Los elegidos: La ciudad de Vampiros

30

Kay estaba desapareciendo y en su lugar una bestia sedienta de sangre y matanza había aparecido. Sus ojos, su habla, su caminar y forma de luchar eran completamente diferentes a la mujer extrovertida que disfrutaba de hablar de cosas sin sentido y tomar todo con calma y armonía, era como si con cada segundo que pasará Kay estuviera muriendo.

Con solo una mano cortó la cabeza de un rojo haciendo que su cuerpo inmóvil  cayera al suelo justo como el resto de sus compañeros muertos.

Dokmar bufó y sonrió nervioso, mirando de pies a cabeza a Kay cubierta de sangre mientras que el resto de sus secuaces agonizaban en charcos de sangre espesa que muy pronto empezaría a volverse cenizas junto con ellos.

— ¿Lo recuerdas no es así?— dijo Dokmar retrocediendo con lentitud tratando de mantener una distancia lo más lejos posible de Kay — Esa sensación de poder. El grito desesperado de tus víctimas y el olor a miedo que los impregna al sentir que su muerte se avecina, el poder sentir el sabor de su sangre, sentir como se vuelve parte de ti y te hace más fuerte...

Kay ladeó la cabeza y sonrió pícara, con unos ojos soñadores y faceta curiosa.

Caminó con lentitud acercándose cada vez más a Dokmar, lo tomó con sus manos manchadas sangre y al fin habló.

— ¿Puedes ser mi primer bocadillo en años? — preguntó con amabilidad.

— Ahora — dijo Bae dando la señal a Herssel y Brark que de inmediato saltaron sobre Kay y la sujetaron con fuerza impidiendo que realizará algún movimiento.

Bae con rapidez se acercó a Dokmar y le rompió el cráneo antes de que huyera clavándole su espada en el estómago, tan profundo que le sería imposible quitársela por si mismo.

— Dale la planta — Ordenó Bae sin perder de vista a los mas jóvenes y a Dokmar.

Herssel acercó su mano a la boca de Kay para que la comiera pero la mujer tenía aún más resistencia y terquedad que ellos y aún para alguien tan grande y fuerte como Herssel, el mantener a raya a Kay le estaba siendo casi imposible.

— Si no se la das ahora, se liberará — Dijo Brark reforzando su agarré con más fuerza, aún cuando Kay le enterraba las uñas y le hacía sangrar.

Amon observaba todo con atención intentando mantenerse en su lugar y no interferir. Astaroth y Albhadur cuidaban de Cristal y Atenea se mantenía en alerta constante por si alguna otra rara criatura tuviera ganas de matarles.

— Lo siento Kay pero no podemos seguir esperando — susurró Herssel.

Sin aviso alguno quebró las piernas de Kay haciéndola caer al suelo ocasionando que la mujer gruñera e hiciera aún más resistencia, sin embargo no podía ponerse de pie debido a que cada vez que sus huesos sanaban Herssel no dudaba en romperlos al instante ocasionando gritos y gruñidos de dolor por parte de Kay.

— Rompele la mandíbula — ordenó Bae sin inmutarse.

— ¡Basta! — gritó Amon haciendo que Herssel se detuviera al instante — Esto es demasiado — dijo al estar ya donde ellos.

— ¿Demasiado?— reiteró Bae — Si no come esa planta en este instante créeme que lo que tendré que hacer si será "demasiado" y no te gustará en lo absoluto, así que si no vas ayudar, regresa con el resto.

Bae indicó con la cabeza a Herssel para que continuara, pero nuevamente fue interrumpido por Amon.

— Yo se la daré — se acercó a Herssel y extendió la mano para que le entregará el frasco con la planta en ella.

Herssel dudó al comienzo pero terminó por entregársela a Amon.

Amon se acercó despacio al rostro de Kay tratando de ahogar el llanto al verla cubierta de sangre y gruñendo como si no fuera más que un animal rabioso.

— Kay tienes que comer esto — dijo intentando atraer su atención pero no funcionó, nuevamente volvió hablarle pero parecía ser que sus palabras eran inútiles así que gritó desesperado — ¡Por favor Mamá!...

En ese momento Kay se quedó en silencio y observó el rostro apagado de Amon haciendo que el brillo de sus ojos rojos comenzara apagarse.

— Come esto por favor — repitió acercando su mano a la boca de Kay la cuál parecía entender y estar dispuesta a comer la planta sin embargo al estar la mano de Amon tan cercas de su rostro, sus ojos volvieron a tomar su brillo y a enloquecer en el momento en que el intenso aroma de la sangre de Amon invadió sus fosas nasales.

Amon cayó de sentón y retrocedió estupefacto al mismo en que lagrimas caían de sus ojos. Las manos de Kay lo estaban sujetando con fuerza de su pantalón para arrastrarlo hacia ella, por lo que Herssel tuvo que romperle ambos brazos dejándola completamente inmóvil.

— ¿Sigues creyendo que es demasiado? — cuestionó Bae con frialdad.

Amon se puso de pie tomó el frasco que se le había caído y volvió a acercarse a Kay.

Con manos temblorosas y el corazón arritmico, sacó la planta de su frasco y lo colocó en su palma de la mano. Miró a Brark y este entendió de inmediato lo que Amon tenía en mente por lo que sujetó el rostro de Kay haciendo que abriera un poco la boca permitiendo que Amon pudiera introducir su mano y romper la mandíbula de Kay en un solo instante, aquel ¡Crak! No solo fue el del hueso de Kay sino también el corazón de Amon al sentir que le estaba ocasionando daño a su madre. Sin más que esperar Amon introdujo su mano casi hasta la garganta haciendo que la planta fuera ingerida por Kay.




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