Los extraños casos de Rodríguez

I

 

Para contar esta historia, tengo que retroceder hasta el principio, hasta el primer suceso extraño ocurrido aquella tarde de julio, específicamente hace tres años en un pueblo llamado Rodríguez. Caminaba por el jardín en una noche oscura, las nubes cargadas de agua e iluminadas únicamente por la luz de la luna. Mis pasos resonaban en ese pasillo largo y angosto, cuyas paredes eran tan altas que no me permitían ver las montañas que rodeaban al pueblo; para vislumbrar un poco el cielo, debía levantar la vista 90 grados, la única manera de encontrar algo de luz. La presión de esa noche hizo que las nubes se agolparon y dificultaron la visión de mi camino.

Después de un largo día de trabajo, donde intentaba unir las pistas del caso de Rodríguez y descubrir al culpable de 8 crímenes sin conexión aparente, lo único que los unía era la misma daga clavada en el pecho. Como si el culpable les quitara el aire al clavarles esa daga y los dejara inmóviles hasta la muerte. El asesino sabía exactamente cómo hacerlo; parecía conocer la posición exacta para perforar el pulmón. Después de numerosas autopsias e investigaciones, descubrimos que las víctimas morían por asfixia, pero, a pesar de sus intentos por escapar de esa tortura, sus cuerpos se paralizaban debido a alguna extraña situación.

Mientras mi mente no dejaba de dar vueltas sobre el perfil del asesino, la presión sobre mis hombros aumentaba y las nubes no parecían ser ajenas a la presión. De pronto, veo a un hombre mayor, aproximadamente 1,90 m de altura, con un traje largo negro que lo protegía del frío y la humedad, y un sombrero largo del mismo color que ocultaba su rostro. Este señor de traje negro esperaba en la puerta de mi casa como si hubiera estado allí toda la noche, esperándome. Lo saludé cordialmente, esperando una respuesta igualmente cordial, pero no obtuve ningúna respuesta. A pesar de mis intentos de interactuar con él, nunca respondió. Con una extraña sensación, ingresé a mi hogar, donde la única criatura que me recibió con entusiasmo fue mi gato Nano.

Durante toda esa noche, no pude cerrar los ojos, pensando en el trabajo y en el extraño del traje. ¿Qué quería? Me levanté de la cama para mirar por la ventana; eran las 3:30 a. m. y él seguía esperando en la puerta de mi casa. Cuando finalmente logré dormir, mi despertador sonó al instante. No podía ignorarlo; tenía que descubrir quién era el asesino de Rodríguez. Al salir de mi casa temprano para irme a la oficina, recordé al extraño del traje; ¿seguiría esperando? Pero  ya no había nadie.

Al llegar al trabajo, mi secretaria Maribel me informó que otro asesinato había ocurrido en el pueblo; una vez más, el asesino de Rodríguez había actuado. Otra víctima con una daga en el corazón, asesinada en el mismo pueblo. Al final, Rodríguez se convirtió en un lugar demasiado opresivo para vivir. La nueva víctima se llamaba Santiago Vázquez, un contador, otra persona en el mismo contexto que las anteriores 8 víctimas. Según el expediente que me entregó Maribel, su esposa lo esperaba todas las noches, pero estaba abrumado por el trabajo y, como todos en este país en plena crisis de la gran depresión, tenía deudas bastante elevadas. Dejó una carta despidiéndose de su mujer e hijos.

Mientras leía el expediente, levanté la vista hacia la ventana y una vez más vi al hombre del traje, percibí sus ojos sobre mí, pero nunca pude ver su rostro. Salí corriendo para enfrentarlo; me había estado siguiendo desde la noche anterior y no podía permitirlo. Cuando salí, había desaparecido; no sabía adónde se había ido, como si hubiera desaparecido por arte de magia.

Desconcertado, buscaba con la mirada alguna pista sobre dónde podría haber ido, cuando sonó mi celular, era mi jefe.

- ¿Qué estás haciendo? ¿Por qué no estás en tu oficina trabajando en el caso de Rodríguez?  El estupido de Alfonso dice que son muertes autoprovocadas -me dijo, claramente molesto-. Debes volver al trabajo y encontrar las respuestas, porque la próxima muerte será responsabilidad tuya.

La verdad es que estoy cansado de buscar al asesino de Rodríguez; sin embargo, mi exhaustivo trabajo no da frutos. No puedo encontrar pistas y la única pista que tengo es que las víctimas, al principio, parecía que morían por la daga, pero en realidad se paralizaban y morían asfixiados.

Pasaron los años y el asesino de Rodríguez seguía acumulando víctimas, todas con el mismo modus operandi, paralizadas con una daga en el corazón, como si estuvieran petrificadas. A este punto mi jefe ya me culpaba de todos los extraños sucesos.

Y mientras aumentaban los casos, aparición del hombre del traje eran más recurrentes, siempre parado al lado de mi puerta esperando quizás algo o alguien. Logrando paralizar mis piernas y mis brazos, tan solo sentir su mirada fría y su espeluznante presencia lograba congelarme. Pero siempre mi adicción al trabajo era tan fuerte que al final, lograba liberarme de él. Con el tiempo me acostumbré a su presencia, a pesar que nunca me hablaba, solo me acompañaba en los momentos donde todo a mi alrededor presionaba sobre alguna decisión que debía hacerme cargo. Hasta las últimas semanas, el extraño del traje me acompañó en los momentos más cruciales, como si fuera aquel fiel amigo que nunca te abandona. Pero a diferencia de un amigo, este ser lograba hacerme sentir incómodo en cualquier lugar a donde iba. Primero fue en el trabajo, luego afuera de mi casa. Sin embargo, anoche, ocurrió el suceso más extraño con este hombre.

Después de un día agotador del trabajo, ingresé mi llave en la puerta y la abrí, el ambiente de mi hogar se había tornado oscuro, las luces no alcanzaban a iluminar las habitaciones. Tal era mi cansancio que no le presté atención a ese extraño suceso, me quité mis zapatos puntiagudos y me desvestí después de un día entero de trabajo. Anhele ese momento durante todo el día, ponerme mi pijama y acostarme. Apenas repose mí cabeza sobre la almohada, quedé noqueado. A pesar de mi cansancio, a las 3:30 a.m. me despertó una extraña presencia en mi hogar. No oí ningún ruido fuerte, sin embargo, Nano emitió un bufido que anticipó que alguien estaba en mi casa.



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En el texto hay: cuento, cuentocorto, suspenso drama

Editado: 22.04.2024

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