Jaidy salió del cuarto para volver con sus nuevas amigas con un paso apurado.
-¿Ya podemos ir?- Pregunto Riley de malhumor.
-Sí, sí. Vamos.- asintió.
Bridget tomó la mano de la pelirroja y empezó a caminar. Se dirigió primero hacia la salida del comedor que daba a un lugar donde había reposeras para tomar el sol. El lugar era amplio y no tenía techo. Había personas que estaban sacando fotos y otras hablando. El crucero era habitado por niños pequeños de cinco o seis años, chicos que comenzaban su viaje de trece años de edad y mayores; padres, abuelos, primos, tíos, parejas. Jaidy, quien las seguía, se puso al lado de las chicas y observo el sitio.
-¿Qué les parece si nos sacamos una foto ahí?- Propuso nuestra protagonista señalando un espacio en los barrotes que daban vista al mar.
-¡SI!- Grito Bridget.
-Agh…- Refunfuño Riley.- Está bien, pero tú, Bridget, deja de gritar.- Ordeno Riley como condición.
Jaidy corrió hasta allí antes de que otras personas vayan a ocuparlo y deban esperar. Aunque ese no era un gran problema para la protagonista, tal vez, para Bridget con lo ansiosa que es, si lo hubiera sido.
-¡Vengan!- Exclamo al llegar ahí y mirarlas.
-Lo único que me falta es que una extra como tú me mande…- Murmuro Riley.
Sin embargo, de igual manera, Bridget asintió y empezó a correr hacia Jaidy, llevándose consigo a Riley junto a ella de la mano. Esta, se detuvo secamente frente a la protagonista con una sonrisa en su rostro. Riley la miro mal, pero solamente suspiro, soltando aquellas palabras que tenía en su cabeza, como si se esforzara por no decirle nada a Bridget. Tal vez para no lastimarla o tal vez, solamente pensara que era una pérdida de tiempo.
Bridget se puso al lado derecho de Jaidy, y Riley, al lado izquierdo de Bridget. Nuestra protagonista sonreía y la peli rosa ni hablar, mientras que la pelirroja mantenía su cara fría y seria. Nuestra protagonista saco varias fotos haciendo diferentes poses con Bridget. Después, se las mostro.
-¡Me encantan!- Exclamo Bridget.
Riley solo se mantuvo en silencio y miró a otro lado. Parecía que ni estaba contenta por el crucero. Jaidy se preguntó si acaso es porque ya se había subido a uno anteriormente, pero la verdad no era esa. Así que nuestra protagonista no supo que decir o pensar sobre la reacción de Riley, sentía que no le caía muy bien. Y puede ser que haya tenido la razón. De igual modo a Riley no le solían caer bien muchas personas. Jaidy por eso decidió simplemente seguir sonriendo y pensó en que tal vez cuando Riley la conozca mejor podrían llevarse bien, hasta podrían ser amigas.
Aunque la realidad era que la pelirroja no quería más "amigos", le parecían una pérdida de tiempo y a ella le bastaba con Bridget y Khalid, hasta a veces le sobraba. Si es que eran un desastre total que siempre aparecía con algo nuevo. No pensaba darle ni siquiera una oportunidad a Jaidy, pensaba que sería un caso perdido y su tiempo no valía oro, más que eso, valía diamantes. Y diamantes en bruto.
Las chicas siguieron caminando y volvieron a adentrarse en el crucero después de sacar algunas fotos más a la hermosa vista. Subieron uno o dos pisos y llegaron a los cafés. En algunos había una persona tocando la guitarra, en otros había algunos tocando el piano, y después, comediantes.
