Los Errores Que Cometimos (y como los arreglamos)

22

 

HARRIET.

Así que esto es tener un corazón roto.

No lo sentí cuando Fletcher besó a las miles de chicas frente a mí, no lo sentí cuando bailaba con alguna porrista en las fiestas, no lo sentí cuando comentaba sobre los cuerpos de algunas mujeres con Tomas, no lo sentí cuando salía al cine con otras.

No lo sentí porque siempre estaba yo antes que ellas.

Pero ahora, el tonto eligió a una tonta y no le importó. No le importó que me ha estado mintiendo diciéndome que está ocupado haciendo cualquier otra cosa solo para pasar tiempo con esa chica.

Regreso corriendo a la casa sintiendo nauseas, sintiendo que el mundo se me cae encima. Sintiendo que quiero regresar y golpear a Fletcher tan duro como me golpeó ayer. Sintiendo que quiero quemar todos los recuerdos que tengo con él.

Estúpido. Estúpido. Estúpido. Estúpido.

Golpeo la puerta con fuerza, quiero entrar y alejarme de este mundo. Quiero quemar las cosas de Fletcher. Quiero arrancarle el corazón como él me lo arrancó. Quiero golpearlo y hacerlo sufrir como ahora me está haciendo sufrir.

Quiero que todo sea una pesadilla.

La puerta se abre y Elthon me mira con los ojos abiertos. No lo pienso, ahora ya no puedo pensar nada, me tiro con él y lloro. Cierro los ojos y los aprieto como si eso evitara que las lágrimas siguieran saliendo. Aprieto mis puños como si eso evitara que no regrese para golpear a Fletcher. Aprieto mis labios como si eso evitara que le grite insultos en su cara.

Estúpido. Estúpido. Estúpido.

Yo soy más estúpida.

Estúpida. Estúpida. Estúpida.

¿Por qué creí que él me quería? ¿Ósea que nada de lo que ha pasado entre nosotros significa algo para él? ¿No le importa cuando lo sostuve mientras estaba borracho? ¿Cuándo lo defendí de su familia? ¿Cuándo me quedaba a su lado mientras que todos se iban?

Lo odio.

Me odio.

Lo odio más a él.

Me hizo llorar. Me hizo desear morir. Me hizo regresar para llorar con su hermano. Me hizo sentirme como la mayor estúpida de todas. Me hizo añicos el corazón.

Soy una estúpida.

¿Por qué no puedo dejar de llorar? ¿Por qué duele tanto? ¿Por qué me arde el corazón? ¿Por qué no puedo olvidarlo para siempre?

¿Por qué tenía que ser ella?

Ella no puede ser quien le haya robado el corazón.

Ese corazón tenía que ser mío.

Me odio.

Lo odio.

Lo odio más.

—Harriet —Elthon me devuelve a la realidad.

No sé si he estado llorando por horas, por un par de minutos o por años. Solo sé que no quiero parar. Odio llorar frente a otras personas pero esto era algo que no pensaba que fuera a suceder, pensé que sabía cómo sería el desenlace de esta historia.

Me cubro el rostro con las manos. —Lo odio —susurro.

Elthon me toma por los brazos. —Ven aquí —me pide moviéndome para que entre a la casa.

—Lo odio, Elthon —lloro más—. ¿Por qué?

Él ya lo sabe y creo que lo ha sabido desde hace un tiempo, lo que siento por Fletcher. Lo que sentía. Lo que aún siento.

—Vamos a mi habitación, Harriet. Tu hermano vendrá pronto.

Dejo que me lleve mientras bajo el rostro tanto como es posible. No hay nadie pero las paredes podrían juzgarme, podrían burlarse de la estúpida niña de quince años, tal vez catorce, que pensó se casaría con Fletcher.

Llegamos a su habitación, no he estado aquí desde hace mucho tiempo y me deja sentarme en su cama. Él cierra la puerta y se sienta a mi lado mientras yo sigo soltando lágrimas, de una forma más silenciosa ahora.

—Harriet —habla él lentamente.

Yo niego arrugando mi rostro. Ya no siento el dolor en el labio, mi corazón me está matando. —Lo quería, Elthon —mis ojos arden también, todo arde—. Yo lo amaba.

Elthon toma mi mano. —Lo sé.

Lo miro sin importarme lo horrible que me veo. — ¿Por qué lo sabes?

Sonríe tristemente. —Se te nota, Harriet. Tal vez pueda parecer que no te conozco pero si lo hago, sé que en el momento que él te empezó a gustar tu preferiste estar más con él que conmigo. Sé que siempre lo pones en primer lugar porque lo quieres, pero de otra forma.

Niego sintiéndome ahogada. — ¿Por qué tu si te pudiste dar cuenta de todo eso y él no? ¿Por qué él no me quiere? Pensé que sí, pensé que los abrazos, los besos… —comienzo a llorar de nuevo.

Elthon me toma entre sus brazos. —No llores, por favor. No vale la pena, no dejes que esto te haga llorar.

Demasiado tarde.

—Pero Elthon —me separo de él sintiendo mi rostro caliente—, yo sí lo quiero, yo lo… yo solo quería estar con él… yo quería estar con él… —repito sintiéndome tan débil.

¿Por qué duele tanto?

Elthon acaricia mi cabello. —Tranquila, por favor —limpia mis lágrimas con su pulgar—. Fletcher no se toma enserio las relaciones, no te merece.

—Elthon —digo temblando—. ¿Qué voy a hacer? ¿Qué hago ahora?

Sigue acariciando mi cabeza. —No pienses en nada ahora, solo trata de calmarte.

—Creo que no se dio cuenta —le digo—. Él no sabe porque le grité, él sabe porque me estaba comportando de esa forma. Le grite que le odiaba, que era un estúpido. Lo es.

Sigue tratando de tranquilizarme.

—No quiero hacer nada, quiero morirme —le digo jadeando por aire.

Toma mi mano de nuevo. — ¿Qué necesitas ahora? ¿Te llevo a tu casa?

Sacudo mi cabeza con fuerza. —Quiero desaparecer, quiero que ya no duela tanto.

Elthon suspira. —Vamos, Harriet. Lamento mucho que te sientas así pero, no vale la pena.

No sé si no vale la pena o si lo vale. No sé qué pensar. —No quiero estar sola —hablo entrecortado—. ¿Puedo quedarme aquí?

Elthon asiente. —Sí, le avisaré a tu mamá —se levanta—. Quédate aquí y yo dormiré en otra parte.

Niego sacudiendo la cabeza y tomando su mano. —No Elthon, no me dejes sola. Quédate aquí.




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