Los Fantasmas de Crono. (parte 7 y última de la Saga)

Capítulo 1: El Oro de Cronos .

​La Lucha en el Callejón Romano.
​El mercenario, un hombre musculoso vestido con una túnica de lino sucio para camuflarse, se lanzó sobre Kira con una gladius romana. Kira no podía usar sus armas de fuego modernas (el ruido y la tecnología alterarían la línea temporal).
​Ella esquivó el golpe, agarró su muñeca y usó una técnica de desarme rápido, golpeando el codo del mercenario contra la pared de piedra. La espada cayó con un tintineo.
​Vance, ajeno a la vida de espionaje, retrocedió con la confusión de un hombre que ve un duelo a muerte por primera vez.
​—¡Kira! ¡Qué estás haciendo! ¡Es un asesinato! —gritó Vance.
​—¡Cállate, Elías! —siseó Kira, no por rabia, sino por la necesidad de protegerlo—. ¡Él no es un ciudadano! ¡Es un soldado de Seraphina!
​Kira usó su bota para noquear al hombre. Ella tomó su pequeña radio encriptada, confirmando su peor miedo: Seraphina estaba cerca.
​El Desafío de la Amnesia.
​El primer desafío de la misión no era Seraphina, sino Vance.
​—Necesito que te concentres, Elías. Estamos en el Año 85 después de Cristo, en Roma. Seraphina está aquí para encontrar un artefacto que puede destruir el tiempo, el Protocolo de Cronos. Tú eres el único que puede encontrarlo —explicó Kira, con la esperanza de que la historia reviviera su memoria.
​Vance miró a los legionarios que pasaban. —No recuerdo nada de artefactos. Solo sé que te amo... y que creo que deberíamos estar en un museo, no luchando con espadas.
​—El Protocolo se incrustó en un objeto histórico. Tú lo sabes. Lo llamaste el "Ancla".
​Kira usó el escáner de artefactos portátil modificado por Nido. El escáner se encendió, emitiendo un pulso sónico que Vance, aunque amnésico, captó.
​—Esa frecuencia... —murmuró Vance, tocándose la cabeza—. Es una firma de oro refinado... y cuarzo. Un metal noble...
​La Pista del Orfebre.
​Kira siguió el escáner, arrastrando a Vance por el mercado. El pulso se hizo más fuerte cerca de la orilla del Río Tiber.
​—El Protocolo está en la tienda de un orfebre. ¡Rápido, Elías!
​Llegaron a un pequeño taller de un orfebre. La puerta estaba abierta. Dentro, Seraphina y Draco ya habían neutralizado al dueño de la tienda.
​Seraphina estaba examinando una caja de oro que contenía un pequeño reloj de sol de bolsillo, elegantemente diseñado. El reloj de sol, el "Ancla", pulsaba débilmente con una luz fantasmal.
​—¡Ah, Capitana! Sabía que vendrías a por tu amnésico. ¡Llegan justo a tiempo para ver el reencuentro de Cronos! —dijo Seraphina, levantando el reloj de sol.
​El Combate por el Ancla.
​Seraphina lanzó la caja de oro a Draco. —¡Ocupa a la Capitana! ¡Yo estabilizaré el Protocolo!
​Draco, el mercenario fuerte y bien armado, se enfrentó a Kira. El combate fue brutal y desigual, con espadas y dagas.
​Mientras luchaban, Vance tuvo un destello de memoria fugaz al ver la vibración del reloj de sol.
​—¡El Protocolo! ¡Si Seraphina lo toca sin estabilizar, la energía temporal podría convertirla en un fantasma! —gritó Vance, el pánico devolviendo fragmentos de su conocimiento.
​Kira usó su última granada de pulso de humo para cegar a Draco y se lanzó sobre Seraphina.
​Seraphina no soltó el reloj de sol. Ella se abalanzó sobre el orbe que sostenía el artefacto.
​—¡Vance! ¡Detenla! —gritó Kira.
​Vance, a pesar de su amnesia, tomó un jarrón de bronce pesado y lo arrojó con una puntería instintiva hacia la cabeza de Draco. Mientras el mercenario se tambaleaba, Vance se dirigió hacia la salida.
​—¡No puedo luchar, Kira! ¡Pero puedo correr!
​Vance tomó la pequeña Bóveda Geotérmica (que Kira había escondido) y la arrastró hacia el mercado. El tiempo se acababa.
​Kira lanzó su daga. La daga golpeó la mano de Seraphina. El reloj de sol de oro cayó, rebotó y rodó fuera de la tienda, directo al canal de desagüe del Tiber.
​—¡No! —gritó Seraphina.
​Kira se dirigió a la salida, persiguiendo a Vance. Seraphina, con su Protocolo perdido en el Tiber, se lanzó en su persecución.
​El primer asalto en la historia había terminado, con el Protocolo de Cronos perdido en las aguas de la Antigua Roma.




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