Había uno que tenía temática de los ochenta, contenía esos colores celestes con rosa fuerte, esos servilleteros con servilletas que parecían de plástico, el piso a cuadrille de blanco y negro y una pista de baile con enfrente un pequeño escenario. Otro era súper moderno, tenía una barra con banquetas donde del otro lado estaban los trabajadores que tomaban los pedidos y los preparaban, unas mesas con sillas negras, el techo era blanco y tenía postes de madera. Hasta había uno futurista, todo blanco, muy iluminado. También uno era literario con ambientación rustica, con una música suave y tranquila. Las paredes estaban cubiertas de vegetación verde artificial, las mesas eran de un color marrón oscuro y las sillas aún más y el piso también era de madera pero el color de este era mucho más claro.
Después, en el siguiente piso estaban los teatros y varias obras. Se hallaban de canto, de acrobacias, de baile, obras de comedia y algunas de drama. O sea, para todos los gustos y preferencias. Había dos actores famosos que participaban en algunas de esas obras, Adelpha y Ariel, quienes Jaidy conocía y le parecían personas muy increíbles.
En el siguiente piso estaban las piletas y algunos jacuzzis. Había piscinas para bebés y pequeños, para todos y para grandes. Allí se encontraban unas muy hondas, otras intermedias y algunas que tenían muy poca profundidad.
Por último, estaban los restaurantes. Había de comida rápida, de comidas tradicionales en su mundo, etcétera. Nuevamente, habitaban para todos los gustos ya que se encontraban de varios estilos, ambientados diferentemente.
Después, los últimos pisos llevaban a las habitaciones más caras, de esas que tenían balcón y ventanas, como la de Riley y Bridget. En resumen, el crucero era muy grande, también había ascensores. Tenía de todo tipo de cosas, hasta había excursiones.
16:35hs.
Decidieron entonces que irían a ver una obra, así que se dirigieron al teatro. Eligieron una de acrobacias en la que también participaban gatos. Y esta la escogieron no solamente porque les parecía interesante, sino que, Bridget se había quedado encantada al saber que participarían estos lindos y pequeños animales. Por lo que se encapricho y no acepto ninguna otra opción más.
De igual modo parecía bastante buena. Habría de varias razas, tamaños y colores. Sería un espectáculo increíble, y en este, participarían Adelpha y Ariel. Pues era una de las obras en la que ellos estaban. Por suerte, las chicas consiguieron tres asientos juntos ya que estaba casi todo ocupado. Aunque no eran los mejores sitios, algo es algo.
La obra comenzaría en unos veinticinco minutos, siendo así que las chicas se detuvieron para pensar como matar el tiempo sin que lleguen tarde finalmente. Riley, supongamos que “propuso”, ya que su tono parecía más una orden, sentarse y esperar, en SILENCIO. Sin embargo, a su amiga de la infancia no le parecía muy interesante su idea. Ella quería ir a dar una vuelta, comer algo y jugar. Mientras que nuestra protagonista no propuso nada, pues dejo claro que lo que ellas decidan para ella estaba bien. Aunque realmente deseaba ir a investigar, explorar, descubrir, vivir una aventura. No podía evitar esas ganas, la curiosidad estaba dentro de ella. Aun así, no deseaba hacer sentir mal a Riley, aunque no estaba del todo segura si esta tenía sentimientos o si algo le pudiera llegara a doler. De igual modo tampoco quería quedar mal con ninguna de sus compañeras de viaje. Así que prefería dejar que ellas lo arreglen, además de que pensaba que de seguramente no tomarían en cuenta su opinión. Y en ese momento, tenía razón.
Las dos mejores amigas discutieron, supongámosle. Pues parecía que realmente Bridget peleaba con la pared. Nuestra protagonista pudo notar que necia que era Riley y decidió recordar no ponerse en su contra. Aunque lo haga, no serviría de nada y gastaría energía para terminar perdiendo. También pudo percatarse como varias personas volteaban para verlas y observar la escena. Parecía que ellas estaban haciendo una obra de teatro y esto, puso muy nerviosa a Jaidy. Dentro de todo, la culpa era de Bridget ya que estaba provocando un gran alboroto discutiendo con su mejor amiga de la niñez.
