-¡Ajoy, marineros!- Grito a los siete mares.- ¡Vengo a traerles un plan para disfrutar!- Dos personas a sus costados tocaron los tambores para añadir suspenso, cosa que por dentro mataba a la infantil Bridget que miraba con suma atención.- ¡Una súper mega ultra excursión pirata fantástica!- Aclamo cuando los dos chicos a sus costados se detuvieron, después de una bastante larga espera.
-¿Súper mega ultra excursión?...- Murmuro Bridget alucinada, sus pequeños ojos brillaban.
-¡Ni lo sueñes Bridget!- Le dijo cruelmente Riley.
-¡Oh!- Se quejó desanimada Bridget y miro a la pelirroja con cara de cachorrito.- ¡Por favoooor!- Rogo.
Nuestra protagonista les sonrió a las chicas nerviosamente. Esperaba que no vuelvan a gritar, podrían echarlas de allí. ¡Sería terrible! ¡El fin de su maravillosa aventura! No podía permitirlo, pero tampoco quería entrometerse en aquella discusión. Riley era capaz de mandarla a volar. ¡De seguro la tiraría al mar! ¡Qué frio debía de estar! Y como siempre, se regañó a si misma por pensar esas cosas de su compañera de viaje.
¿Pero cómo podría no pensar aquello? Riley se lo había demostrado, se lo dejo muy claro. Realmente no la quería. ¿Qué le había hecho para que la tratase así? La alejaba e ignoraba. Nuevamente se regañó a si misma; no conocía bien a Riley, porque esta no se lo permitía, así que estaba, maso menos, juzgando a un libro por su portada o por algunas hojas de la mitad sin conocer el principio, mucho menos el final.
-¡Jaidy! ¡Dile algo, quiero ir a esa excursión!- Las demandas de Bridget sacaron a nuestra protagonista de sus pensamientos.
-¿Ah?... Bueno, yo no tengo problema, pero… Si Riley no quiere ir…- Murmuro Jaidy.
-¡¿Ves Ray…Riley?! ¡Jai también quiere ir!- Inflo sus mejillas infantilmente mirando a su mejor amiga de la infancia.
-Agh… Que molesta, bien- Acepto de malhumor, cruzándose de brazos.
-¡YEIII!- Grito Bridget dando saltitos emocionada.
-¡No grites niñata!- Le dio un pequeño y suave golpe en la cabeza para hacerla callar mientras pasaba al lado suyo.- Iré a anotarnos a esa tonta e infantil excursión.
Bridget sonrió.
Las chicas se sentaron, pues había una larga cola para anotarse así que Riley tardaría algunos minutos. La pequeña peli rosa se puso a jugar juegos en su celular, mientras que Jaidy se quedó mirando a la nada. Sin embargo, en este momento en el que necesitaba distracción, no sabía en qué pensar. Simplemente podía observar a la gente, el lugar, a su mejor amiga y compañera de viaje jugar y… Nada más.
¿Por qué cuando tenía tiempo de pensar no tenía ninguna duda que se le venga a la mente o un tema interesante? ¿Por qué solo era cuando estaba hablando o haciendo algo? ¿Su cabeza estaba en contra suya? ¡El tiempo no pasaba más de aquella manera! Odiaba esperar, pero sabía que para obtener lo que quería debía ser perseverante. El problema es que era muy difícil serlo.
Se imaginó que en su cabeza debía de haber una mini personita controlando sus pensamientos. Que habría una gigante biblioteca en su mente que guardaba todos sus aprendizajes, otra gran sala con imágenes de todo lo que vio o imagino, y la gran sala de control. Tal vez su personita era muy malhumorada o no le gustaba Jaidy. ¡Qué mala! Jaidy se pellizco el brazo suavemente. ¿Cómo podía pensar eso de la mini personita que ordenaba su cabeza? ¡Sin ella estaría hecha un desorden!
Riley volvió y suspiro frente a las chicas. Miro a Bridget.
-La excursión será pasado mañana…- Riley no pudo terminar.
-¡Bueno!- Exclamo emocionada Bridget.
-Agh…- La pelirroja resoplo.- No estaremos, niñata.
-¿Eh?...- El rostro de Bridget se apagó.
Nuestra protagonista cuando vio como la expresión de su amiga se apagaba le dolió un poco, pero… ¿Qué podría hacer? Si se quedaban se pasarían de su destino y además tampoco se podían quedar, habían pagado alojamiento solamente para llegar hasta allí, a Whirdale.
