Los Frutos del Tiempo Relatos Cortos

Hasta que vuelvan

Como estaba planeado, el primero de diciembre comenzaron los preparativos para navidad.

La silenciosa sala se llenó del rumor de las hojas artificiales del árbol de plástico que estaba guardado en aquella polvorienta caja de cartón.

Pieza a pieza se comenzaron a ensamblar en su lugar y el sonido de los pasos que se desplazaban hasta la sala culminaba con el golpe de la base en el suelo de madera, donde quedaría finalmente el árbol.

El viento entro por la ventana haciendo que las hojas del árbol hicieran un delicado rumor, no muy distinto al que haría un árbol real, igual de relajante, igual de calmado, mientras otra caja de cartón, más pequeña se arrastraba por el piso.

El tintineo de unas cadenas de plástico de las cuales colgaban aquellas esferas doradas o plateadas, cubiertas de escarcha rojiza o blanca, a veces pequeñas cajitas de fósforos recubiertas convenientemente de papel dorado y atadas con un hilo de color similar simulando pequeños regalos, todo en conjunto para adornar el verde árbol plástico que susurraba con el viento que se filtraba por la ventana.

Poco a poco y en espiral los adornos se colocaban alrededor del árbol y el sonido de las hojas se mesclaba con el tintineo de los adornos mientras quedaban en su lugar.

Al fondo, ultimo de todo, estaba la estrella dorada, también de plástico que coronaria el árbol.

De su punta inferior comenzaba un largo cable del que emergían periódicamente luces de diferentes colores, las cuales se encendieron una vez conectada la energía.

El dos de diciembre, se colgaron luces navideñas en las puertas y ventanas como estaba planeado, el proceso se llevó todo el día por lo difícil de llegar hasta los rincones más altos y al final, hasta el árbol del jardín quedo cubierto de luces.

El quince de enero se encendieron las canciones navideñas que se emitían constantemente desde un pequeño aparatito que forma parte de las luces navideñas.

El 21 de diciembre, el árbol encendió sus luces en todo su esplendor y los colores rojos y dorados parecían danzar al ritmo de las canciones navideñas, todo eso hasta el fin de aquel día.

El uno de enero se retiraron las luces de las puertas, ventanas y el árbol del jardín.

El 15 de enero se guardaron las luces del árbol de navidad.

El 19 de enero se guardaron los adornos del árbol.

El 21 de enero el árbol fue guardado.

El 1 de diciembre, todo comenzó de nuevo, pero como en los años anteriores, la familia nunca llego.

La casa sigue sus rutinas programadas, como si esperase que la familia volviese de aquel largo viaje en el que murieron, celebrando todas las fiestas que ellos celebraban, en la rutina que ellos cumplían, todos los días, todos los meses, todos los años, hasta volverse a encontrar.



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En el texto hay: tristeza, ciencia ficcion, relatos cortos

Editado: 09.08.2018

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