Riley suspiro y miro de mala manera a Bridget la cual dejo de patalear y sonrió nerviosa. La pelirroja observo a su alrededor y de malhumor levanto la voz.
-¿Qué miran extras? ¡Métanse en sus asuntos!
-¿Extras?- Pensó Jaidy confundida.- ¿Qué significa esa palabra?- La curiosidad empezó a recorrer su cuerpo con más potencia.
La gente volteo rápidamente hacia otro lado, evitando contacto visual con cualquiera de las tres chicas; algunos ansiosos, otros nerviosos y había casos que lo hacían con miedo o hasta asco.
Riley miro a Bridget y la regaño para después acceder a su propuesta. Le dijo que la acompañaría a comprar esas “porquerías” que quería y que podría rondar por ahí, pero que ella no pensaba moverse mucho de su lugar. Además de que pagaría sola, porque ella no pensaba poner ni un centavo, a lo que su amiga asintió felizmente. Aunque realmente Riley le terminaría pagando todo a Bridget finalmente, y en su interior, lo haría con gusto.
-¿Vienes Jai?- Pregunto Bridget.
-Eh… Claro, las sigo.- Respondió aun recopilando lo que paso hace tan solo unos momentos.
Nuestra protagonista se alegraba de que hayan terminado su discusión, pero no lograba entender por completo la relación de estas dos chicas tan… ¿Raras?
-¡Ay! ¡No, Jaidy! ¿Cómo puedes pensar eso?- Se regañó a sí misma.
Nuestra protagonista siempre intento evitar los problemas. Más que nada con gente de su alrededor y personas importantes para ella. Solía dejar que decidan por si misma porque era muy indecisa. ¿Y si la gente no podía esperarla? Pensaba dos o tres veces antes de hablar ¡Hasta imaginaba la posible respuesta y como seguir la conversación! Tampoco opinaba si no conocía bien a la persona, no deseaba compartir sus ideales y que fueran erróneos o no estuvieran de acuerdo.
Muchas veces le habían dicho que hacer a todos felices era imposible, pero quienes se lo recordaban eran aquellos que se preocupaban mucho por su imagen personal, quienes intentaban de igual manera que nuestra protagonista complacer a todos y los que vendían una vida feliz. Una fantástica, perfecta. Y Jaidy solo pensaba; “¿Por qué si todos aparentan tal felicidad, yo no puedo aparentar una más grande y regalar de ella aunque sea solo por unos instantes?”.
La pequeña protagonista de esta historia disfrutaba mucho de aquellos cortos momentos de alegría, esos pequeños en los que una persona ríe alegre y verdaderamente. Ni hablar de cuando compartía risas con alguien, sentía que sus almas conectaban. También disfrutaba mucho la sonrisa de las personas, más que nada, esas grandes muecas cuando se sienten tan alegres. Disfrutaba lo máximo posible esos pequeños momentos que rápidamente se transformaban en recuerdos y grababa las risas en su memoria que la reconfortaban. A veces se lamentaba que esos instantes no duraran más que eso; instantes.
Nuestra protagonista caminaba atrás de Bridget y Riley, pensativa. Se mantenía en silencio mientras buscaba una palabra en su vocabulario que describa la amistad de sus dos compañeras de viaje, pero la única palabra que aparecía en su mente era “raro”. El problema es que esa descripción no le gustaba. Tal vez porque la sociedad había decidido que eso era malo, que lo raro no podía ser aceptado. Cuando realmente, todo y todos lo son a su manera, y en verdad es lo más hermoso de la vida.
Mientras caminaba sin fijarse en su entorno, Bridget y Riley conversaban de lo más normal. Aunque las personas a su alrededor las miraban “raro”, hasta podría decirse que con un poco de desprecio a las dos mejores amigas. Tal vez porque Jaidy estaba muy callada y cabizbaja, además de que iba atrás de ellas siguiéndolas, como perro a su amo. Pero ni nuestra protagonista ni la peli rosa se percataron de eso, únicamente Riley se dio cuenta, solo que decidió ignorarlo ya que le daba “igual” lo que los demás piensen de ella. O al menos, la mayoría de las veces.
