Capítulo diez:
Catalina:
Todos estábamos preocupados por Teresa, ella ya llevaba 24 horas desaparecida.
Lo más adecuado en está situación, es llamar a la policía. Y así fue, los padres de Teresa avisaron a la policía, y esté caso entró a investigación.
Ya habían pasado dos días desde que Teresa desapareció. Durante éstos días, ni señales de ella, ningún rastro.
Los familiares de Teresa ya esperaban lo peor, pero aún tenían esperanzas.
Además…
Lo más raro de todo esto, es que Jazmín también había desaparecido. La gente del pueblo no paraba de hablar, tal vez andaban de fiesta, con algún chico, etc.
“Chismes”, la gente siempre murmuraba, pero no ayudaban. Prefieren estar lo más lejos de la situación, y no entrometerse a problemas que no son suyos. Menos por dos jovencitas, que siempre hacen lo que ellas quieren.
***
Viernes:
Era viernes por la mañana, toda la gente que quería ayudar se reunió, junto con los grupos de búsqueda.
Así que lo primero que se le ocurrió al alcalde, fue hacer grupos de búsquedas por todo el cementerio y el bosque. Aunque el clima no estaba de nuestro lado, iba a ser una búsqueda al parecer lluviosa.
Las chicas y yo, nos apuntamos a la búsqueda de Teresa y Jazmín. También se apuntó Tadeo, Tiago, y lo más raro los hermanos Ferrer. Mucha gente se apuntó, otras no quisieron, pero éramos un grupo bastante grande para buscarlas.
El alcalde y el sheriff organizaron grupos de siete personas y un adulto. No querían arriesgarse más, suficiente con dos desaparecidas, no querían a una tercera persona más.
Claro, no podía decir que me tocó el mejor equipo de búsqueda.
En mi fantástico equipo estaban:
Rubí, Aurora, Tadeo, Tiago, Aarón, Adrián, y por supuesto yo.
En mi grupo iba: la que no le gustan los bosques solo las fiestas, los más inteligentes del salón, el no inteligente, el chico que me gusta.
Y por último…
El más arrogante y pesado del mundo.
―Hola.―Me dice Aarón, acercándose a mí.
―Hola, Aarón, ¿Cómo estás?―Le respondí, invitándolo a sentarse en una banca, en la que yo estaba sentada.
―Bien, y tú.―Él me respondió, sentándose a mi lado con una sonrisa.
―Bien, eso creo.―Le respondí, todo esto era incómodo para mí.
―Me gustaría… invitarte a salir.―Él me respondió al principio un poco dudoso, pero después él lo dijo muy seguro.
Silencio…
Estoy sorprendida de que Aarón me invitara a salir, no sabía qué decir. Mi mente me decía ¡si quiero!, pero una parte de mi alma decía tengo miedo, no sabía exactamente nada de ellos. Lo único que sé dé ellos, son sus nombres y que pueden tener un gran secreto escondido. Pero tal vez era mi oportunidad de saber algo más de ellos, y que escondían en ese sótano.
―Sí, me encantaría salir contigo.―Le respondí, con una gran sonrisa y un corazón que no para de latir.
― ¿Qué te parece, el domingo?―Él me preguntó con una sonrisa de oreja a oreja, al parecer le gustó mi respuesta.
―Claro.―Le respondí, ya me estaba quedando sin palabras, estaba muy nerviosa.
Estábamos a punto de darnos un beso, cuando nos interrumpe el sheriff.
Tal vez no era el lugar adecuado para darnos un beso, pero si la ocasión perfecta…
― Buenos días, jóvenes.―Nos dijo serio.
―Buenos días, en que le podemos ayudar.―Le respondí.
―Me gustaría platicar con el joven Ferrer.―Él nos respondió, mirando a Aarón.
―Claro, ¿En qué lo puedo ayudar?―Respondió, levantándose del lugar.
―Me gustaría platicar con usted a solas, si no le molesta a usted.―Él le respondió señalando su carro.
―por supuesto. ―Aarón le contestó, mirándome a mí después.
― Por mí no hay problema. Añadí, ― un poco incómoda.
Aarón solo asintió con la cabeza, y se dirigieron al vehículo del sheriff. Qué raro está todo esto, ¿Qué querrá el sheriff de Aarón?
Mis pensamientos son interrumpidos por Adrián Ferrer.
―Hola, Catalina.―Él me dijo, sentándose a la par mía.
― ¿Qué quieres?―Le respondí, un poco irritada.
―Donde están tus buenos modales Catalina, ni un hola.―Él me respondió, con un tono burlón.
―Hola. ―Le respondí. ― ¿Querías algo?―Le pregunté.
―Sí, ¿Por qué dudaste cuando Aarón, te invito a salir?―Me preguntó, con el mismo tono de voz burlona.
―Yo no dudé.―Le respondí, un poco nerviosa.
Él me sonrió.
―Sí, lo hiciste.
― Si no estás segura de salir con él, busca otras opciones.
― ¿Otras opciones?―Le pregunté, irritada.
Que se creía él, para venir a decirme con quien puedo salir. En cualquier lugar que yo estaba, siempre aparecía.
―Ya sabes ¿No?, hay otros peces en el agua.―Él me respondió, levantando una ceja y sonriéndome.
―Claro, pero yo quiero aquel pez que ves allá. ―Le respondí, señalando a su hermano.
―Aburrida.―Él me respondió irritado, dándome un beso en la mejilla y alejándose de mí.
Qué extraño era Adrián, y lo que más me sorprendió de él, fue el beso que me dio. Ni nos conocemos, qué atrevido era.
Por fin, el sheriff se acercó a todos y empezó a colocar a cada grupo un adulto. Era nuestro turno, pero la mamá de Aurora no había llegado todavía, así que la tendríamos que esperar.
Esperamos media hora, pero no aparecía la madre de Aurora.
―Qué raro que mi madre no aparezca.―Dijo Aurora con su celular en la mano.
― ¿Qué hacemos ahora?―preguntó Aarón.
―Vayan a casa, vuelvan mañana mejor.―Nos respondió el sheriff.
―Y perderme la diversión, no lo creo.―Dijo Adrián irritado.
―No podemos ir solos, y si nos pasa lo mismo que a Sofía. ―Añadió Tiago, nervioso.
―No puedo esperar, iré yo solo. ―Respondió Adrián.
―No puedes ir solo muchacho, eres menor todavía.―Dijo el sheriff.
―Claro que no, ya tengo dieciocho. ―Él le respondió al sheriff irritado.
No puedo creer que Adrián sea mayor, no parece que tenga dieciocho.
Editado: 17.12.2022