Los Finales Felices No Existen.

Capítulo 7.

Mi día en el hospital no ha sido más de lo mismo; cirujas aquí partos acá ricos que quieren el mejor cirujano solo por un dolor de cabeza, personas que cuando ven sangre se desmayan, parejas que descubren infidelidades en el hospital a la hora de preguntar por la familia del paciente, todo eso veo yo día a día en mi trabajo y si supieran a veces hasta me da risa.

En mi trabajo he hecho amigos y lo más extraño de todo es que hasta a veces me convencen de que vaya a tomar una copa con ellos y me gusta, me gusta divertirme y a veces despejarme, a veces es bueno disfrutar de la vida y no solo enfocarte en una sola cosa. He cambiado muchísimo ya no soy la misma de antes.

Entre mis “amigos” esta Alan que creo que le gusto y no es realmente un creo porque me lo dijo y yo le dije que solo podíamos ser amigos, por suerte eso no arruinó nuestra relación es más la mejoro y a él si lo quiero como quiero a Karen… hablando de Karen, quede con ella hace un rato y quedamos a las 8:00 p.m. en un restaurante que queda por la tienda de ella, miro mi reloj y son las 6:00 p.m. ya se ha acabado mi turno así que ya me voy. Recojo mis cosas de mi despacho y me despido de todos pero voy a despedir a alguien en especial.

Cuando llego al piso giro a la izquierda del gran salón blanco y toco la puerta que tiene grabado Rocher y entro sin tocar, obvio soy la mejor amiga.

–Hola y adiós, Alan– digo al morenazo que está enfrente de mí. Alan sonríe.

 –¿Hola y adiós? –repite alzando una ceja.

–Sí, hola porque acabo de llegar y adiós porque ya se acabó mi turno y me ya me voy.

–Ahhh ok, pues ven dame mi besito– voy y le doy su beso en los dos cachetes– bien pues nos vemos Mayelin –frunzo el ceño y levanta las manos en son de paz– ok lo siento solo lo hacía por molestarte.

–Sabes que no me gusta Alan –digo con un sonrisa– bueno, adiós y nada adiós.

Ríe y yo también.

–Adiós Maya– dice y salgo del despacho.

Me dirijo al aparcamiento subterráneo del hospital, voy a mi auto, salgo y voy hacia mi casa.

En los últimos años el dinero que me dejo mi padre ha sido mi gran ayuda porque sin ese dinero era imposible convertirme en lo que soy ahora una gran cirujana de un gran hospital en una gran ciudad, más específica en la gran manzana y me ha sobrado mucho dinero de la herencia y ahora soy rica con el dinero que dejo papa y lo que cobro en el trabajo.

También estos últimos años he recibido muchas visitas de Peter, Rose y mi ahijada Kirriam de tres años, es una cosita hermosa y regordeta de ojos azules como el mar y pelo tan negro como la noche y es mi princesita consentida y si obvio es la hija de Peter y Rose. Ellos me han apoyado muchísimo y les debo el mundo. Por otra parte no he sabido nada de Eliza y Henrry y le agradezco a dios cada día por eso.

Cuando ya he llegado a mi piso, llamo a Karen para ver si esta lista.

–Hola –responde muy feliz.

–Hola, ¿Qué tal?

–Bien, esperando con ansias nuestro encuentro.

–Yo por igual –veo mi reloj en mi mano –bien, son las 7:00 así que me voy a preparar, nos vemos en una hora Kay.

—Nos vemos en una hora Lin.

Me dirijo a mi habitación y me deshago de mi bata y del mono, me voy hacia el baño ya en el me desnudo y me doy una ducha, me lavo el pelo y me cepillo, después de secarme el pelo salgo del baño y me voy a mi armario, ya ahí me decido por un vestido largo rojo con un escote en V y unos tacones negros. En mi cabello me decido dejarlo lizo a pesar de que me dar por el trasero y luego me va a dar calor.

Por último mi maquillaje, simple; pintalabios rojo fuerte y unos retoquitos y ya estoy lista.

Llamo a Karen y me dice que ya me está esperando abajo en la recepción, así que cojo mi monedero plateado y salgo al ascensor.

Ya cuando llego veo a Karen sentada en unos de los muebles que tiene la recepción del edificio y esta… woow hermosa con un vestido largo azul marino muy lindo, tiene un maquillaje sencillo y lleva el pelo recogido en un moño envuelto.

–Woow Kay que linda estas –ella voltea y sonríe

–Gracias, ni hablar de ti también, estas hermosa.

–Gracias, vamos que ya nos espera el taxi que acaba de llegar.

–Vamos.

En el trascurso del viaje Karen me cuenta que el vestido que lleva puesto es de su línea de ropa y casualmente el mío también, me cuenta que tal vez la razón de que no nos hallamos visto antes en su tienda es que la frecuenta en las mañanas y yo voy en las tardes, por eso fue que hoy nos topamos en el ascensor por que se dirigía a la tienda e iba un poco retrasada.

El restaurante es muy moderno las mesas esta cubiertas con un mantel blanco y en él un pedazo de tela negra se cruza de lado y encima lleva un cristal para sujetar las telas, las silla son negras con un cojín rojo al igual que las rosas que tiene encima la mesa como centro de esta.

Nos sentamos en una mesa para dos y pedimos nuestra comida, yo pido espaguetis con queso parmesano y salsa roja y Kay pide sushi el cual a mí no me gusta hiu.

–Así que conque cirujana– dice

–Pues si

–Dijiste que me contarías todo lo que te paso. ¿Por qué me alejaste maya?, ¿Por qué te alejaste de la persona que te quería ayudar? –me pregunta.

Se que tengo que decirle pero es un poco complicado, pero es una de las personas en las que nunca deje de creer encontrar y confiar. Por más que los años pasaran y pasaran una mejor amiga es para siempre.

–Está bien, te lo voy a contar. Todo empezó o mejor dicho cambio ese día que estábamos coloreando, no sé si te acuerdas– ella niega con la cabeza–ya que, ese día cuando llego la policía y me saco del aula me dijo que mi padre murió en un accidente de auto.

–Si ahora si me acuerdo, ese día yo te estaba abrazando, fue la última vez que te abrace.

–Si, pues después de eso, a los dos días estaba con Eliza.

–¿Y esa es?




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