Las dos mejores amigas de la infancia fueron a comprar a un puesto de golosinas, mientras que Jaidy se quedó sentada, aun indagando en su mente alguna palabra que describa la tan extraña relación de esas dos chicas, compañeras de viaje de la protagonista de esta historia.
-¡Un momento! ¡Eso es!- Exclamo levantándose de su lugar.- Su relación no es rara o extraña, es… ¡extraordinaria, excepcional, inusual, curiosa! ¡Son como el Yin y el Yang, se complementan! ¡Se necesitan!
Las dos chicas tan distintas que eran el dilema mental de la protagonista junto a otras personas voltearon a verla a esta. Parecía que estaba loca, y aunque probablemente lo era un poco, llamo la atención de la gente que se encontraba a su alrededor.
-¿De qué habla esa loca?- Pensó Riley.- Sabía que no debíamos ir con ella.- Murmuro.
Bridget miraba la escena confundida y la gente lo hacía atónita, mientras que la pelirroja observaba a nuestra protagonista con desaprobación. Aunque, sin importarle, Jaidy corrió hacia las chicas y tomo las manos de Bridget emocionada.
-¡Su relación no solo es hermosa, es extraordinaria! ¡Yo también deseo ese curioso cariño así que, por favor, entréguenme un poco del suyo!- Exclamo mientras sostenía las manos de Bridget con ojos brillosos llenos de curiosidad.- ¡Quiero experimentar ese apoyo y amor tan curioso! ¡Por favor, déjenme indagar en su mundo y ustedes, obtendrán el mío a cambio para así, hacer lo que se les ocurra con el! Podrán cambiarlo, transformarlo, destruirlo, crear uno nuevo…- Empezó a nombrar con tal de convencerlas.
En ese momento Jaidy tenía todas las miradas sobre si, pero no le importaba. La curiosidad la había dominado, necesitaba sentir y conocer con su mente y cuerpo ese tipo de relación; ¿Qué se sentiría? ¿Qué problemas conllevaría? ¿Cuántos datos e información podría recopilar con esa nueva experiencia? No, experiencia no. Aventura es lo que seria. O eso la hacía más emocionante, interesante.
La protagonista de este libro ansiaba conocer esos dos nuevos mundos que tenía frente a ella, estaba a tan poco de poder conocerlos… ¡No podía esperar por saber todo de ellos! Y de esa manera, aprender cosas y conocer a gente nueva, llenarse de datos, información, sabiduría. Quería saberlo todo, sin falta. Hasta el más mínimo punto era interesante e importante para ella.
Según Jaidy, siempre había algo nuevo que aprender y nunca faltaría espacio para poder almacenarlo. Después de todo “El saber es poder”. Ella deseaba saber, era el lema de su familia, no podía ignorarlo. Debía conocer todo sobre los dos mundos tan diferentes al suyo que la acompañaban. ¿Si no para que las había conocido? ¡No podía desaprovechar esa oportunidad!
Mientras que Bridget la miraba confundida y lo único que pudo hacer fue sonreírle con esa ternura característica de ella. Ese dulzor que abundaba en su ser y que compartía sin querer con todo aquel que se cruzaba. No podía evitarlo, era como lo que le ocurría a Jaidy con su curiosidad. Aunque a Riley le disgustaba que sea tan amable y tratase con tanta ternura a todo el mundo.
-¡Claro que sí, Jai!- Acepto sin entender muy bien lo que su amiga deseaba.
-Lo que me faltaba, que Bridget le siguiera el juego de loca a esta extra…-Pensó Riley algo enojada.
