Había una persona restante, no tenía a nadie. Pero sólo esperaba que me ayudaste ahora.
Mark Thomas, el amigo que aún no he lastimado y que anteriormente, noto extraña.
En anteriores ocasiones estábamos investigando sobre Steve, pero con lo que había visto frecuentemente, sabía que él tenía relación con todos.
Me encontraba en la puerta de la casa de Mark. Cuando espere a ser atendida...
— Hola, ¿Se encuentra Mark? — dije con amabilidad al padre.
Es curioso ver lo, como nunca lo había visitado, no sabía mucho de parte de ambos amigos que tenía.
— Si, esta en su habitación. ¿Quién lo busca? .
— Una amiga, Sasha Lewis.
—Está bien, puedes aguardar en la sala.
Asentí, apenas me senté.
«Espero que no me atrape, no puedo creer que este pasando esto»
Al esperar un par de minutos. Al fin bajo a Mark.
Me sorprende su forma de vestir, llevaba una camiseta grande a comparación de su cuerpo y unos pantalones con bolsillos a los costados. Despeinado y erguido al caminar.
—¿Cómo estás? —dijo él.
— Por ahora bien, ¿Y tú, Mark?
— Cansado, hice muchas tareas hoy.
Lo mire extrañada.
—¿Qué tareas?
— Nada. Cosas de familia.
— En fin, vine a decirte algo. Algo sorprendente y para muchos terrorífico.
— Algo que no sorpresa —dijo con sarcasmo.
—Mi madre— susurré— De alguna forma...fue poseída.
—¿Poseída? — dijo Mark sentándose a mi lado. Más que sorprendido estaba preocupado.
— Janice fue asesinada por Esteban. La enterró en mi casa y por esa razón, ella es la más frecuente de todos las que he visto.
Mark asintió, escuchaba con atención.
—Lo que también me dijo Janice fue que...él no lo hizo por cuenta propia, sino que un dominio lo motivaba a seguir con la locura.
—¿Y cómo es que tu madre fue manipulada por el demonio? ,¿Cómo llegó este ente a tu casa?
— Esteban, me ha estado contactando en estos últimos días, por eso era diferente. No se como explicarlo pero...consiguió debilitar y hacer que yo aparezca como una sonámbula. Por eso no reaccioné ante la engreída de Stacy y su par de perritas falderas.
— Buen concepto— dijo Mark al reírse.
— Te refieres a lo de "perritas falderas"
— Ajam, me alegra ver que haya regresado la antigua Sasha.
— Lo se— dije con un tono de ironía—Por eso me ha hecho bien separarme de esa casa, pero a la vez, me da pena por lo de Janice y el resto.
— Una pregunta— musitó Mark—¿En donde está tu madre en este momento?
— Te soy sincera, no lo sé.
De repente apareció una señora que trajo consigo galletas de maíz.
— Hola, no me he presentado. Me llamo Catherine Thomas, la madre de Mark— dijo al fruncir una sonrisa gentil.
—Y yo Sasha Lewis—dije al devolverle el gesto.
Lo que notaba de Catherine era que tenia ojos negros, cabello castaño y pálida como Mark. Lo que me recordaba cuando vi al padre . Su color peculiar de ojos : celestes verdosos. Con el cabello marrón claro, con pequeñas canas a los costados.
—Madre, iremos a mi habitación— dijo Mark al llevarse el plato de las galletas—Y gracias por el postre.
—Está bien— dijo Catherine al cruzar los brazos entre su cintura.
Al llegar a su habitación, este era en su totalidad, sombrío y oscuro.
Estaba decorado por posters de bandas de rock y dibujos de seres del más allá.
— Te gustan...—dije por lo bajo.
—¿Demonios? , si. Mi madre no es religiosa por eso no me dice nada.
—¿Entonces en qué creen?
— Son ateos.
—¿Y vos?
— Casi de ambos, hasta podría decirte que soy creyente — se dejó caer en la cama mientras observaba su propio cuarto.
— Oh... Y yo ni hablar—tome una fotografía que se encontraba cerca del netbook.
Se trataba de Mark y Nicholas , de cuando eran niños. Entre 7 o 8 años.
— Si que eran diferentes...
Mark miró la foto en silencio mientras sonreía.
— OK, no sé cómo resolverlo. Lo único que hice fue dejar a Ellias en la casa de mi prima. Después...solo no sé...
Fijo directo en la ventana hacia el exterior mientras Mark decía.
— Si es lo que tu dices, esto es algo grave. Los demonios son seres oscuros que atormentan a nosotros con tan solo cumplir su propósito.
—¿Y eso es...?
—De portarnos al infierno o más bien, lograr que nosotros mismos hagamos cosas que nos dejarían sin poder hacer lo correcto....
—Para después no volver— dije al interrumpir.
—Exacto, por eso Esteban habrá caído fácil. Por que el sentía celos, rabia, amargura por Steve...
En ese momento me detuve, fue donde una imagen apareció en mi cabeza. Un pasado, una muerte...
—¿Claris? —dijo Steve al esperar en una habitación.
Estaba sentado con un traje elegante.
Miro el reloj en la pared, este marcaba las diez en punto.
—¿Si? —contestó Claris . Su voz se oía lejos.
—¿Has podido probarte el vestido que te regale?
Hubo silencio, hasta que Steve sintió las pisadas. Que luego de escucharlo más fuerte, pudo ver a Claris pasar de la habitación en donde estaba la suya.
—¿Y cómo me queda? —dijo tímidamente.
Steve quedó deslumbrado al ver como le había quedado.
El vestido era de un color carmesí rojo, con unos despliegues a sus costados. En la parte del frente estaba decorado con rosas blancas , de arriba hasta la cintura. Estos tenían un brillo por las pequeñas diamantes que estaban al borde del vestido.
Llevaba un par de aretes redondos que contrastaba con las florecillas pequeñas.
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Editado: 20.09.2022