Los Errores Que Cometimos (y como los arreglamos)

10

 

HARRIET

Es la noche del baile de bienvenida y no puedo creer que está pasando de nuevo.

Fletcher está en algún lugar de este planeta que no es mi casa. Fletcher de nuevo no contesta su teléfono. Fletcher de nuevo está llenando mi bandeja de mensajes diciendo que llegará pronto y que todo estará bien.

Mamá me mira con lastima pero yo hago mi mejor interpretación de una mujer despreocupada. Fletcher no es oficialmente mi cita, no es como si él me invitó al baile pero todos parecen apenados por que básicamente me dejó plantada.

Bueno, no. Quiero confiar en él, seguro está ocupado con algo. Algo más importante que esta noche, donde íbamos a divertirnos y pasarla bien. Algo más importante que el último baile de bienvenida de toda su vida.

Mia se sienta a mi lado en el sofá y coloca una mano sobre mi hombro. —Ya vendrá, él es así.

Ella y yo sabemos que él no es así. Puede que sea así con otras chicas pero no cuando algo me involucra a mí. —Sí, no importa —veo a Tomas—. Mejor vayamos, le avisaré que nos vea allá.

Mamá tiene a Jana en el regazo. —Creo que es lo mejor, ya esperaron por casi una hora.

Me levanto y aliso mi vestido con las palmas de las manos. —Vamos a divertirnos —camino hasta mamá—. Te veo después, te amo.

Salgo primero para que no noten mis ojos humedecidos. Compré este vestido con la esperanza de causar algo en Fletcher, que quizás hoy comenzara a verme como algo más que su amiga y si tenía suerte, él daría un paso. Algo. Cualquier cosa.

En su lugar está lejos de aquí, lejos de mí.

Me recuerdo que no importa, lo veré en la escuela y el resto de la noche será maravillosa. Él se verá genial como siempre y bailaremos sin pensar en nada más. Mañana me despertaré con muchos recuerdos agradables, recuerdos que espero contárselos a nuestros hijos algún día.

Entro al auto que comparto con Tomas primero y volteo a la entrada esperando que Mia y Tomas salgan. Veo que ellos aparecen pero se quedan hablando de algo en la entrada, sus rostros se ven preocupados y dan un par de miradas al auto. ¿Se notó mi decepción? Estoy segura que no.

Ellos avanzan y finalmente entran.

Tomas conduce y Mia está a su lado, veo el asiento vacío y suspiro. Tomo mi teléfono y le envío un mensaje a Fletcher.

“Nos vamos a la escuela, alcánzanos allá”

Tardó varios minutos para que me respondiera:

“Si buena idea, voy en camino, no tardo”

Bloqueo la pantalla y muevo mis ojos hacia afuera. La noche que había planeado en mi cabeza no está sucediendo como lo imaginé en absoluto. Trato de alejar los pensamientos de mi cabeza pero me cuesta más trabajo remover lo que siente mi corazón. Estoy triste, tengo ganas de arrancarme este vestido y quedarme en casa.

Pero él llegará y todo estará bien. Quiero creer que será así.

Tiene que ser así.

 

El lugar estaba iluminado, la música no podía sonar más alto y las personas se sacudían al ritmo de ella. Cuando entro, cambio mi semblante y sonrío mientras saludo a todas las personas que me cruzo. Sé que nadie lo piensa pero odio imaginarme que en sus cabezas se preguntan por qué Fletcher no está aquí.

Nos movemos hasta el fondo y nos quedamos cerca de la mesa donde están las bebidas no alcohólicas que eventualmente tendrán alcohol. Tomas mueve su cabeza por todos lados y sé que está buscando con la vista a Vanessa.

—Hola —unas chicas se nos acercan, son de ultimo año por lo que solo le dan una sonrisa amistosa a Mia y proceden a ignorarla—. Te ves hermosa, Harriet.

Daya se acerca a Tomas. — ¿Quieres bailar, Tommy? —Daya es una chica que está en el club de fotografía y se nota que le encanta mi hermano.

Él duda, seguramente está pensando en Vanessa pero luego acepta.

Raquelle me sonríe. —Amo tu vestido, de verdad.

Veo el suyo, es uno negro ajustado al cuerpo. —Yo amo el tuyo —miento.

Pamela, otra chica me sonríe. —Vamos a divertirnos, escuché que le gustas a William Brollo, vamos a buscarlo.

William está en el equipo de baloncesto y sí, es guapo, pero no es Fletcher. Nadie de aquí es Fletcher.

—Ah, no quiero dejar sola a Mia —le digo.

Pamela la toma del brazo como si fuera su amiga desde hace años. —También te encontraremos un chico a ti, ¿eres de penúltimo, verdad? Amo que tengamos el baile de bienvenida juntos.

Dudo que lo diga en serio, recuerdo cuando nos avisaron que serían invitados los de penúltimo también y se quejaron. Como si un solo año los transformara en niños. Además, personas como Mia que son menores que nosotros, son mucho más maduras que la mayoría de los de ultimo año.

Nos arrastran hasta el centro de la pista y efectivamente, William no tardó en acercarse. Solo porque no había nada más que hacer, acepté bailar un par de canciones con él.

Mia se movía un tanto aburrida con la música frente a un chico de cabello rizado, seguramente piensa que sería mejor estar en su habitación leyendo algún libro que estar aquí.

Creo que por primera vez en mi vida, coincido con eso. No en la parte del libro pero sí en estar en mi habitación. Mientras las canciones pasan y la noche avanza, no puedo evitar sentirme más y más molesta con Fletcher.

 Le he pedido una pausa a William para ir al baño, estando ahí tomo mi teléfono y no tengo ni una llamada de Fletcher ni un solo mensaje de él. Lo llamo pero me lleva directo a buzón.

Quiero estrellar mi teléfono contra el espejo.

Aprieto mis labios y me recuerdo que no debo llorar, veo la hora y llevamos suficiente tiempo aquí como para que se aparezca. Le envío un mensaje preguntándole donde rayos se ha metido.

“no puedo hablar ahora, te llamo después” esa es su respuesta.

ESA ES SU ESTUPIDA RESPUESTA.

¿No puede hablar? ¿Dónde rayos se metió?




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