Capítulo 1
Milán, 10:00 p.m.
Alexandra se dirigía a casa luego de un día largo y agotador día de trabajo, cuando de repente sonó su teléfono. Miro el identificador, era un número desconocido sin embargo atendió la llama no fuera su madre.
—Buenas noche, ¿Hablo con la señorita Vólkov?—pregunto una voz masculina del otro lado.
—Sí, ella habla.
—El señor Ricardo y su amiga han sido arrestados por exhibición en una calle pública, usted podría venir a pagar la multa.
La noticia impactó a Alexandra ¿Ricardo con alguien? Solo la idea la dejo en shock, luchaba por pensar en cómo y cuando, sin dejar decir más nada al oficial colgó, sintiéndose furiosa y traicionada fue a la comisaría.
Una vez allí, reconoció a Ricardo pero se quedó estática, la que estaba al lado de su novio, era su amiga, Rosa. Estaban recostados unos del otro, como si estuvieran protegiéndose del frío del lugar. Con las manos empuñadas se acercó, por un momento pensó en gritar y salvarles encima pero recordó donde está lo último que le falta es que también la arrestaran.
Los ojos de Rosa se abrieron cuando noto a Alexandra, aunque había un ápice de sorpresa también de malicia en ellos—Amiga, lo siento mucho—su voz estaba clara la falta de arrepentimiento en todo este asunto.
Entonces, Ricardo giró y vio a Alex caminando hacia ellos, el terror lo embargo, sin pensarlo apartó a Rosa, desechándola, y se acercó con cautela.
—¿Hola, Alex?— saludo de manera nerviosa. Sin mirarla a los ojos estaba avergonzado, mucho a decir verdad.
—Prometo que te explicaré, ahora vamos a casa—dijo después de soltar un largo suspiro—, ahora necesito a la policía que le digas que somos inocentes.
Entonces intento acercarse a ella, pero en lugar de tomar su mano como era costumbre la golpeó con la suya, Alexandra lo miro con disgusto, enserio pensaba que ella se iba a creer eso, tal vez le daría un momento para que se explicara luego hay todo acabaría.
—Será mejor que tengas una buena explicación.
Después de pagar la multa, Ricardo y Rosa fueron liberados y los tres salieron juntos, muchos le decían los tres mosqueteros ya que desde la universidad este trío siempre era unido, inseparable. La rubia vio como Rosa enganchaba su brazo con el de Ricardo, eso bastó para desatar la furia de esta.
—¡Cómo te atreves, eres un imbecil—grito enojada.
—Dejame explicarte, nada es como parece— intento no elevar la voz, la conocía sabia que eso lo empeoraría, con el ceño fruncido rompió el agarre de Rosa, intentando tocar a su novia.
—¿Explicarme? Eres un jodido imbecil, enserio, sabes que me llamaron para decirme que estabas teniendo sexo con una prostituta y no resultó menos, y menos cuando sabes que es verdad—, grito a este — enserio pensaste que soy tan tonta, serás un capullo.
Alexandra limpió las lágrimas que caían por sus mejillas, su mirada estaba llena de ira y decepción. Sintió asco de todo esto, era el hombre que la amaba, en verdad lo hacía, ahora ya no lo creía.
Ricardo enojado por las palabras de Alex grito colérico:
—Sí me acosté con Rosa ¿Y qué?
Esas fueron todas las palabras que Alexandra necesitaba para que su mundo terminara de derrumbarse, todo su estima se fue al suelo.
—Vete, joder, déjame sola. Vete con ella, no que la prefieres.
—Alex—murmuró en un tono suave—, ella no significa nada, ellas, ninguna, porque tu eres la única a quien amo, eres la primera y la única.
¿Ellas? Solo pensar de cuántas veces la había engañado la enfureció más. Las palabras de Ricardo hicieron enfurecer a Rosa, sin embargo sabía que no podía contradecirlo si quería seguir acostándose con él.
—El tiene razón, Alex, tú eres a quien el ama.
—¡Callate!—la interrumpió con firmeza atónita al escucharla, apretó fuertemente la mandibula—No tienes derecho a decir nada, eres una desvergonzada ¡Se acabó!¡ya no somos amigas!
—¡Dios, por favor! Tengo que ponerme de rodillas para que me perdone — suplicó con un tono triste, pero en sus ojos se veía el claro disfruté de la situación, su descaro era mayor que la vergüenza.
Al final al cabo, se podría quedar con todo lo que era de ella, empezando con Ricardo. Gracias Alex había conocido a Ricardo lástima que el pobre no había puesto los ojos en ella, solo fueron hace algunos meses donde empezó todo, se sentía orgullosa al fin tenía algo de Alexandra Vólkov, algo que le dolería.
—¿Porqué tanto drama?—pregunto Ricardo estresado por la escena — Al final me casaré contigo, no sé cuanto problema te haces.
—¿Esta es tu manera de amarme? Porque entonces jodidamente no la quiero. Ese no es el amor que quiero en mi vida. Quiero fidelidad, tanto te cuesta entenderlo.
—Enserio pensaste eso, soy el único hijo varón de mi padre, Alex, no tendré una sola mujer, sin importar que esté casado o soltero ¿lo entiendes?
《Debes aceptarlo, porque será así cuando nos casemos. Cuando llegue ese día tu serás la única, mi esposa. Las otras no serán nada.
Alexia estaba atónita, enserio pensaba que ella aceptaría tal cosa, era un cretino. Alex le propinó una sonora cachetada. Haciendo que este inclinara la cabeza, y sintió un dolor punzante en la cara, bajo la poca luz que daba el farol se veía la mano marcada en el pómulo de Ricardo. Aturdido, sacudió la cabeza, Alex jamás le había levantado la mano.
Con indignación pensó 《¿Cómo se atrevía a cacheterarlo?》
—¡Que demonios te pasa mujer!—grito con enojo, mirándola con incredulidad.
Al pensar en las palabras que ella había dicho en su forma de actuar, se dio cuenta que en verdad nunca habia conocido a Ricardo, jamás al hombre delante de sus ojos, no habia remordimiento por lo que había hecho, solo parecía furioso por haberlo golpeado. Alex sentía rabia y más rabia.
—Nunca me había dado de cuenta como eres realmente, me alegro de haber abierto los ojos.