Jaidy levanto la cabeza para mirar a la peli rosa a los ojos. Ahora los suyos le brillaban aún más, con un fulgor provocado por la curiosidad y el deseo, la adrenalina y agradecimiento. Nuestra protagonista era de esas personas que sentía demasiado y no podía ocultarlo. O más bien, no quería… Le encantaba sentir mucho, aunque eso a veces le hiciera doler más el corazón. Por eso, como sus sentimientos no solo eran mucho más fuerte si no que una montaña rusa también, a veces no podía describirlos o eran tantos que, al explicarlos, tardaba demasiado.
-¿Enserio?- Pregunto, a lo que Bridget acepto con su tan grande sonrisa nuevamente.- ¡Ayyy, que feliz que soy! ¡Gracias!- Exclamo mientras que dio vueltas con ella.
Riley solo las miraba de brazos cruzados, juzgando a la protagonista de esta historia, con cara de disgusto total.
-¿No se da cuenta del escándalo que está haciendo?- Se preguntó a si misma.- Ojala podría ser así…
Jaidy ya más calmada se detuvo y soltó a Bridget para hacerle una reverencia a las dos, derramando una o dos lagrimas por la emoción. Esa adrenalina ya había disminuido un poco por lo que se pudo quedar quieta y no dejo de agradecerles a las dos mejores amigas de la infancia.
-Eh… No es que no me guste que te inclines ante mí o deberte algo, aunque tampoco es que me intrigue mucho tu “mundo”- Empezó a decir algo incomoda la pelirroja mientras miraba a nuestra protagonista, aunque era mentira. Quería saber que misterios rodeaban a esta pequeña aventurera.- Sin embargo, estas armando un escándalo, así que ya puedes retomar tu postura. Me das vergüenza.- Dijo, casi ordenándolo.
Jaidy retomo su postura y les sonrió, cayendo una lagrima de felicidad por su mejilla.
-Gracias, no saben lo que significa para mí que me den el derecho de investigar su mundo.- Conto agradecida.
-Sí, sí. Lo que sea. Ahora muévete, la obra empezara.- Exigió Riley, aun un poco incomoda con todo eso. Era demasiado extraño para ella.
Jaidy sonrió felizmente y se dio la vuelta para dirigirse a la izquierda, en dirección a los teatros. Ya en cinco minutos empezaba la obra, deberían apurarse, los teatros se encontraban en la otra punta del barco. Las tres compañeras de viaje empezaron a correr para llegar a tiempo a la función; debían bajar un piso ya sea por escalera o ascensor y después ir hacia la derecha para encontrar su destino.
Llegaron justo a tiempo, un guardia reviso sus tickets y les permitió pasar. Las chicas se sentaron en sus lugares asignados: Fila 5, asientos 11E, 12E y 13E. Se apuraron a llegar pidiendo permiso para pasar por los tan estrechos pasillos que había entre filas y la gente. Algunos les sonreían y se corrían y otros hacían lo mismo pero las miraban algo molestos mientras que otros no se movían ni un milímetro.
-¿Por qué tienen que ser tan estrechos estos pasillos? ¡No se puede pasar!- Se quejó Riley al llegar por fin a su asiento.
Jaidy rio un poco, algo nerviosa.
-Supongo que de esa manera pueden poner más asientos.- Respondió pensativa y se sentó.
-Agh… ¡A ti no te hablaba, era una pregunta retórica!- Le aclaro, molesta.
Jaidy se quedó en silencio y decidió no darle importancia.
-Yo solo quería decir lo que pensaba…- Murmuro para sus adentros.- Pero… ¿Qué será una pregunta retórica?- Se puso a pensar para olvidar aquello.
Bridget quedo sentada en medio de Jaidy y Riley, con la protagonista a la izquierda y su mejor amiga de la infancia a la derecha. Menos mal que así fue, tal vez si Riley debía estar al lado de Jaidy preferiría irse o pasarían cosas peores… La peli rosa recostó su cabeza en el hombro de la pelirroja después de sentarse y susurro:
-No seas mala con Jai. ¿Si?
