Los Finales Felices No Existen.

Capítulo 4.

Estaba en el avión contemplando el cielo, viendo las nubes y pensando que está muy lejos de Eliza y de Henrry que por fin era libre. Mientras estaba sentada contemplando el cielo una azafata llega a mí.

–Señorita, ¿se le ofrece algo de comer o beber?– pregunta ella con voz amable.

–Sí gracias, un refresco y una manzana verde, por favor –respondí.

En la mesita que siempre llevan tomo un refresco y una manzana me la dio, luego le agradecí otra vez y se marchó.

Como literalmente mi padre me dejo rica, me iba a apuntar en una universidad y estudiar la carrera de Asistente Quirúrgica esa carrera es la que siempre he querido estudiar y cuando llegue, ya esa es una de las cosas que quiero lograr.

Realmente quiero estar organizada en todo, quiero cambiar, ser distinta, una nueva yo.

Como tengo tiempo de sobra para planear, saco la libreta que compre y un bolígrafo y empiezo a escribir todas las cosas que necesito hacer cuando llegue a París, bueno realmente lo que falta, porque cuando llegue me espera un auto que rente hasta que me compre uno y ya tengo una habitación de hotel lista y lo más importante ya estoy inscrita en una universidad de París.

Esta será mi rutina: llego y me alojo en el hotel, preparo todo y me pongo a buscar a alguien de bienes raíces que me ayude a encontrar un apartamentos de mi agrado, no muy lujoso pero tampoco un piso todo soso. Luego de que encuentre mi apartamento y lo compre, y si, lo voy a comprar no voy a rentar porque me quedare permanentemente en París, empezare a estudiar y ya cuando empiece a ir a la universidad me comprare un coche ya luego de todo eso empiezo comprarme ropa y lo que necesite y como tengo cien millones de pesos que puedo usar fuera en el extranjero todo será más fácil y cuando termine la universidad y tenga mi trabajo el dinero no será problema con lo que me sobre de lo tengo.

Mi teléfono empieza sonar y me preocupo un poco al ver Peter en la pantalla. Peter era el socio de papa y ahora es el dueño de la exitosa empresa que papa le dejo a cargo.

Y no le mencione nada del viaje o bueno más bien… huida.

–Hola, Peter– respondo un poco nerviosa porque sé que me echara una bronca, porque soy como su hija y me escape y no de casa precisamente si no del país.

–¿Maya donde te has metido? Tu madre me vino a hacer un escándalo haciéndose la preocupada por ti– me dice y puedo notar que le hace gracia lo de mi madre.

–Eso ni ella se lo cree.

–Si lo sé, pero cariño ¿dónde estás?

–No te enojes por lo que voy a decir ¿sí?

–Maya me estas preocupando ¿dónde estás?

–Mira te lo voy a explicar y espero que me entiendas. Estoy en un avión…

– ¡¿QUE?¡

–Sí, déjame terminar. Estoy en un avión de camino a Francia y espero que me entiendas, no podía soportar más estar en esa casa y sufría demasiado así que desde hace tres meses he estado planeando mi viaje. Cuando quieras puedes venir con Rose (su esposa) a visitarme y salir juntos, pero entiéndeme Pet, no podía seguir viviendo en ese lugar. –Lo escucho soltar un suspiro.

–Ok te entiendo pero ¿porque si estabas cansada de vivir ahí no te viniste a vivir con Rose y conmigo?

–Porque Eliza me podría ir a buscar y llevarme con ella y aunque sea mayor de edad hasta los veintiuno ella tiene mi custodia pero yo tenía que seguir viviendo con ella y la única forma era escapando y como tengo dieciocho no es una desaparición.

–Maya, ¿estas segura de que puedes hacer todo esto tu sola?

–Sí, llevo tres meses planeándolo todo, ya tengo un hotel reservado en Paris que es donde me dirijo y un auto rentado esperándome también. ¿Recuerdas la herencia que papa me dejo?

–Sí, la que tu madre no sabe.

–Pues con ella me he inscrito en una universidad y me comprare un apartamento y un auto cuando empiece a estudiar mi carrera.

 –Y ¿qué estudiaras? –pregunta con un poco de entusiasmo.

–Tu siempre has sabido que me gusta la medicina y pues estudiare asistente quirúrgica.

–Bien, eso me parece muy bien.

–Pero…

–Sí, pero, sabes que si necesitas mi ayuda lo que tienes que hacer es coger ese teléfono y hacer una sola llamada y ahí estaré.

–Lo sé, no te preocupes estaré bien pero si te necesito te llamare. Hasta pronto Peter.

–Adios cariño, cuídate ¿sí?

–Si adiós te quiero Peter.

–Yo también maya. Yo también.

Y colgué. Ja, aun no creo que mi madre tuvo la vergüenza de presentarse allí donde todas las personas de la empresa saben lo que ella hizo.

Cinco horas después ya me encontraba en Paris Francia montada en mi carro alquilado y de camino a mi hotel.

Solo no puedo creer que este lejísimo de Eliza y Harry, esto es mi sueño hecho realidad. Aun no creo que soy libre, al fin.

Cuando llego al hotel y entro en mi habitación lo primero que hago es tirarme a la cama y llorar. Si llorar, pero estas lagrimas son genuinas y de felicidad, nunca desde que tengo nueve años he llorado de felicidad.

Cuando puedo dejar de llorar de felicidad me desvisto y me doy una ducha relajante y me pongo mi pijama de siempre. Leo un poco y después le doy la gracias a dios por permitirme estar aquí, por permitir que mi plan saliera al pie de la letra y ya después de todo eso me duermo con un nuevo pensamiento: por más que intenten derrumbarme, no podrán, porque soy Mayelin Blue White.




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