Los elegidos: La ciudad de Vampiros

32

Los elegidos se habían dispuesto a descansar en los pequeños catres de la cabaña mientras que los guardianes y Herssel discutían dentro de un cuarto aislado cuyas paredes no permitían distinguir con exactitud lo que decían, pero aún así era notable que discutían sobre algo importante ya que los gritos de todos no pasaban desapercibidos.

Astaroth cerró los ojos, dispuesto a ignorar a los mayores ya que siempre les decían la verdad a medias y él ya estaba cansado de eso y aunque no fuera el único, algo en particular sobre el asunto lo tenía demasiado inquieto.

—Ven a mi~

Astaroth despertó de golpe alterado observando en todas direcciones cuando nuevamente aquella voz lo llamó. Caminó por el pasillo y subió las escaleras para ir a la superficie, en silencio, caminó descalzo sobre el verdoso pasto alejándose cada vez más de la casa subterránea, dejando la seguridad por la peligrosa entrada del bosque de la perdición, antes de entrar a él se detuvo y volteó a ver detrás cruzando su mirada con la de alguien más, quien estaba arriba de un árbol cuyas ramas y hojas eran inmensas que casi cubrían por completo el cuerpo de la persona, dejando solo expuesto sus ojos brillantes y parte de su delgada nariz.

— ¿Quién eres?— preguntó firme Astaroth, sin dejar de observar a la persona.

Esta ladeó la cabeza y con una voz ronca y profunda comenzó a hablar sin tomarle importancia a la pregunta de Astaroth

— Tu porte es extraño, tienes acento y tú apariencia física me da entender que has gozado de una buena alimentación, bueno, dentro de lo que cabe...Y Tu cabello es gris, de acuerdo a la genética humana eso no es posible, al menos que fueras parte Slorgh eso lo explicaría, pero tú aroma es agrio al igual que el mío, creí que al menos serían una variante más atractiva y no una tan simple...

— Tus balbuceos sin sentido me causan migraña — interrumpió cansado de tanto parloteo — ¿por qué no mejor sales de ahí y hablamos cara a cara?

La persona lo miro fijamente, moviendo un poco su cara, segundos después bufó y  puso los ojos en blanco para después decir algunas palabras entre dientes mientras bajaba del árbol de un solo salto.

— ¿Por qué no me escuchas?— preguntó indignado rascándose la nuca.

— ¿Estás bien de la cabeza?, Llevo escuchando tu parloteo desde hace rato ¿y todavía dices que no te escucho?, No te habrás escapado de algún manicomio sobrenatural ¿o si?

El hombre estalló en carcajadas hasta caer al suelo, rodando con exageración en el pasto, quedando tendido en el mismo con piernas y brazos extendidos a los lados.

Se reincorporó quedando sentado mirando nuevamente al peligris quien estaba debatiendose internamente si salir corriendo lejos del extraño con el  bosal o quedarse a ver si era alguna clase de sobrenatural rabioso.

— No muerdo — dijo — Al menos aún no...

— ¿Entonces por qué traes ese bosal?— preguntó con desagrado.

— No es un bosal niño tonto, es una máscara.

— Mmmmh no, estoy seguro de que es un bosal.

— Que no.

— Que si.

— Que no

— ¡Ahhh! Que si lo es, te lo demostraré...— se inclinó un poco observando con detenimiento cada figura de la máscara negra, retrocediendo un poco al notar que aquellas figuras eran demasiado familiares.

— Son lindos ¿no?, la serpiente es mi favorita, a decir verdad Cristal siempre dijo que la serpiente me sentaba bien, y eso que confundieron los amuletos, hubieras visto la cara que pusieron cuando los amuletos no coincidieron con nuestros núcleos, Baezmin casi le clava una estaca a Brark de lo enojada que estaba — comenzó a reír al ver qué Astaroth retrocedía cada vez más

— ¿Tu quien eres?— Preguntó algo asustado, sin embargo trató de no demostrarlo.

— Oh cierto, vaya modales que me cargo, mis disculpas elegido Astaroth, me presentaré cómo es debido — se puso de pie y lentamente comenzó a desamarrar su máscara de atrás, dejando al descubierto su rostro causando un respingo de impresión por parte de Astaroth — Elegido Luhan Vamp, actualmente protector de la ciudad de vampiros, es un gusto al fin conocer a mi suplente — sonrió casto.

Muchos de ustedes probablemente pensaron que la reacción de Astaroth seria confrontar a su supuesto enemigo, sin embargo la realidad fue otra... una un poco decepcionante para algunos, el simplemente huyó...corrió lo más rápido que pudo en dirección de la casa subterránea para dar aviso al resto, pero en un abrir y cerrar de ojos se encontraba nuevamente frente al bosque de la perdición, amarrado con una delgada cadena brillante al inmenso árbol con un fruto negro en la boca que le impedía poder hablar.

— Oye no tenías que correr así, ya estoy viejo, me duelen las articulaciones — comenzó a quejarse falsamente, burlándose de Astaroth.

>> ¿En qué momento?<<

— ¿Que?, ¿En qué momento volviste aquí y terminaste amarrado al árbol?

>> ¿Puede escucharme?<<

— Pues claro que te escucho tonto, recuerda de dónde vienen tus habilidades — dijo obvio— aunque bueno, hay algo raro en ustedes, ya tienen casi 20 años y ninguno ha podido estabilizar sus núcleos y eso amigo mío, está muy mal, hasta un Fixlonch podría matarlos fácilmente y lo peor de todo es que tú, que eres mi suplente no tengas la habilidad básica, ¿Cómo es que aún no logras escuchar a los demás? ¿Hay algo malo contigo?




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