriera.

— Tiene seguro— Dijo con una sonrisa cuadrada.

— Rompela — Sugirió de forma malvada.

— Acabas de decirme que no querías meterte en problemas.

— Si, pero siento la presencia de esos dos detrás de la puerta y hay una sensación nada agradable, así que Rompela.

Amon la miró con descontento e intriga ya que seguía sin entender eso de "Sentir la presencia". Pero a decir verdad algo detrás de aquella puerta le decía que entrara cueste lo que cueste.

— Espera... ¿Por qué quieres que la rompa, no podemos solo tocar?

— Hasta que piensas Amon — dijo divertida riendo por la expresión que tenía Amon en ese instante.

—¿Fue por qué te dije aburrida verdad?

La chica se encogió de hombros y le regaló una expresión inocente al contrario.

El chico bufó y llamó a la puerta con la esperanza de que Astaroth atendiera a su llamado.

— Nada — dijo resignado al cabo de diez minutos de estar llamando a la puerta

— Sigo sin escuchar nada ahí dentro, pero se que están ahí. Algo no anda bien Amon.

Ambos se miraron preguntándose internamente si entrar por la fuerza era la manera correcta, aún más si era realmente necesario.




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