Los fantasmas del pasado

Capítulo 25: El demonio

A cabo de unos pocos segundos (a escondidas de su familia), tomó su ropa y fue con Mark. Antes de eso, Nick se despidió de su hermana que al principio no aceptaba el hecho.

— Debo irme, por favor has que vuestro padre lo entienda.

— Prométeme que volverás o sino seré yo la que te regañe más que mamá.

—Está bien—dijo Nicholas al sonreír con ironía.

Tras pasar desapercibido de sus padres, fueron afuera, a donde Mark le condujo a su transporte.

—¿Desde cuanto tienes una motocicleta?

— No tanto. Mi padre me lo obsequio.

Nicholas se acomodo mientras Mark encendía el motor.

En el camino, Nicholas hacia memoria de lo que recordaba sobre el suceso de aquella noche. Sasha no estaba, él estaba seguro de lo que sus ojos captaron. Así mismo sabía que no se trataba de ella.

Es como si su cuerpo estaba en la casa de Paola pero su consciente no.

Al instante en que fue a estar cerca de Sasha, su vista se nubló, sus piernas seguían a su dirección. Sus ojos por el momento estaban cerrados, pero en el momento en que los volvió a abrirlos. Vio claramente que la persona con que trataba era Esteban y sin saberlo... Cuando se vio reflejado en el espejo su imagen se reflejo disiento. Él era Steve.

 

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Ellias caminaba apenas, a pasos de algunas piedras que pisaba. Estas eran de colores apagados. Su madre, le sostenía su hombro y con sus ambas manos lo conducía enfrente suyo.

—Ya casi llegamos— mencionó mientras caminaba de a poco—Tú padre llegará.

—¿Mi padre? — dijo al encontrarse ya despierto.

—Así es mi niño...el demonio prometió traerlo.

Quizás era la felicidad lo que veía Ellias en su madre, pero él se detuvo. Y con indiferencia le dijo: —No quiero mamá.

—¿Qué dices?

Ellias suspiro y luego miro a lo lejos.

—Él nos dejó, fue lo que dijiste. No nos quiso.

—Eso cambia ahora, Ellias , solo dale la oportunidad de verle una vez. Él...

El niño se soltó de sus manos. Corrió lejos de ella.

—¡¡¡Ellias!!!

 

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Cuando ya estaban en la casa de Sasha , pararon en frente.

—Aquí estamos—dijo Mark al sacarle la llave de la moto.

—¿Por qué hay esas cintas?

— Sasha y su madre e incluso su hermano tuvieron que irse. Es una historia larga. .

— Cuéntalo.

—Al fin ellos lograron presentarse ante Alison y Ellias.

—¿En serio? —musito Nicholas, pero algo presiento. Como si algo en la propia casa le advertía que algo iba a pasar— Presiento algo...

—¿Cómo que, de ellos o el demonio?

—Más que eso, todo esto es una trampa— dijo Nicholas al ver varios cuerpos oscuros en toda la casa.

Mark no lograba verlos pero divisó entre los árboles de la casa personas que los observaba.

— Nick...hay que irnos ahora.

—¿Qué ?

Y de repente se escucho un grito, a través de los arbustos y de la casa, se oyó pasos que se dirigían hacia ellos.

Mark y Nicholas fueron interceptados por chicos de su edad que lo sostuvieron fuerte de los brazos.

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— Todo fue gracias a Esteban—dijo aquella cosa deforme.

Salió de las sobras a hablarme.

—¿Qué eres?

Era repugnante, es como si su propia presencia me causaba aborrecimiento.

— je je je...te causa asco pero no dirás lo mismo de lo que estará por pasar.

—¿A que te refieres?

—Hmm...— gruño como si jugará con sus palabras— Sangre...

—¿Sangre?

De repente vino repentinamente hacia mi, salto hacia mi cuerpo y sintió mi cuello.

— Pronto cambiará Sasha, solo un sacrificio y serás diferente sí quieres— la sostuvo de las muñecas . Sus largas y huesudas manos tocaron mis mejillas . Obligándome a verle a los huecos que tenia en vez de ojos. Sonrió maliciosamente. No tenía dientes sólo pequeños colmillos que sobresalían uno de otros, y otra detalle era su aspecto. Su aliento era desagradable, con si se hubiera comido carne putrefacta— Podrás ver aquellos, puedes ser más fuerte que ellos....y matarlos sin piedad cuando estos se aprovechan de ti. Solo di...."Si".

—Nunca....

Sin embargo el ser seguía mirándome. Hasta sentí que lo tenía muy cerca.

Su figura era otra persona.

Era un joven de mi edad con ojos celestes y de cabello color marrón. Me parecía familiar.

—Por favor, entiende que lo hago por tu madre.

—¿Que? .

—Tu padre está aquí....

—¿Mi padre?

—Si— interrumpió otra voz.

Entre aquella voz, la lucidez de los reflejos mostraba aquel hombre en la esquina.




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