-Tsk…- Se quejó y desvió la mirada hacia su derecha aunque Bridget sabía bien que eso significaba un sí.
De repente todas las luces se apagaron, dejando todo en completa oscuridad. Se abrió el telón del escenario y un foco de luz blanca que alumbro con un gran fulgor la mitad del escenario permitió ver a una mujer y un hombre, los dos jóvenes, apoyados el uno contra el otro con sus espaldas. Ellos no eran nadie más ni nadie menos que Adelpha y Ariel.
Un foco de cada costado se prendió, aunque era una luz más tenue. Tal vez para no lastimar a los lindos gatos que había allí, sentados. Unos con vestiditos, otros con trajecitos y algunos con sombrero. De todas las razas: Munchkin, Ragdoll, Siberiano, etcétera; había gatos de todos los colores grises, blancos, naranjas, calicós, negros y demás. También habitaban gatos de cualquier tamaño; grandes, pequeños, medianos.
Todo el público moría de ternura por aquellos lindos felinos. Todos menos Riley.
-¡Damas y caballeros, bienvenidos a nuestro meowstaculo!- Presentaron los dos a la vez y la gente aplaudió.
Adelpha y Ariel comenzaron a hacer acrobacias como volteretas, giros y esas cosas alucinantes y emocionantes junto a los gatos, quienes hacían trucos solos o en conjunto con ellos. Estos actos provocaron el asombro y los aplausos de la gente. Eran… ¡Increíbles! Mientras que Riley, solo miraba aburrida y debes en cuando aplaudía por algún truco.
Nuestra protagonista estaba alucinando con lo que veía. Le parecía súper interesante y divertido. Le gustaría aprender a hacer alguno de esos trucos. También le parecía increíble la conexión y coordinación que tenían con los gatos, sabía que debían de haber estado muy bien adiestrados. ¿Cuánto tiempo habrán tenido que practicar para que saliera perfecto aquel acto sorprendente? Se preguntaba eso y muchas cosas más. Era complicado que su curiosidad se acabe. Era algo imposible, si es que eso era posible…
Mientras pensaba estaba sacando fotos hasta que giro su cabeza y vio a Riley… ¿Desanimada? ¿Triste? No entendía bien que sentimiento debía tener esa chica en esos momentos. ¿No le estaba gustando la obra? Eso si no podía ser posible. ¡Era buenísima! Tal vez tenía hambre… ¡O hasta ganas de ir al baño! ¿Estaba bien?
-¿Estas bien, Riley?- Pregunto en un susurro sin pensar, pero por suerte, no la llego a escuchar.
Bridget que sintió que Jaidy había hablado la volteo a ver.
-¿Me hablaste, Jai?- Le consulto confundida al oído.
Nuestra protagonista negó con la cabeza y señalo a Riley.
Bridget observo a su mejor amiga de la infancia quien estaba con mala cara y triste. No era muy notorio que estaba triste pero la peli rosa podía sentirlo y verlo.
-Sabía que se iba a poner así…- Susurro Bridget.
-¿Eh?- Jaidy vio confundida a su amiga, no escucho lo que dijo.
-¡Amm!... No te preocupes Jai, disfrutemos de la obra.- Le dijo con una sonrisa y devolvió su mirada al espectáculo.
Nuestra protagonista quedo algo pensativa e inquieta por Riley. No le gustaba ver que no disfrutaba de aquella obra. Tal vez hicieron mal en no hacer lo que ella quería, pero… ¿Es que acaso ella no estaba satisfecha con todo lo que le habían hecho caso? ¿Por qué ahora no podía estar contenta con la decisión que ella y Bridget habían tomado?
-¿Cómo puedes pensar eso, Jaidy?...- Se regañó a sí misma.