Tal vez, podrían….
Jaidy sacudió su cabeza intentando sacar los malos e ilegales pensamientos de su cabeza. ¿Cómo podría siquiera pensar en cometer un delito así? ¡Debía estar enferma! Pensó que era por no haber dormido bien. Sin embargo, sentía un pequeño interés, imaginarse aquella adrenalina que sentirían. Aunque Jaidy ni siquiera con su tan amplia imaginación y creatividad pudo imaginar que Riley estaría emocionada, la excitación de escapar de la autoridad…
Nuestra protagonista se pellizco suave nuevamente el brazo.
¡Algo debía de haber comido para tener esos tan feos pensamientos! ¿Y si le habían puesto algo a su comida? Tal vez, en el crucero yacía un malvado y horripilante villano que desde niño había sido opacado, burlado y dejado de lado que ahora buscaba venganza. Y como veía a Jaidy tan, pero tan feliz deseaba robarle ese sentimiento. Puede que por envidia o por enojo, hasta por rencor, aunque Jaidy no haya sido la culpable de su tan triste infancia y vida.
Sin embargo, eso solo era la imaginación de Jaidy. No había ningún malvado y/o horripilante villano en aquel crucero buscando venganza. Sería algo improbable que alguno así tendría presupuesto para montar un tan elegante y caro crucero. ¿No?
Nuevamente solo eran los pensamientos de Jaidy. Un villano no se preocuparía por tener dinero para ir a aquel crucero, simplemente se escabulliría dentro de él y listo. Además de que tampoco era un ni tan elegante, ni tan caro crucero. Era uno clase media, si así se puede llamar. Lo que pasa es que un pasaje valía tan caro, que Jaidy interpretaba que era uno de los mejores. Y algo de razón no le faltaba, pero las cosas no eran así. Lamentablemente.
Las dos mejores amigas de la infancia observaban a Jaidy discutir consigo misma. Riley no pudo evitar reír, Bridget solo la miraba y se preguntaba que estaría pensando. Tal vez se encontraba en un edificio muy alto, en el piso de arriba, con una de esas mesas largas con un vestido de arcoíris discutiendo sobre caramelos y dibujos animados con unicornios. El cielo seria rosado y todo en el edificio también. Después habría más construcciones de otros colores del arcoíris y todos serian felices, tendrían suerte siempre. No habría esos tontos problemas de dinero, política o peleas. Solo amor y felicidad. Riley también estaría allí con una gran sonrisa. O bueno, tal vez ese era el tipo de pensamiento y sueño que tenía Bridget.
Cuando nuestra protagonista escucho la risa de Riley volvió en sí y miro a sus dos compañeras de viaje confundida.
-¿Qué?… ¿Qué pasa?
-¡JAJAJA!- Rio Riley.
Bridget no pudo evitar reír también y Jaidy soltó una pequeña risita apenada por lo que había pasado.
Para que la peli rosa se olvidara de que no podrían ir a la “súper mega ultra excursión” Riley decidió llevarla y darle sus gustos. O sea, comprarle cosas como dulces, comida y llevarla a juegos. Dándole así, la libertad a Jaidy para que hiciera lo que quisiera y estese un rato sola, “en paz”. Al menos esas fueron sus palaras. Aunque eso no era realmente paz para nuestra protagonista, tal vez lo fuese para Riley. Aunque bueno, en verdad, su compañera de viaje NO amiga solo se la estaba sacando de encima, simplemente que la ingenua de Jaidy no se percataba de eso o decidía ignorarlo por el bien de su forzada relación. La verdad es que con Riley, Jaidy se sentía entre la espada y la pared. La espada obviamente seria su NO amiga y la pared seria su no tan nueva pero sí bastante reciente mejor amiga. A veces los pensamientos de Jaidy eran simplemente un desorden.
Nuestra protagonista comenzó a caminar sin rumbo fijo o sin estar realmente concentrada en esa acción mientras seguía hundida en sus pensamientos. Aunque pensándolo de manera positiva, Jaidy creyó que si estaba sin Riley realmente encontraría algo de paz.
Se pellizco la mejilla derecha suavemente.
¿Cómo podía pensar eso? Aunque igualmente ella ya pensaba muchas cosas… Últimamente estaba pensando muchas cosas fuera de lugar. Bueno, tal vez ya desde chica le hayan dicho cada vez que dudaba con las cosas que estaba desubicándose, pero ahora “realmente” lo estaba haciendo.
