Los elegidos: La ciudad de Vampiros

27

Amon bufó y maldijo dentro de si, tragándose el coraje que traía en contra de Albhadur. Astaroth y Atenea nuevamente le ayudaron a levantarse,  solo que a comparación de días antes, en esta ocasión habían sido menos delicados.

Entraron a la cabaña siendo observados por dos pares de ojos curiosos que aún se preguntaban cómo es que el castaño había salido de la cabaña sin ser visto o escuchado por alguno de ellos. En cambio Albhadur no podía dejar de tener una pequeña sonrisa en su rostro al ver a su querido amigo con cara de perro regañado.

— ¿Fuiste a nadar y no nos invitaste o que te paso? — cuestionó Astaroth con una mueca de confusión.

Amon le hizo una seña con el dedo para que callara y busco en todo el cuarto viejo su maleta, rebusco en ella y sacó una libreta y una pluma, comenzó a escribir con rapidez y con misterio la mostró a sus tres compañeros quienes leyeron la carta en silencio mostrando una expresión de asombro e intriga.

 

" Tenias razón Atenea, el miembro fantasma está aquí"

 

Tomaron asiento en los dos rechinantes catres y comenzaron a pasarse la hoja de uno en uno leyendo lo que Amon había escrito después de lanzar semejante bomba.
 

" En unas horas amanecerá, Vorcs saldrá de caza así que solo tendremos que escapar de Herssel y Gisha, solo por unas horas, no podemos hablar de esto mientras estén cerca"
 


Todos asintieron y comenzaron a platicar de cosas sin sentido intentado que Herssel y Gisha desviaran su atención a algo más que no fuera ellos y así poder darle chance a Amon y Astaroth de escabullirse al otro cuarto y tomar de una de las mochilas de los mayores, unas capas negras y largas que les permitieran cubrirse el rostro.

Al amanecer los cuatro "novatos vampiros" estaban sentados en la pequeña sala con cara de aburridos siendo observados detenidamente por Herssel y Gisha, cuando creían que muy probablemente Herssel saldría de la cabaña y dejaría a sus cuidados a Gisha, debido a esto tuvieron que recurrir al plan B.

— Tenemos hambre— se quejó Astaroth.

— Quiero comer — comentó Amon haciendo un puchero mirando directamente a Herssel.

— Hay comida enlatada para ustedes en la repisa de allá — informó Herssel sin mucho interés a lo que ambos chicos le decían.

— Yo no quiero comer eso, quiero una pizza, compra una pizza — dijo Amon en forma de súplica.

— Yo una hamburguesa — dijo Astaroth

— Comida china — dijo Atenea.

— Comida Sueca — comentó Albhadur ganándose la mirada de todos ahí presentes, por lo que se encogió en su lugar y desvió la mirada.

Herssel frunció el ceño molesto, las voces de aquellos "niños" lo irrritaban tanto que incluso su ojo izquierdo comenzó a tener un pequeño tic.

— No hay donde conseguir comida como esa, coman lo que hay — ladró Herssel.

— Pero yo no quiero eso — respondío Astaroth altanero.

— Ni nosotros — corearon el resto alzando sus manos al mismo tiempo haciéndose notar aún más.

— Coman lo que hay— volvió a ladrar Herssel con aún más molestia que antes.

— Pizza~

— Hamburguesa.

— comida china

Los cuatro novatos se miraron entre si y comenzaron a pelearse sobre que comida era mejor, gritaban tantos platillos de comida que se les venía en mente que por más que Herssel intentaba ignorarlos, sus voces lo irrritaban tanto que terminó rompiendo en dos la pequeña mesa de madera que se encontraba cercas de él haciendo que todos en la habitación callaran al instante.

— Iré por su comida, ustedes quédense aquí. — comenzó a colocarse su enorme chaqueta café vieja y a caminar hacia la salida al mismo en que daba unas órdenes a la más joven del lugar — Gisha, si alguno sale de está cabaña o se le ocurre mover aunque sea un solo músculo, rompele las piernas en dos.

— A la orden — Gisha hizo una reverencia y se colocó en firmes como toda una buena recluta.

— Odio a estos niños, son aún más irritantes que los otros, yo no fui entrenado para ser niñera — parloteaba mientras cerraba la puerta y se alejaba del lugar, a decir verdad sus quejas todavía se escucharon por varios minutos más.

Cuando su voz se vió dispersa por completo, los cuatro novatos sonrieron satisfechos y comenzaron a colocarse las capuchas negras, siendo observados por una muy desconcertada Gisha, quien al ver qué habían empezado a moverse dudaba si solo estaban inquietos o tenían algo entre manos.

— Todo listo — dijo Albhadur colgando una pequeña mochila en su hombro.

Gisha frunció el seño y habló con seriedad — Si alguno de ustedes cruza esa puerta, me veré obligada a detenerlos.

Los cuatro restantes le miraron por leves segundos e ignoraron lo dicho, para después dirigirse hacia la puerta y salir por está. Gisha salió a toda prisa de la cabaña y detuvo de un solo golpe a Astaroth el cuál salió proyectado de vuelta a la puerta de la cabaña, destrozando levemente parte de la misma.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.