Los Ferrer

✨Capítulo Trece✨

Capítulo trece:

Catalina.

Observando cómo la persona se acerca a mí, veo que es nada menos que…

Adrián 

Él lleva puesto una camisa negra, que le marca sus músculos, un pantalón de militar.

Él parece reconocerme y se acerca a mí, me alejo de él, Adrián parece confundido por mi acción.

―Catalina ¿Estás bien?, ¿sabes cuantos días te hemos buscado?― me pregunta, pero no respondo.

Estoy completamente confundida, ¿Cómo llegó Adrián aquí? No sabía que me estaban buscando, ni que estaba desaparecida.

Estoy aterrada por el hecho que Jazmín está muerta, señaló el cuerpo de Jazmín. Adrián me sigue con los ojos, solo hace una mueca y de nuevo se concentra en mí.

Le hago una mala cara. 

― ¿Qué? ― Me dice despreocupado. 

Cómo es que no siente nada por Jazmín, sé que él no la conoció, pero es una persona, un ser humano que merecía vivir. 

― ¿Qué? Es lo único que me vas a decir ― mi voz sonó rasposa, me duele la garganta y tengo sed, pero los ignoro― Es Jazmín una compañera y… está muerta ― la última palabra salió en murmuro.

―Qué quieres que te diga.―Me respondió levantando sus hombros.

― ¿Cómo llegaste aquí?― Le pregunté seria. 

―Es una larga historia, ¿Cómo llegaste tú aquí?―Me respondió evadiendo mi pregunta.

―Una pregunta a la vez, tú responde mi pregunta y yo te respondo la tuya. ― digo cruzando mis brazos 

―Ya te la respondí “Es una larga historia”, ahora es tu turno de responder.― Me dice, está claro que no quiere responder mi pregunta.

―emmm…―me hago la pensativa ― no sé ― llevo una de mis manos a la barbilla fingiendo estar pensando ― ya sé ―digo y él parece curioso con lo que voy a decir. ― Es una larga historia. ―sonrío, y él hace una cara de pocos amigos.

―Esa no es una respuesta coherente ― se da la vuelta para ver el cuerpo de Jazmín, saca su celular y comienza a llamar― no te voy a insistir para que me lo cuentes, total lo voy a saber.

― ¿A quién llamas? ― pregunté, pero él me ignora y llama― Me gustaría que me hicieras caso ―grité. 

― ¡Cállate! ¿Sí? No me dejas escuchar y es muy importante.― me dice y se aleja de mí, para que no pueda escuchar su conversación. 

Le hago caso, claro en callarme.

Me levanto del piso, gastando las pocas fuerzas que tengo, lo vuelvo a ver, pero él parece ignorarme y ajeno a lo que estoy haciendo.

Pongo mi pie izquierdo en el suelo, nomás lo pongo en el suelo y me duele como el infierno.

Hago una cara de dolor.

―No puedo caminar ― lo digo en voz alta, pero no logró llamar la atención de Adrián. 

Con la poca energía que tengo, caminó hacia donde está Adrián, él está tan distraído en la llamada que no siente que estoy atrás de él.

―SI, la encontré, pero hay un problema que tenemos que resolver y rápido. —Él dice a la otra persona del teléfono. —Ella aún no quiere decirme que le sucedió, no confía en mí todavía. —Él dice, claro que no confío en él, él es misterioso y con secretos. Aún no ha querido decirme cómo me encontró.

—Intentaré convencerla, pero no prometo nada. —Él dice, y se queda callado por un momento.

—Es grosero escuchar conversaciones ajenas, ¿No crees Catalina?—Él me dice volteándose hacia mí, y guardando su celular en su bolsillo.

— ¿Con quién estabas hablando?—Le pregunté, ignorando su comentario.

—Yo pregunté primero, no quieras hacerte la loca. —Él me dice acercándose a mí.

Di unos pasos hacia atrás, y mi espalda tocó un árbol.

—Es hora de irnos a casa, te ves muy mal. —Él me dice al oído y se aleja, y camina directo al bosque.

—Como que no eres muy inteligente ¿Verdad? No puedo caminar, me duele demasiado el pie. —Le gritó, y él solamente voltea la cabeza hacia mí, y sigue caminando.

Después de unos minutos él regresa, y se acerca a mí.  Él agarra mi cintura y de un levantón él me cargó en sus brazos, y camina. 

― ¿Qué haces?―Le digo molesta. 

―Te llevo a casa, en tus circunstancias no puedes caminar.―Me dice con media sonrisa, estaba disfrutando todo esto.

―Quiero que me bajes, ahora, yo puedo caminar sola.―Le respondo aún molesta. 

―Claro que no puedes.―Dice sonriendo, y sigue caminando.

―Quiero que me bajes ahora.―Le dije seria, esta vez no estaba jugando. No quiero que Adrián me lleve, no sé qué tipo de persona es, más si es una trampa.

―Como tú quieras.―Diciendo eso él me suelta, y caigo en la tierra.

―Auch.―Murmuré.―Eres un idiota ¿Por qué me soltaste?―Le dije, molesta.

―Tú me lo pediste.―Me respondió sonriendo. ―A ver camina, quiero verte, si puedes claro.―Me dice, aun con esa sonrisa.

―Claro que puedo.―Le digo confiada, pero sabía que no aguantaría ni dar un paso.

Me levanté del suelo y me puse de pie, esperé un minuto para dar un paso y…

―Adelante, camina.―Me dice, sonriendo un poco.

―Ya voy, no me apresures. ―Le contesté.

Respire profundo y camine, cuando di mi primer paso no aguante.

―Ay ay ay.―Me queje de dolor.

―Te lo dije, no puedes caminar. ―Se burló de mí. ― Así nos vamos a retrasar.

Por una parte él tenía razón, y lo odiaba por tener la razón. Por otro lado no quiero que me lleve en sus brazos, que incomoda, pero quiero salir de aquí.

―Está bien, acepto tu idea.―Le dije.

Él me sonrió. 

 Acercándose a mí, me levanta de nuevo y me vuelve a cargar en sus brazos.

Yo volteé los ojos, no me quedaba de otra. Así que envolví mis manos alrededor de su cuello, y coloque mi cabeza en su pecho. No me culpen, estoy muy cansada y fatigada.

Estuvimos caminando exactamente una hora, una hora de silencio. Hasta que, obviamente rompí el silencio. 

― ¿Adónde nos dirigimos?―Le preguntó interesada. 

―A mi casa.―Me respondió.

― ¿A tu casa?―Le pregunté sorprendida.

―Sí, algún problema. 

―Sí, claro que hay un problema. Yo no los conozco muy bien, porque mejor me llevas a un hospital.―Le dije, era mejor el hospital que su casa.



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En el texto hay: misterio, traiciones, secretos

Editado: 17.12.2022

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