Los elegidos: La ciudad de Vampiros

20

Aquella chica había hecho algo inimaginable y aún más había asesinado a alguien, por lo que incluso se cuestionaron si ella era capaz de ocasionarles daño, sin embargo no se quedarían ahí para averiguarlo.

Albhadur gritó exaltado — ¡¿Quién eres?!

Izis mantuvo una mirada molesta, había dado una orden pero esta había sido ignorada.

— Les dije que solo lo diría una vez

En ese momento los ojos de Izis se tornaron de un color verde oscuro, ocasionando que los chicos quedarán pasmados por ello. Se acercó con rapidez hacia Albhadur sosteniéndolo al momento del cuello presionando esté con fuerza. Antes de que pudiera hacer algo más Astaroth ya se encontraba agarrando sus manos y presionando con tal fuerza que en cuestión de segundos había roto los dedos de las manos de Izis, la cual, al sentir el dolor de sus huesos quebrarse soltó a Albhadur dejándolo caer al suelo al instante.

Astaroth con preocupación se agachó a ayudar a Albhadur dado a que recordaba cuál era su condición antes de todo aquel lío, sin embargo fue como si aquel chico débil se hubiera esfumado dejando así solo a alguien con la mirada de un asesino. Astaroth nuevamente se quedó atónito al notar que la tonalidad de los ojos del chico eran idénticas a las de la chica con los dedos rotos delante suyo.

Cómo si la razón hubiera abandonado todo su cuerpo, Albhadur había tomado con fuerza de los hombros a la chica y estampando su cuerpo contra la pared ocasionando que está se quebrara levemente.

Nuevamente Astaroth, Amon y Atenea habían quedado anonadados al presenciar aquel acto.

Ante Atenea, hasta el momento Izis había sido la única que le había hecho sentir temor a tal grado, sin embargo aquel puesto le había sido arrebatado por Albhadur. Las sensaciones que ahora el chico le daba a la pelinegra eran aún más confusas y temibles que las de Izis.

— Te lo preguntaré una vez más ¿Quién eres?

En ese momento Izis cayó en una fuerte verdad, ella no era tan fuerte como creía y como todo el reino se lo hizo saber. Las historias no eran solo historias, aquellos cuentos que le contaban de niña sobre cinco seres extraordinarios no eran solo cuentos, aquellos chicos incluso eran más de lo que le habían contado, incluso por un pequeño instante pudo sentir en la mirada del chico a su "amo".

Controló su temor y con falta de aliento habló — Apesar de la abstinencia aún tienes suficiente fuerza como para enfrentarme.

Albhadur flaqueo, dándole exactamente lo que Izis quería...una oportunidad.

Tomó con fuerza del rostro al joven e intercambio las posiciones estrellando el rostro del chico contra la pared y en esta ocasión una pequeña parte del techo comenzó a desprender polvo.

— Pero no la suficiente para vencerme.

Con su mano busco en el cuello de Albhadur, hasta que pudo encontrar el objeto que buscaba.

Y justo cuando al fin lo había tomado en su mano algo la arrojó lejos de ahí.
Atravesó la pared y por consecuente cayó al suelo, se levantó con rapidez y corrió lejos siendo perseguida por algo.

Albhadur perdió todas sus fuerzas y se desplomó en el suelo. En ese instante los tres espectadores volvieron a sus sentidos, se habían quedado atónitos ante todo aquello que incluso sus cuerpos y mentes se quedaron en blanco siendo así que en realidad no hicieron nada para detener Izis o ayudar a Albhadur.

Astaroth se apresuró hacia donde Albhadur y tomó la cabeza entre sus brazos para así poder verle mejor.

— Está inconciente.

Amon se acercó a la parte destrozada de la pared y miró a través de está — ¿Que fue esa cosa?

Atenea reaccionó y tomó a Amon de la mano y lo obligó a alejarse de ahí.

— Tenemos que irnos ahora.

Las voces y llantos se acercaban cada vez más acompañadas de pasos estruendosos.

— ¿Que haremos con él?

— llevarlo con nosotros.

— ¿A dónde? Ni si quiera sabemos que fue lo que hizo que Izis huyera de esa forma.

— No hay tiempo para seguir discutiendo, en verdad tenemos que irnos ahora, si nos ven aquí no habrá forma de safarnos de esto tan fácilmente.

Astaroth tomó entre sus brazos nuevamente al pelinegro y se dirigió hacia el hoyo en la pared, saltó y cayó de pie en el suelo y volvió su mirada hacia sus dos amigos en espera de que estos le siguieran y así fue. Los dos jóvenes restantes saltaron desde la oficina del rector y comenzaron a seguir a Astaroth hacia el bosque.

Corrieron tan rápido que lo único que vieron las personas al llegar a la oficina del rector y observar por la ventana fue nada más que árboles y el viento soplando con fuerza.

Llegaron al "área" del bosque cuyo límite había sido impuesto por Bae para que Atenea tuviera restringido a dónde podía ir o no, desde que era niña.

Se detuvieron cercas de un tronco en el suelo. Los tres miraban hacia todos lados como si sintieran que estaban siendo perseguidos apesar de que no era así.

— ¿Que fue todo eso?— preguntó Amon alterado — Esos dientes y esos ojos... No son humanos.

— Nada en ella es humano.




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