Los futuros dioses.

Interludios Divinos IV

El helicóptero tomo fuerza y empezó a ser elevado por uno de los ayudantes de los dioses; Elías, del pueblo Schavekost, donde alaban más que a los otros al dios de la luz. Las aspas giraron, cada vez más rápido. Khalid se mantuvo en silencio viendo por la ventana, y Syren lo observaba con una sonrisilla.
El tiempo para el dios del fuego fue algo difícil de contar, pasaba rápido, lento, normal. Había momentos que le fueron complicados porque recuerdos inundaban su cabeza y otros que le fueron más sencillos al estar hablando con Syren. Era extraño. Si, ya le había pasado, pero nunca podía acostumbrarse a ello.
De todas formas, la tortura pareció terminar para el cuándo el helicóptero estaciono y los llevaron en coche al centro de la isla Tririe, donde se unían este y oeste. El viaje en cuatro ruedas fue más ligero para Khalid, se entretenía observando su ciudad. Pues sin que supiera, Syren había pedido que los llevaran por el lado oeste para que él se distraiga.
Bajaron del coche, y cuando este se marchó, se miraron cómplices.
-¡El ultimo es un huevo podrido!- Exclamo Syren empezando a correr hacia la parte oeste.
-¿Ah sí? ¡Espero no tengas mucho olor después!- Le respondió yendo a toda velocidad a la parte este.
La diosa del agua fue pidiendo permiso mientras pasaba, buscando con la vista el lugar favorito de CarboNueces de Khalid. Allí las hacían totalmente caseras y Khalid junto a Syren se habían hecho muy amigos del señor, uno de sus informantes por la tan buena onda que habían pegado. La verdad que su mujer e hija también lo eran, esa familia era de total confianza, y hacían sentir a Khalid parte de ella desde antes de saber la verdad. Lo mismo con Syren.
-¡Señor Juan!- Exclamo al entrar.
-¡Señorita, que bueno verla!- Respondió y con rapidez preparo unas CarboNueces.- ¿Cómo está el señorito?
-Bien, bien.- Respiro algo agitada, pues los lugares favoritos de cada dios quedaban casi en las puntas de la isla.- Aun entero.- Bromeo, porque decían que Khalid algún día explotaría de tanta furia.
-Me alegro entonces.- Rio.- ¿Y usted? ¿Qué tal?
-Cansada.- Rio algo agitada.- Tenemos mucho trabajo ya.
-Ay… Nunca descansan, ustedes. Más les vale estar bien para el mes que viene.- La apunto con la espátula.
-¡Si, señor!- Aclamo con una risilla. El mes que viene tendrían su cena familiar.- ¿Cómo se encuentran Isabella y Elizabeth?- Lo miro.
-Bien, ahora Isa llevaba unos pedidos, y Eli atiende en el este, como siempre- Respondió y le entrego la bolsa con diez CarboNueces.- Ten, corre.
-¿Ah? Solo eran cuatro…- Fue interrumpida por la mirada de Juan.- Bien, bien. ¡Anótalo en nuestra cuenta!- Dijo antes de volver a correr.
-Ya, despreocúpate. ¡Que no te gane!- Le dedico una sonrisa y como buen padre, no anoto nada. Es más, justamente les dio mayor cantidad porque sabía que debían estar yendo a una misión de varias horas por lo que le dijo Syren.
Por otro lado, Khalid corrió llevándose algunas personas puestas por el camino. No podía perder. ¡El nunca perdía! Las veces que había ganado Syren fueron porque él quiso. O sea, le daba pena. Al menos, eso era lo que él decía.
Entro en el local con todo fulgor.
-¡Niño, despacio!- Lo regaño Elizabeth, señalándolo con un sorbete que había agarrado justo para ponerle a una granita que le pidió un adolescente.
-Yo también te extrañe, Eli.- Sonrió inocentemente y se acercó al mostrador.
-¿Cómo has estado?- Le devolvió la sonrisa mientras empezaba a hacer con rapidez los dos vasos de granita.
-Bien, ahora por trabajar con ella.- Respondió, recuperando el aire.
Elizabeth rio por lo bajo.
-Qué bueno, debes estar muy contento entonces.- Comento mientras se apuraba.
-¿Ah? ¿Sabes lo que es trabajar con ese desastre? ¡Es insoportable!- Exclamo, molesto.
-No explotes, boom.- Rio.- Ten, le mandas mis saludos.
Khalid agarro con rapidez las dos granitas.
-Ya, lo que quieras. ¡Gracias!- Exclamo y volvió a correr, congelándose un poco las manos por no derretir todo el contenido.
-¡Que les vaya bien!- Sonrió.
Los dos corrieron a su encuentro, emocionados por ganar, y tal vez en el fondo, por reír juntos y compartir esos alimentos hechos por su familia de corazón. Su familia humana.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.