Los elegidos: La ciudad de Vampiros

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Ciudad de Vampiros lado norte 1996

— ¡Tenemos que irnos ahora!— Gritó desesperado el hombre, tirando de sus cabellos con desesperación.

— ¿De que hablas?— preguntó confundido ante la actitud de su hermano — en unos minutos es la presentación, es un día glorioso, debes de tranquilizarte — tomó asiento en el sofá de la esquina al mismo en que tomaba entre sus dedos una copa de vidrio que se encontraba sobre una pequeña mesa de madera, bebió un poco del líquido rojo carmesí de la copa y lo digustó para después retirar los restos de gotas en las comisuras de sus labios.

— ¡Escúchame, tenemos que irnos ahora! — Reiteró con más intensidad en sus palabras.

El hombre sentado en el sofá, se decidió hablar de manera calmada y suave para trasmitirle esa tranquilidad a su hermano — Continuas diciendo que hay que marcharnos pero aún no me das la razón del por qué debería.

El hombre delante suyo rascó su cabeza con desesperación y dio la vuelta recargando su mano sobre la pared de madera y manteniendo su mirada en el suelo pensativo.

— Él está vivo y viene por todos nosotros — soltó con temor y remordimiento.

Su hermano se reincorporó y se acercó a él con lentitud y habló con serenidad — Yomax, ya es momento de que lo superes, ninguno de ellos está, debes de dejar lo pasado en el pasado.

— No lo entiendes— Se detuvo por un breve momento y mordió su labio inferior con fuerza — ¡Yo le ayude a seguir con vida! — exclamó con dolor y culpa.

Sus palabras parecían ser dichas por algún desconocido. Su hermano no lograba creer o procesar del todo lo que su hermano menor decía.

—¿De que estás hablando Yomax?— exigió saber

El menor le miró con angustia y se decidió hablar por primera vez en un muy largo tiempo con la verdad.

— En el día oscuro, yo le ayude y ahora está fuera de los límites de la ciudad junto a su ejército de Volkars, esperando a que los nuevos elegidos sean anunciados para atacar la ciudad y obtener el poder de esos neonatos.

Los ojos de su hermano mayor se habían exaltado al escuchar aquella palabra que a todo vamp hacia temer.

— ¿Volkars?

— Yo...

Antes de poder continuar la mano de su hermano se encontraba rodeando su cuello, sentía como la fuerza de sus manos hacían crujir su cuello al punto de empezar a causarle dolor, sin embargo se detuvo. No era momento para tener un enfrentamiento con su hermano, ni mucho menos lastimarlo, al final ellos siempre serían hermanos.

— Has ocasionado el fin de nuestra especie — dió la vuelta y tomó una capucha negra, caminó hacia la puerta dispuesto a marcharse de aquella casa.

— Franco... — su voz se había quebrado.

— Tengo que arreglar lo que has hecho...otra vez.

— No puedes hacerlo ¿Que piensas que lograrán luchando contra ellos?— preguntó alterado — Los Vorcs están casi extintos, ya no están para protegernos de los Volkars y los únicos dos sobrevivientes resguardan a los nuevos elegidos. Los guardianes no saben hacer nada más que cuidar bebés y fingir instruirlos cuando en realidad los están destruyendo.

—  ¡Cállate! — gritó harto de tener que escuchar cualquier palabra que proveniera del chico.

— Sabes que es verdad, la ciudad ya no tiene alguna posibilidad de sobrevivir. Sin los elegidos, sin la barrera y sin los vigías, la ciudad ya no tiene salvación. No podrán hacer nada contra él y mucho menos contra todo un ejército de Volkars.

Tomó con fuerza la manija de la puerta y se decidió hablar sin antes dedicarle una última mirada a su hermano.

— Entonces deberías irte, tu amo te espera — Dijo junto a una expresión de desagrado — No debes permanecer más tiempo en una ciudad que muy pronto sucumbirá ante el caos.

Antes de poder marcharse Yomax le golpeó la nuca rompiendo al instante parte de su hueso occipital dañando en el proceso al cerebro, dejando inconciente a Franco, quien yacía en el suelo siendo observado por su hermano.

— Lo siento hermano, no espero que lo entiendas pero no hay otra manera.

Las campanas de la ciudad comenzaron a resonar empezando desde el lado sur para después esparcirse al resto de la ciudad, aquellas campanas anunciaban la llegada de una amenaza.

En cuestión de segundos los gritos de festejo y alegría fueron remplazados por unos llenos de terror y súplicas.

Los Volkars arrasaban con la ciudad y con cualquier vamp's que se cruzada en su camino. Los gritos de los más jóvenes eran aquellos que más se escuchaban por los aires, los niños corrían e intentaban huir para salvar sus vidas, sin embargo, aún siendo adultos, ningún vamp's era más veloz y fuerte que los Volkars , a excepción de cinco nuevos llegados al mundo.
Y aún cuando los Guvamp luchaban con todas sus fuerzas contra Volkars nada parecía ser efectivo, ya que a pesar de ser la elite de los guardianes vamp's, el enemigo era liderado por un vamp, alguien de su misma especie, lo que convirtió a todas sus estrategias y armas en algo inservible.

Su cuerpo se sentía tenso, y su cabeza empezó a doler en cuanto cobró la conciencia y sintió la regeneración en proceso.




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