Los Fantasmas de Crono. (parte 7 y última de la Saga)

Capítulo 2: Las Corrientes del Tiber.

​La Carrera por el Río.
​Kira salió del callejón y vio a Vance arrastrando la Bóveda Geotérmica (disfrazada de baúl de viaje) hacia el Tiber. La prisa de Vance era instintiva, guiada por un conocimiento que su cerebro consciente no recordaba.
​—¡Vance! ¡Aquí! —gritó Kira, alcanzándolo y quitándole el baúl.
​—¡Tenemos que irnos! ¡Ese hombre con la espada...! —dijo Vance, su pánico palpable.
​—Ese hombre es un mercenario. Y el objeto que lo trajo aquí está en el río.
​Kira usó el escáner modificado de la Bóveda para rastrear la firma del Protocolo. La firma, debilitada por el agua, pulsaba a lo largo del Tiber.
​—¡Maldita sea! El Protocolo se está moviendo con la corriente. Si llega al mar, se estabilizará y lo perderemos en el tiempo —dijo Kira, desesperada.
​La Trampa de Seraphina.
​Mientras rastreaban el Protocolo, Seraphina y Draco (el mercenario) salieron del callejón. Seraphina ya no ocultaba su ira.
​—¡La Capitana no huirá de mí en la historia, como huyó de mí en el abismo! —gritó Seraphina.
​Ella notó que Vance estaba aturdido y amnésico. Seraphina sonrió al comprender la ventaja.
​Seraphina le hizo una seña a Draco. El mercenario se deslizó a través de la multitud, cortando un cabo que sostenía una lancha de transporte cargada de ánforas de vino. La lancha se soltó y comenzó a flotar sin control hacia Kira y Vance.
​—¡Kira! ¡La lancha! —gritó Vance, señalando el peligro.
​Kira no podía concentrarse en el rastreo y el ataque. Ella empujó a Vance contra un pilar de piedra para protegerlo.
​—¡Quédate aquí! ¡No te muevas!
​Kira usó una explosión sónica de su traje táctico para desviar la lancha de ánforas, pero el ruido y el movimiento atrajeron la atención de la Guardia Pretoriana.
​—¡Problemas! ¡Vienen los legionarios! —advirtió Vance, el conocimiento militar aflorando instintivamente a su mente.
​El Salto Inestable.
​Kira sabía que no podía luchar contra la Guardia Pretoriana, los mercenarios de Seraphina, y buscar el Protocolo. El Protocolo se había movido de nuevo.
​—¡Vance! ¡El Protocolo ha saltado! ¡Ya no está en Roma! —gritó Kira, viendo cómo el rastro se desvanecía.
​—¿Saltado? ¿Adónde?
​Kira activó la Bóveda Geotérmica. El mapa temporal se encendió, mostrando un nuevo pulso de energía: Florencia, Italia, Siglo XVI (El Renacimiento).
​—Elías, necesito que me digas por qué el Protocolo saltó a Florencia. ¡Piensa! ¡Conocimiento histórico!
​Vance cerró los ojos, apretando los puños. Las palabras le quemaban la mente. —El Renacimiento... Leonardo... el primer reloj... el intento de comprender el tiempo...
​—¡Eso es! El Protocolo busca la época con el mayor conocimiento temporal.
​Kira arrastró a Vance de regreso al callejón lateral, justo cuando la Guardia Pretoriana doblaba la esquina. Ella activó el salto temporal.
​—¡Siguiente parada, Elías! ¡El Renacimiento!
​La Bóveda Geotérmica se disolvió en un rayo de luz que se elevó sobre los tejados romanos, dejando a una furiosa Seraphina y a los legionarios en el polvo. El Protocolo se había convertido en un juego del gato y el ratón a través de los siglos.




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