Ahora no solo se sentía mal por Riley, sino que también por haber pensado esa “brutalidad” sobre su compañera de viaje, quien en secreto llamaba amiga. Sin embargo, la verdad era que a veces se ponía a pensar en las cosas que no le parecían justas y ahí es cuando recordaba la frase que tanto le decían: “la vida NO es justa”. Entonces mil dudas más aparecían… ¿Por qué la vida no podía ser justa? A ella no le gustaban las injusticias. ¿Por qué en esta vida si ella ganaba otros perdían? ¿Y el esfuerzo de los demás? Parecía que se iba a la basura por ella o aquel que era el vencedor. ¿Qué le costaba a la vida ser justa?
Y así sus pensamientos y dudas existenciales solían consumirla siempre. Ella deseaba saber todo, eso era lo único que quería. Solo que a veces la gente la regañaba por ser tan curiosa y preguntona o por hablar tanto. Sin embargo, Jaidy no podía evitar sentir curiosidad por algo que no conocía o que no sabía su porque, para que y desde cuándo, o hasta cómo. Encima, le encantaba hablar de las cosas que sabía, no por presumir, sino que le gustaba compartir su aprendizaje con los demás. Aunque a veces, los demás no querían aprender.
Entonces, Jaidy se preguntaba como los demás no deseaban aprender. ¿Cómo no sentían esa curiosidad recorrer su cuerpo cuando veían algo completamente nuevo? ¿O de que les servía conocer solo el funcionamiento de las cosas y no su historia o cómo hacerlo? ¿Es que acaso ellos no querían saber? ¿No les interesaba aprender?
Nuevamente se regañó a si misma por pensar esas “vulgaridades” de las personas y “creerse” que todos son igual que ella. Cada uno disfruta cosas diferentes, además de que las personas comúnmente solo se dedican a una cosa o un tema. ¿No? Si todos sabrían todo no existirían los negocios. ¿No? Aunque no podía negar, ni hablando con alguien, que nunca estaba demás saber un poco de todo.
Y cuando salió de su cabeza tan revuelta la obra ya estaba casi por terminar. De vuelta se había perdido algo por quedarse pensando, pero era inevitable para ella que sus ideales y/o pensamientos no la consumieran. Si la cabeza no es para pensar así, no sabe para qué es. Aunque si estaba enterada de que la mayoría no utilizaba la cabeza como ella. Sin embargo, eso no importaba, cada uno hacia lo que quería. ¿No?
Por tercera vez se reprendió a sí misma. ¿Cómo podía dejar a cada uno a su suerte y “no importarle nada”? ¡Además de “creer” que ella lo hacía todo bien! Sin embargo, tampoco podía meterse en lo que “no le importaba”, todos elegían lo que para ellos estaba bien. El problema era que ella no sabía en que creer. ¡Era tan indecisa! Y se dejaba llevar por todo aquel que se le acercase. La sociedad la confundía.
De repente Bridget la sacudió, sacándola de sus pensamientos.
-¡Jai, Jai!- Exclamo mientras la sacudía.
Riley ya se estaba yendo.
-¡Ay!- Se quejó Jaidy al volver en si.- Perdón, Brid. ¿Qué paso?- Pregunto confundida mientras la miraba.
-La obra termino.- Respondió secamente Riley desde la puerta de la salida.
-¡Ah! Entonces vayamos…
-¡Bien!- Aclamo Bridget.
Las tres salieron del lugar. Ya había gente entrando para la próxima obra que era aproximadamente en diez minutos. Aun así, se abrieron paso entre la multitud sin mucha dificultad.
Cuando se alejaron un poco más se sentaron en unos sillones que había allí para descansar. Hubo un pequeño momento de silencio incómodo y Bridget lo rompió con facilidad.
-¿Y ahora qué hacemos?- Pregunto, ya aburrida. Pues era de esas personas muy hiperactivas que necesitaban hacer algo todo el tiempo o se aburrían muchísimo.
Jaidy abrió la boca para responder, pero una persona con traje de pirata apareció.
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Editado: 13.02.2025