Los Ferrer

✨ Capítulo Dieciocho ✨

Capítulo Dieciocho:

Tadeo:

Corre…

Corrí, mis pies ardían de tanto correr al suelo rocoso. Las ramas caídas arañándome, rompiendo mi piel, pero no puedo detenerme.

  El frío de la noche golpea mi piel desnuda, mi camisa rasgada en algunas partes. Mis muñecas quemaban por el lazo que las unía.

Mi respiración era un desastre. La desesperación y el miedo que sentía correr en mis venas, mi instinto de supervivencia.  Sin importar lo cansado que estuviera, no podía parar. Tenía que seguir, ellos venía detrás de mí.

¿Cómo pude ser tan idiota?

¿Cómo pude confiar en ella?

¿Cómo no pude ver la clase de monstruo que era?

Tropecé, y caí mis rodillas tocaron el suelo. Gruñí de dolor y me impulsé levantándome del suelo, para seguir corriendo. Ellos estaban cada vez más cerca, su voz atormentando mis oídos. 

Sabía que estábamos en algún lugar del bosque, un lugar muy desolado porque nadie había venido al rescate cuando grité por ayuda.

―Tadeo.―exclamó mi nombre.

Descansé mi espalda en un enorme árbol, intentando recuperar un poco el aire para poder continuar. Eché un vistazo, por un lado, del árbol y no los vi.

¿Dónde están?

No me quedé a averiguarlo, empecé a correr a toda velocidad de nuevo. Entonces, detrás de mí escuché algunos pasos acelerados. 

No.no.no.

Unos tipos me envolvieron con sus brazos desde atrás.

― ¡No!― Luche para liberarme.

―Shhh, shhh.― Él susurró manteniéndose pegado junto a ella.

― ¡Suéltame! ¡No le diré a nadie! 

Él me giró y me obligó a enfrentarlo.

Él me sonrió.

― ¿Crees que soy estúpido? ―dijo él.

―No vamos a hacerte daño, Tadeo.―Dijo ella después.

―No les creo.―Murmuré.

Creen que soy estúpido, he averiguado mucho acerca de ellos. Es obvio que si me dejan libre los hundiré.

―Chico inteligente.― la burla en su voz era notoria. 

―Váyanse a la mierda los dos, más tu perra despreciable.― lo dije con todo el desprecio que pude conjugar. Él torció su rostro acercándose más a mí, levantó su mano para abofetearme con todas sus fuerzas, tanto que tuve que dar unos pasos para atrás. Mi rostro palpitaba de dolor, podría hasta saborear mi sangre en mi boca.

―Vuelve a insultarla y ya verás.―Me reto el chico, acercándose de nuevo.

― ¡Eres una desgraciada hija de puta! ¡Loca de mier!―Otro golpe, esta vez más fuerte que la anterior, me desoriento por unos momentos, mi oído palpitaba dolor.

―Otra vez.―la defendió el chico que me acaba de golpear. 

Escupí sangre y tosí un poco, sin dejar de mirarlo.

― ¡Enfermos! ¡Son unos enfermos! ¡Tú!―Otro golpe directo al rostro me mandó hacia atrás y me tumbé por completo. Algo dentro de mí tenía que haberse roto porque el dolor en mi mandíbula no tenía comparación. 

Gemí de dolor.

Él se inclinó hacia mí y me ofreció su mano.

Que se cree este estúpido tipo.

― ¿Vas a seguir insultándola? Puedo seguir haciendo esto toda la noche.

¿Por qué la defiende? Ella es una persona des confiable, traidora, manipuladora. Solo quiere hacerle daño a la gente, pero supongo que él es cómplice en todo esto.

Abrí mi boca para insultarlos de nuevo, pero recientemente recuerdo el dolor de sus golpes, no quería volver a sentir eso así. Levanté mis manos que estaban atadas todavía y me agarré de las suyas para ponerme de pie.

―Buen chico.―Él sonrió.―Vamos.

Dos tipos me llevaban sostenido por si intentaba escapar de nuevo. Él iba adelanté con la chica que nos traicionó. 

― ¿A dónde vamos?

Él se acercó a mí y me jalo para que lo siguiera.

―A nuestra nueva casa.

Eso me hizo dudar unos momentos ¿a su nueva casa? 

―Sé lo que estás pensando amor.―Me dijo ella y yo me tensé.― ¿Por qué te llevaríamos a una nueva casa? No somos estúpidos ¿Verdad?.

No dije nada.

―la nueva casa tiene un sótanos con paredes insonorizadas, ―me contó mientras nos dirigimos al auto, como si nada como fuéramos amigos de toda la vida, desgraciada.―puedes gritar todo lo que quieras ahí nadie te escuchará.

Por Dios, están completamente locos. De una u otra manera tengo que dar aviso a los Ferrer de su plan. Ellos son ahora mi única esperanza de poder salir vivo de aquí, y dar aviso que Catalina está en riesgo.

―Así que estarás a salvo ahí, nadie te encontrará. ―Ella me lo aseguró. Además quien buscará algo a plena vista, justo en sus narices.

Entrecerré mis ojos ante su comentario, ¿por eso me llevaba a una nueva casa? ¿Por qué nadie se imaginaría que tienen a alguien encerrado? Todo esto sonaba como si ya lo hubieran hecho varias veces.

La policía sin duda buscaría en los bosques alrededor del pueblo, eso habíamos hecho cuando Sofía y Jazmín desaparecieron.

Sofía y Jazmín.

Clavé mi mirada en ellos, ¿Acaso ellos tenían algo que ver con la muerte de las chicas?

Un nudo se formó en mi garganta, intenté arrancarme de los dos sujetos que me sostenían pero fue inútil.

― ¿Qué pasa? ¿Vas a intentar huir de nuevo?―Dijo él.

―Ustedes… ¿Fueron ustedes quienes asesinaron a las chicas? ¿No es así?

Él ladeó la cabeza.

Ella solo me observaba con una ligera sonrisa.

―No fue personal.―Se encogió de hombros. 

― ¿Qué les hiciste?―Pregunté.  La manera en que fueron encontradas, sus diferentes líneas en su rostro y su cuerpo.

Sus labios se curvaron en sonrisas victoriosas.

― ¿Van a matarme, verdad?

―Yo no las mate. Ellas solitas se metieron en eso eran parte del plan, juguetes para el círculo, experimento inútiles.

Me contuve para no lanzarme a ellos, porque sabía que atado y débil no iba a conseguir nada.

Caminamos hacia un auto. Él se detuvo de golpe cuando vimos a un hombre en su auto, bien vestido de todo color negro. 

Nos acercamos a él.



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En el texto hay: misterio, traiciones, secretos

Editado: 17.12.2022

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