Los elegidos: La ciudad de Vampiros

22

Las  voces en toda la habitación aturdían a Albadhur por lo que rodó los ojos y con molestia grito que todos se callaran.

—Oye tranquilo— dijo con una mueca algo infantil Amon al mismo en que pateaba uno de las maderas en el suelo.

Atenea hizo una mueca de molestia y el castaño sonrió con inocencia.

En cambio Astaroth continuaba observando detenidamente a la chica, lo había hecho desde que Albhadur se acercó a ella y tomó entre sus dedos el amuleto.

Una vez que todos tomaron asiento en los sillones llenos de polvo, Astaroth habló sin tacto alguno señalando tal cual niño al pelinegro— ¡Si es el cuarto!

Amon— Ya lo sabemos cállate

Atenea lo miró con rareza— Yo no lo sé...

— Tan solo ve su cara de raro.

— ¡Amon!

— ¿Que? Tu misma dijiste que no creías que él era el cuarto...además, míralo; es raro, da miedo y se convierte en un monstruo con dientes enormes...

Albhadur soltó un suspiro cansado y desvió su mirada para después concentrarse en la chica que tenía aun lado.

— No necesito ser psíquico para saber que no les agrado, y mucho menos para saber de que hablan, la cosa es simple...bueno no tanto.

— ¿A que te refieres?

— Me refiero a que nosotros som-

— Y~ se desmayó...otra vez

Astaroth se acercó al chico y lo observó esperando poder encontrar aquellos dientes raros, pero no fue así, simplemente el chico se había desmayado tal como había pasado en los baños.

— ¿Que alguien me diga por que hoy todos parecen querer desmayarse?... Yo igual puedo hacerlo, enserio que si

El fuerte ruido en el suelo ocasionó que Atenea riera ahogando al instante la misma con sus manos al notar la mirada asesina de Astaroth.

Se aclaró la garganta y trató de hablar con la mayor seriedad que pudo — Ya levántate Amon, no es divertido, el chico está mal, debemos ayudar, el es el cuarto y

— La bella durmiente también.

Estallaron en risas, reían tanto que incluso no notaron en qué momento Astaroth y el más bajo se habían marchado.

La chica retiró de sus pequeños ojos la lágrima que se había escapado a causa de la risa y le dio un golpe a Amon para que esté la siguiera.

— ¿Por qué está tan serio?

— No lo se, el es tu amigo ¿No?... Tú deberías de saber que es lo que lo molestó.

— Tal vez está molesto por culpa de alguien que mató al rector frente de nuestros ojos?

— O tal vez por culpa mía...

El chico tomó del antebrazo a la joven y le hizo mirarle deteniendo su andar a mitad de las escaleras — Atenea, se que no nos hemos dicho todo y no sabemos mucho de ti, pero de algo estoy seguro... Lo que pasó hace unos momentos no fue a propósito, no sabías que tú eras la que lo estaba causando, así que no te hundas en eso.

— Puede que si fuera a propósito.

Su plática fue interrumpida por el grito Albhadur. Entraron a la habitación de Atenea y vieron al pelinegro acostado en la cama, gritando y sosteniendo con fuerza el brazo del peligris.

— ¿Que es lo que le pasa?

— No lo se, despertó por un momento y sus ojos se tornaron verdes otra vez, me tomó del brazo y comenzó a gritar...y por cierto esto ya me está doliendo — sonrió falsamente e intento retirar la mano que lo aprisonaba bruscamente.

— Solo deshaste de su agarre

— ¡Oh claro! ¿Por qué no se me ocurrió antes?

— Bueno entonces rompele la mano

— ¿Me estás jodiendo?

— Bueno si es que quieres seguir sangrando...

En ese momento Astaroth se dió cuenta de que no solo Albhadur estaba sosteniéndolo con fuerza sino que también lo rasguñaba al punto de sangrarle el brazo, lo cual lo sorprendió.

— Solo he visto mi sangre cuando Cristal... — se detuvo y miró directamente al castaño parado al otro lado de la cama el cual le dedicó una mirada nostálgica.

Nuevamente intentó deshacerse del agarre pero no lo consiguió, no quería empeorar la condición de Albhadur por lo que se rehusaba a causarle más daño, si él era como ellos sus huesos tendrían que sanar en seguida pero no estaba del todo seguro, habían muchas cosas que los diferenciaba de él.

La sangre del peligris seguía fluyendo al mismo en que su piel se regeneraba con rapidez, sin embargo eso no quería decir que no sintiera el dolor calando sus huesos.

— Buen entonces yo lo haré

— ¡No Amon!

Atenea intentaba detenerlo pero Amon estaba harto de ver cómo su amigo sufría por un completo desconocido, más que dejaran de lado el tema de Izis por el pelinegro.

— ¡Detente! — la estruendosa voz ocasionó que los chicos voltearan hacia la puerta, sorprendiéndose al momento.

Un hombre alto y robusto, con cabello rubio y barba larga observaba a los jóvenes desde el umbral de la puerta, pasando sus ojos verdes sobre cada uno de ellos.

No supieron en que momento aquel hombre había llegado ahí. No escucharon nada y no había ni un solo rastro de su aroma antes de haber gritado y aún más Atenea no lo había sentido en ningún momento.

Aquel hombre comenzó a caminar hacia la cama ignorando por completo a los dos jóvenes de pie.

— ¿Quién es usted?

— ¿Que hace en mi casa?

El hombre se detuvo y les miró sin expresión alguna y artículo con desagrado — ¿Que es lo que les han enseñado a estos niños? Son tan estúpidos como un Fixlonch¹.

Continúo caminando y se colocó aun lado de Albhadur, ganándose la mirada de Astaroth el cual seguía aprisionado por el castaño.

Dijo algo en un idioma extraño y comenzó a sacar un objeto de cristal dentro de su chaqueta vieja de color café para después tomar la mano del pelinegro y romper su hueso a la mitad, ocasionando un grito de dolor por parte de Albhadur haciendo que soltara al peligris al instante.

Astaroth reaccionó y empujó al hombre con tal fuerza que salió proyectado de vuelta a la puerta.

El hombre se levantó y tomó al chico por el cuello para después lanzarlo por la ventana fuera de la habitación.




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