Los encantos de Jacob (actualizaciones semanales)

Capítulo 2 Jacob, el jefe del jefe de mi jefe


Capítulo 2  

 


Para él, acostarse con una mujer era tan común y mundano como comer.   Sin embargo, Alexandra era su favorita. Y si bien llevaba mucho tiempo deseando tener sexo con ella, había reprimido sus impulsos carnales para darle su tiempo, pues quería que ella diera el paso antes de atreverse él primero.    ...    A pesar de que su relación apenas duró cinco años, Alexandra se había entregado por completo en su relación. 

Alexandra se había entregado por completo a  Ricardo. A ella le afectó mucho que su novio y su mejor amiga la traicionaran de esa manera tan traumática. Estaba demasiado aturdida y por eso decidió ir a un bar para despejarse.  A eso de las 2 de la madrugada, salió del bar, completamente borracha. Entonces se quitó los tacones y caminó tambaleándose por el medio de la calle.    


Entonces, unas luces deslumbrantes llamaron su atención. Confundida y perpleja, Alex se quedó paralizada sin saber qué hacer y solo le quedó mirar al  coche negro que se dirigía hacia ella.    


—¡Ay!—, gritó ella perdiendo el equilibrio y desplomándose en el suelo al tiempo que el auto frenaba justo frente a ella.    Dentro del vehículo, el impacto del repentino frenazo hizo que la persona que estaba sentada en la parte trasera, quien estaba descansando con los ojos cerrados, saltara de su asiento. Él abrió los ojos y frunció el ceño en señal de disgusto. En seguida le lanzó una mirada inquisitiva a su conductor, quien también era su asistente. Un hombre muy eficiente. 
—¿Qué pasó?—gruño de mal humor. 


  —Señor Ivanoc—, respondió taylor con la frente perlada por el sudor. Entonces continuó: —Alguien apareció de la nada frente al auto, por eso frené tan bruscamente. Estoy seguro de que no atropellé a nadie. 


   —Ve y echa un vistazo. No quiero problemas, maldición resuélvelo rápido. 


—Como usted ordene, señor Ivanoc— Taylor salió inmediatamente del auto para ver lo que había sucedido. Lo primero que logró ver bajo la luz de las farolas fue a una hermosa mujer tirada en el suelo, completamente inconsciente. Cuando Taylor se acercó, no tardó en percibir el fuerte olor a alcohol que emanaba de ella. Esa chica no parecía ser una estafadora. Esperaba que no le hubiera pasado nada malo. 


—¡Oiga, señorita! ¡Despierte!—  al acercarse, reconoció a la chica trabajaba en el consorcio de su jefe. 


Afortunadamente, era él quien conducía el automóvil. ¡De haber sido otro, la habrían atropellado!  Taylor no se atrevió a tomar una decisión sin la debida autorización, por lo que se apresuró a consultarle a su jefe qué hacer. Ese hombre sí que podía ser insufrible y irritable. 

—Señor, la persona que yace inconsciente frente a nuestro auto es una empleada de la empresa. Al parecer se encuentra en un estado de ebriedad considerable...".    


Jacob espabiló los ojos de inmediato. Se quejó un momento, dios tenía que asegurarse que sus empleados entendieran que no podían beber entre semana.  Luego de un momento de duda, finalmente le ordenó al chofer:—Recógela y tráela al auto. 


 En cuanto recibió la orden cargó a Alexandra con cuidado y la metió en el auto.   Ella se sintió incómoda por la forma en la que la habían dispuesto en el asiento. Entonces murmuró algo ininteligible, abrió los ojos y luego miró inexpresivamente al rostro del CEO más importante de Berlín, Jacob Ivanoc, el que era el jefe del jefe de su jefe, el hombre hermético y apuesto. 

—¿Dónde estoy…?—, preguntó.   


 Jacob se volvió hacia ella y la miró pero no dijo nada.  Finalmente, Alexandra abrió por completo los ojos y lo reconoció.  


—Creo que te llevaremos a la casa de tu novio. 


—¿Ja-Jacob? ¡Eres... eres tú!—tartamudeó.   

 
Pero Jacob la ignoró y le pidió a Taylor condujera, y llamara a Tamara, preguntando la dirección de la vivienda de la señorita. Ante la pataleta de ella, diciendo impropios contra el gerente de la compañía. 


—¿Terminaste con él?—, le preguntó Jacob, sorprendido pero sin demasiado interés. Pero curioso, el idiota siempre alardeaba de la novia perfecta y sumisa que tenía.  

Era un idiota, pero sin duda inteligente. 


—Sí, hemos terminado...—, sollozó. 


Las lágrimas brotaron de sus ojos en cuanto recordó lo que había sucedido ese día. Entonces se derrumbó y continuó:  
—Se acostó con otra mujer...    ¡Y estuvo detenido en la comisaría por excesivicion en la vía pública!— Ella describió la situación en un tono serio, sin darse cuenta de que hablaba ingenuamente como una estudiante de primaria, a veces podía ser muy ingenua. 

Al escuchar sus palabras, Jacob entrecerró sus grandes ojos y pensó: '¿Exhibición? Se nota que Ricardo lleva bastante tiempo sin ser disciplinado'.  De hecho, nunca había sido muy estricto con él,  siempre era complaciente a la hora de aceptar los proyectos que planteaba, aunque nadie lo supiera pues en realidad no compartían la misma sangre. Poco le importaba si le había sido infiel a su novia o que tuviera muchas amantes, pero que manchara el apellido de la familia Ivanoc, él  era un hijo fuera del matrimonio de el hijo de su tío, quien era un vividor y borracho. 

 


Cuando Alex se percató de que seguía ignorándola, con gran enojo hizo hincapié en sus palabras. Ella asumió que él no había escuchado lo que le había dicho, por lo que se acercó a Jacob, aferrándose al cuello de su camisa y le dijo: —¿Escuchaste lo que te acabo de decir?—  Jacob frunció el ceño y se quitó sus manos de encima, haciéndola perder el equilibrio y caer de bruces sobre su regazo, cerca de su parte íntima. 

Sintió su cuerpo tensarse, maldición lo menos que le faltaba ahora era tener una erección. Ella hacerlo su boca a la de él, frunció el ceño al percibir el licor en su aliento combinado con su cálido aliento se extendió por su regazo, que apenas estaba cubierto por dos capas de tela muy fina.    Cuando Jacob sintió el calor en esa zona, se quedó sin poder respirar por un momento.     




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