Los Errores Que Cometimos (y como los arreglamos)

7

HARRIET

Hoy es sábado y normalmente vamos a alguna fiesta organizada por alguno de último año. Es bastante normal que los fines de semana haya una o dos fiestas, supongo que está en el manual no escrito de los alumnos de ultimo año.

Aun si Mia no es de ultimo, siempre viene con nosotros desde que entró a la secundaría. Comprendo porque personas como aquellas bobas le tengan envidia, gracias a nosotros tres ella tiene pase libre a las mejores fiestas de último año. Seguro que el próximo año la invitaremos a fiestas universitarias.

A mis padres no les importa mucho que vayamos de fiesta pues de cierta forma confían en nosotros. Creo que tienen más fe en Mia y tal vez incluso en Tomas que en Fletch y en mi pero igual nos dan libertad.

— ¿Llegará Vanessa? —pregunta Tomas moviendo la cabeza de un lado a otro.

Mia arruga la nariz. —Deja de arrastrarse a sus pies, no es más que una chica y ya.

Fletcher levanta la ceja y me mira tratando de no reír. Ellos dos siempre van en los asientos de atrás y nosotros al frente. Yo soy mayor por tan solo unos días que Tomas pero por algún motivo, me siento la hermana mayor.  

—Concuerdo con Mia, además es un poco odiosa —digo yo.

—Demasiado odiosa —Fletcher afirma—, Tomas, vamos a divertirnos, olvídate de ella. Hay más chicas guapas aquí, ven vamos.

Al llegar a la fiesta, el ambiente es ruidoso y concurrido, justo como una buena fiesta debe ser.

Mia suspira. —Debí quedarme en casa cocinando galletas con tu madre, Tomas, sabes que las fiestas no son lo mío.

Fletcher ríe. —Hermanita, tienes dieciséis años, no eres una señora para que hagas galletas.

—Además gracias a ti podemos llegar más tarde —le digo tomando sus manos y moviéndola para que baile un poco.

Tomas sigue en busca de su amada Vanessa.

—Hay que divertirnos antes que muramos —dice Fletcher.

Mia se suelta de mis manos. —Supongo.

Señalo hacia la piscina. —Pues los dejo, hay una fiesta que me espera —me doy la vuelta y sin comprobarlo, sé que Fletcher me está siguiendo.

Él es mi compañero en todo, especialmente, en estas fiestas.

Llego hasta la piscina y Nick, el que organizó todo esto se acerca mí con una sonrisa de ganador. —Harriet, que hermosa te ves hoy —vaya, ya está borracho.

Nick huele como a una mezcla de cigarros y loción. Sonrío solo por amabilidad pero no me interesa en absoluto.

Fletcher se acerca y lo saluda, haciendo eso de las manos y una palmada en la espalda. La música está fuertísima y sé que después me dolerá la cabeza, la garganta y los oídos pero no me importa, esta es la vida que me gusta vivir. Después me preocuparé por todo lo demás.

—Fletcher, amigo, tu chica es muy, muy linda —ugh, me está viendo de arriba hacia abajo, que asco.

Fletcher grita para que se escuche: —No es mi chica pero sí es hermosa.

Le doy un empujón y levanto la cabeza para despedirme de Nick, me doy la vuelta y me acerco con algunas chicas que conozco. Ellas me saludan con abrazos y sus perfumes dulces llegan hasta mis pulmones, ninguna de ellas es mi amiga cercana pero son de esas personas que te sirven para convivir un rato.

Danielle, una chica de cabello rizado y morena me toma de la mano y me acerca. —Fletcher es tan guapo, dile que baile conmigo.

Sí, claro.

Kylie la empuja, es alta y de cabello rubio. —No, conmigo, Harriet, por favor —sus ojos brillan mientras observa a mi amigo.

Las demás chicas parecieran que también lo están pidiendo con la mirada, están ansiosas por descubrir a quien ayudaré y emparejaré con Fletcher. Todas piensan que a él lo veo como un amigo y nada más, es por eso que se atreven a pedirme ayuda con su conquista que durará solo una noche.

Yo sonrío. —No puedo obligarlo chicas, lo siento.

Danielle se encoje de hombros y comienza a moverse invitándonos para que la sigamos y bailemos.

Eso hago, me muevo al ritmo de la música y cierro los ojos. Ocasionalmente veo que Fletcher está riendo con algún grupo de personas o moviéndose con alguna chica, está bien.

Así es, está bien para mí. Veras, obviamente es un chico guapo y tiene a muchas personas detrás de él, si yo me pusiera celosa viviría amargada. Realmente no me importa tanto como debería, sé que ninguna de ellas significa nada para él, sé que al final del día yo soy su chica especial.

Mi plan es simple, dejar que ambos vivamos la vida en la secundaria sin preocupaciones ni confesiones, mi secreto seguirá a salvo hasta que nos graduemos. Después en la universidad, se lo diré y sé que él me corresponderá, somos los mejores amigos por una razón, estamos destinado a estar juntos.

Aunque hay cosas que a veces si lastiman mi corazón, como cuando él besa a alguien o como la última vez que tuvo una segunda cita con Joanna Matthews, él nunca tiene segunda citas pero esa vez sí. Afortunadamente ahí quedó, como él dijo: “No eran compatibles”

Es de esperar, nosotros si somos compatibles.

Yo por mi parte realmente no salgo con nadie, ni siquiera a citas o cosas así. Me he excusado todo este tiempo diciendo que los chicos de mi edad son unos inmaduros y aunque es cierto, no es más que un pretexto pues a mí no me importa nadie más que Fletcher.

A veces cuando estoy aburrida y algún chico me coquetea le sigo el juego por un rato pero ahí queda todo, no me interesa perder el tiempo con nadie sabiendo que después de la graduación finalmente estaré con la persona que quiero.

 

Luego de un par de horas, me topo con Mia quien está saliendo del baño. — ¿Dónde está Tomas? —le pregunto frunciendo el ceño—, él te tiene que cuidar, ¿Dónde está?

Sé que no soy muy responsable pero Mia es la menor, quitando a Jana pero ella no va a fiestas. En otra de nuestras reglas no escritas está la de como todos tenemos que cuidar a Mia. Mia no solo es la más joven sino es la más inocente de todos, yo sé cuidarme sola pero ella no.




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