Los Errores Que Cometimos (y como los arreglamos)

9

 

FLETCHER

Aún faltan tres clases más y lo único que quiero es regresar a casa para dormir.

Las clases sin Harriet son aburridas, cuando ella está aquí nos hablamos por notas o molestamos cada vez que podemos, pero sin ella es como un clase común y corriente.

— ¿Entienden lo que les digo? —pregunta la profesora de geografía.

Yo no estaba prestando atención así que no tengo idea que dijo, tampoco es como si me importara o preocupara, veo a Camilla quien es una de las mejores de la clase y sé que ella me dará copia de todo lo que necesite.

No es ningún secreto para nadie que la mayoría de estas chicas se mueren por mí y eso lo tomo a mi favor. Ellas harían lo que fueran para que les preste algo de atención y bueno, lo sé aprovechar.

—Háganlo entonces —pide la profesora y yo bostezo.

Mis compañeros comienzan a moverse, acercando sus escritorios con las personas. Cuando levanto la mirada a la pizarra me doy cuenta que ella escribió nombres y nos emparejó con alguien, busco mi nombre y leo “Bianca”

¿Quién rayos es Bianca?

Me quedo quieto, les echo un par de miradas a las chicas que son porristas y alguien toca mi brazo, giro mi vista para encontrarme con una chica muy delgada, de cabello anaranjado natural y algunas pecas.

Ah, así que ella es Bianca.

— ¿Puedes moverte un poco? Necesito colocarme ahí —me pide.

Me encojo de hombros, me levanto y dejo espacio para que coloque su escritorio a mi lado. Ella comienza a sacar una serie de bolígrafos de colores, un cuaderno y su libro de Geografía.

— ¿Cómo quieres hacerlo? —pregunta ella, sin ninguna expresión en específico.

Eso me sorprende, si esta chica está fingiendo no estar emocionada por trabajar a mi lado lo hace muy bien. No está nerviosa, tiene el rostro levantado y la espalda recta. — ¿Hacer qué? —pregunto pasando los dedos por mi cabello.

Ella señala el libro. —El trabajo, lo que la profesora Turner nos ha estado explicando por quince minutos.

Sonrío de lado, esa sonrisa no falla con las chicas. —Lo lamento, mi mente divaga a veces.

Esa sonrisa no funcionó con Bianca quien arruga la frente y su labio inferior sale un poco, está molesta. Esperen, ¿Está molesta?

—Fletcher Moore, tenemos que hacer esto bien. Yo no te elegí como mi compañero y no voy a perder mi promedio por ti —coloca su libro sobre mi escritorio—. Tú vas a hacer tu parte, no haré todo solo para que te lleves el crédito.

—Relájate —abro el libro sin saber bien que página tengo que buscar—, es solo una clase, no es la gran cosa.

Ella niega. —Pagina setenta y dos —me ignora y toma un bolígrafo azul.

— ¿Qué tengo que hacer? —pregunto irritado.

Bianca me mira y puedo notar que está molesta con mi presencia lo cual es nuevo, normalmente las personas no me miran de esa forma. —Puedes solo… lee el texto primero sino no lo entenderás cuando te explique.

— ¿Leer? —Es un chiste—. Bianca, yo no leo.

—Eso es obvio —susurra para sí misma pero puedo escucharla.

Rasco mi mandíbula y paseo mis ojos por el lugar, los demás ya están trabajando en lo que sea que tengamos que hacer. No es que sea un irresponsable con las clases pero esto no es algo que me interese, no necesito saber sobre ríos y montañas que jamás conoceré.

—Entonces, mejor lee tú —le digo mientras me recuesto en el asiento y cierro los ojos.

— ¡Fletcher! —Habla con fuerza y abro los ojos—. Hagamos esto, deja de perder el tiempo.

Toma el libro y sin decir nada más, comienza a escribir. Según veo ella está haciendo como un tipo de resumen o lo que sea, no sé. Dejo que ella trabaje y tomo mi teléfono para contestar los últimos mensajes que recibí de Harriet.

“¿Qué haces?” fue lo que preguntó hace diez minutos.

“Trabajando en algo de geografía con una chica nada amigable” contesto

“¿Quién?” pregunta.

“Una tal Bianca, quien sabe su apellido. Es de esas que son las alumnas perfectas, que aburrido” envío.

“¿Peor que Elthon?”

“sin duda, es como mandona. Ya quiero que acabe esta clase” escribo

Ella responde: “¿Mueres por verme, no?”

“oh si, mi hermosa Harriet. Quiero ver a mi doncella”

Ella contesta con caras vomitando y eso me saca una sonrisa.

— ¿Eso es todo lo que harás? —me pregunta Bianca interrumpiéndome.

Levanto mi mirada y dejo salir un suspiro. — ¿Qué quieres que haga? Tú te pusiste a hacer eso sola.

—Estoy haciendo mi parte pero si te preocupara hubieras tratado de involucrarte, ni creas que no le diré a la señorita Turner que tu no hiciste nada.

Suelto una risa. —Tranquila, ya hago lo que quieras —me inclino y sonrío esperando que reaccione pero no lo hace.

¿Por qué no reacciona?

Bianca suspira, me da el libro y comienza a explicarme lo que hay que hacer. Básicamente todos tenemos un tema y de eso tendremos que exponer en la próxima clase, hay que hacer una presentación y todo eso.

—Eso es todo por hoy —la profesora nos dice—, recuerden terminar todo a tiempo, pueden juntarse en la biblioteca para tenerlo finalizado en la próxima clase, todos tienen que participar.

Aún nos falta un poco y más que todo es mi culpa, suelo distraerme muy rápido. —Eh, entonces… lo terminaré en casa —le digo. Le pediré ayuda a Mia, ella es menor pero es inteligente.

—No —Bianca regresa el escritorio a su lugar original—, tenemos que hacerlo juntos.

Una comisura de mis labios se levanta. — ¿Quieres pasar más tiempo conmigo?

Ella rueda los ojos. —Quiero tener una calificación perfecta, si te dejo solo no sabrás hacer nada. Te distraes cada cinco minutos y tu ortografía da pena.

Levanto mis brazos. —Vaya niña, eres un poco demasiado para mí.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.