Tal vez estaba creciendo. Siempre que la gente crecía, maduraba, y eso provocaba que fueran más arrogantes, más exigentes (tanto consigo mismo como con los demás) y pensaban cosas malas de las otras personas con más frecuencia. Sin embargo, en esos casos no es mal visto porque son mayores.
-¡Que feo ser mayor!- Pensó por un momento Jaidy, con una cara de desagrado.
O así fue por un segundo, ya que recordó que también había muchos mayores que eran como niños. Era como si hubiesen madurado por fuera pero no por dentro… Eso era lo mejor, no perder la ternura de la inocencia.
-¡En ese caso si es lindo ser mayor!- Grito al mar, Jaidy.
Se encontraba frente a la barandilla, agarrada de ella, viendo el océano. Ni siquiera ella sabía cómo había llegado a ese lugar.
En ese momento no le importo que los demás la escuchasen. Bueno, nunca le importaba. Más bien le gustaba que todos escuchasen sus ideales. ¿Por qué debería de esconderlos? Pues cada persona elige su mal y su bien. Todos tienen su propia manera de pensar. Aunque tal vez sus padres, o los mayores a su alrededor mejor dicho, dijeran que no estaba bien.
Ese misterio del mal y el bien era tan interesante… Jaidy deseaba que cuando sea una sabia poder saber y compartir cual es el verdadero bien y el verdadero mal.
¡Que emocionante! Todos los misterios, aquellos secretos, esas cosas que no tenían razón alguna, pero aun así allí estaban. El suspenso, la adrenalina. ¿Que sería la vida sin esas cosas? ¿Qué sería la vida sin las emociones, las acciones, sin todo lo que tiene?
Lo que probablemente diferencia a nuestra protagonista de los demás es que a ella no le gusta pensar en lo que le falta a las cosas, cree que es muy egoísta. Más bien, piensa que sería sin esas cosas, hasta las más tristes y/o feas son algo necesario, son algo positivo. Realmente no es tan difícil ser como ella, solamente hay que ser fuerte.
Sintió como dos personas se pusieron cada una a un costado de ella. Eso la hizo salir de su trance. ¿Estaría bien si miraba para ver quiénes eran? Tal vez quedaría mal… ¡No quería que la tachen de loca! Sin embargo, la curiosidad la mataba. Ya se había guardado bastante por y con Riley.
-¿En qué caso es lindo ser mayor?- Pregunto una voz femenina.
A Jaidy le parecía conocida, se moría de ganas por mirar quien le hablaba. Pues tenía la costumbre que cuando le hablaban o ella hablaba mirar a los ojos. Siempre. Si no… Estaba faltando el respeto. Sin embargo, si miraba podría hacer sentir incomoda a la persona. ¿Y si se iba? ¡No quería hacer sentir mal a nadie!
Decidió mirar al océano nuevamente y con una sonrisa respondió.
-Es lindo ser mayor cuando por fuera maduras pero por dentro tu corazón sigue siendo como un niño, dulce. Cuando no dejas que los problemas te consuman y en tu cabeza abunda la imaginación, la creatividad. Cuando tu ser está lleno de amor y no te preocupa lo que piensen los demás. Cuando no gastas tú saliva, tus últimos alientos en criticar a los demás o quejarte. Cuando aprendes a vivir como niño siendo adulto.- Hablo con voz dulce y baja, en un susurro. No necesitaba gritarlo, con que el mar lo supiera…
Las dos personas sonrieron y tuvieron entre si una mirada de cómplices. Por dentro estaban sorprendidos. Sin decir más, pero con muchas dudas que querían contestar se fueron. Aunque no sin antes dejarle a Jaidy una nota que escribieron allí rápidamente antes de marcharse.
-¿Mmm?- Observo la carta- ¿Gracias?- Se apresuró a decir al escuchar que se retiraban.
Los dos extraños ampliaron sus sonrisas. Observaron a Jaidy por unos momentos desde las sombras.
Jaidy decidió no leer la carta en aquel momento, parecería una desesperada, según ella. Aunque no es que no lo fuera. O mejor dicho, era muy curiosa, impaciente. Para Jaidy eso sonaba mucho mejor. En fin, tenía muchísimas ganas de leerla. Ya se habían ido, podría hacerlo. ¿No?
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Editado: 13.02.2025