La pequeña protagonista de esta historia leyó con lentitud. Esta decisión la tomó inconscientemente en parte por el sueño y en otra por la adrenalina que le provocaba ese suspenso.
“Sinceramente, nos preguntamos con gran curiosidad que pasa por tu cabeza. ¿Cómo es posible que llegues a esas conclusiones o siquiera, te tomes el tiempo de pensar? No es debido, lo sabemos, pero… ¿Qué más da? De seguro, eso te lo han dicho todo el tiempo, y por eso te escribimos esto. Para que cada vez que dudes del bien y el mal, lo correcto e imperdonable, reafirmes que vos tenes la razón y sos genial por utilizar la cabeza para esas cosas tan inocentes, y a la vez, reales. Ojala nunca desees ser ignorante, como muchos, porque los anhelos se cumplen. Hay que tener cuidado con los deseos. En el fondo; ni vos, ni yo realmente lo queremos.”
Jaidy sonrió al leer. ¿Cómo eran capaces de saberlo con tan solo haber cruzado palabras que estaban contadas? ¿Serán muy buenos con las adivinanzas? Se recostó sobre la cama, aun admirando el papel. ¿Quiénes habían sido esas personas tan sabias? ¡Ojala haberles agradecido mejor! Ahora nuestra protagonista tenía otra cosa de la que se ha arrepentido.
Aunque no pudo pensar mucho más, ni imaginarse tanto como le hubiera gustado a su curiosidad que nunca estaba satisfecha los posibles aspectos físicos de estos extraños, porque se quedó dormida.
02/01/2024 06:00hs.
Riley se había despertado hacía ya quince minutos. No durmió mucho por Bridget y su conciencia. A veces odiaba un poco esas voces que taladraban su cabeza, y lamentablemente, no eran ni las de Bridget ni las de Khalid. Este último no salió a su encuentro, aunque no era raro. Ojala se encontraran en cada sueño.
Estaba en el balcón con su pijama puesto aun. Tenía una remera mangas cortas de color negro con un tres, su número favorito, estampado de color rojo a cuadrille, y unos pantalones largos livianos rojos de cuadros también. A penas se animaba con Bridget llevar mangas cortas, aunque no por mucho. Realmente le disgustaban las marcas que llegaban desde las palmas de sus manos hasta sus codos. Debía ser suerte que podía estar un poco más cómoda. Aunque, de todos modos Bridget nunca estaría despierta a esa hora. Riley no era de tener suerte, no creía en ella.
Observo entonces el amanecer, como el brillo y calidez del sol anaranjado la opacaba. Le recordaba al fuego, por eso le gustaba tanto. Se reflejaba en el agua cristalina, haciéndolo el doble de hermoso, como si tuviera un espejo. ¿El amanecer también se vería feo en su reflejo?
Saco a tientas una foto. Solo porque Bridget le rogo por ella. No era mucho de capturar momentos en imágenes, sentía que eso le quitaba la magia. Prefería guardarlos en su memoria, en sus recuerdos. Así creía revivirlos mejor.
Fue entonces que escucho como la puerta corrediza del balcón se abría y cerraba en un inútil intento de sutileza. Había hecho más ruido del necesario aquella tonta persona, y claramente que no era nadie más ni menos que Bridget, quien se colocó a su lado, poniendo sus manos en el barandal.
La pelirroja se preguntaba en su cabeza porque debía acercarse tanto o siquiera apoyarse en la baranda cuando ella primero había recostado sus brazos. ¿Es que no entendía que eso significaba que se lo apropio? ¡Se hubiera levantado antes! Riley odiaba con todo su ser que estén tan cerca de ella, pero la peli rosa hablo.
-Es sumamente hermoso, Ray.- Susurro.
Tuvo un impulso de mirar a la más pequeña; ver su cara asombrada y brillosos ojos, pero se contuvo. Siempre lo hacía. Por lo menos, esa negatividad se había esfumado de su ser.
La pelirroja se quedó callada por unos momentos intentando crear una respuesta coherente y que no de paso a una conversación más larga. Bridget soltó una risita al observar que su mejor amiga tenía un dilema mental.
-¿De qué te ríes, pequeña tonta?- La miro, pero rápidamente sus ojos volvieron hacia el amanecer que ya terminaba.- Agh. Olvídalo. Si, obviamente que lo es. No perdería mi tiempo con cosas feas.- Respondió con rapidez.
-¿Me estás diciendo que soy bonita?- Pregunto mientras la miraba con tono burlón.
-¿Ah?- Soltó confundida.- Cállate, ni en tus sueños.
-Mmm… Yo creo que si.- Sonrió.
-¡Obvio que no, Bridget!- Exclamo con leve molestia.
-Na ah.- Negó con la cabeza sutilmente.- Señorita Brid.- Corrigió.
-No molestes, te arrepentirás.- La amenazo.
-Señorita Brid, y mírame al hablar.- Ordeno con una sonrisita.
-Tsk.- Soltó como quejido entre dientes y se dio la vuelta para observarla.- Esta en lo incorrecto, señorita Brid.- Dijo y se acercó a ella, enganchando sus dedos pulgares en los bolsillos de su pantalón.
-¿Si? No lo creo.- Hablaba burlonamente y con una mueca de diversión desafiante, pero inocente.
-Pues debería creerlo, señorita Brid- Dijo mientras la miraba, y se agacho frente a ella por una seña que le hizo Bridget ordenando esa acción.
-Dime, guardaespaldas.- Mantuvo su postura, pero se aproximó un poco más.- ¿Me estas llamando bonita?
09:30hs.
Jaidy se despertó, algo tarde para lo que acostumbraba. Ya era otro nuevo día, el último para nuestras protagonistas y algunos chicos más en el crucero.
Era a Bridget quien más le dolía o afectaba esto, pero por suerte no se acordaba de la “súper mega ultra excursión”. Si lo hiciera seria mil veces peor. Por otro lado, Riley demostraba la misma cara de seriedad de siempre, al menos todo estaría normal hoy. Aunque en el fondo le hubiera gustado otro amanecer de allí. Mientras que nuestra protagonista se lamentaba un poco que sea el último día en ese tan grande y hermoso crucero, pero nadie le quitaba la emoción de ya estar por llegar a Whirdale.
Pasaron sus últimas horas felizmente; comiendo, jugando, disfrutando un poco más. Pues no sabían si nuevamente se les presentaría la oportunidad de subir a un barco así. Por suerte estarían allí hasta maso menos las seis de la tarde.
17:25hs.
Las chicas decidieron ir a sus cuartos para empezar a preparar las maletas nuevamente. Aunque Bridget, con su hiperactividad e inocente rebeldía, a medio camino tomo otra decisión.
-¡A que no me atrapas!- Exclamo la más pequeña del trio al empezar a correr después de tocar el hombro de Riley.
-No molestes ni corras, Bridget.- La regaño mientras seguía caminando.
-¿Qué? ¡No te escucho!- Se hizo la tonta para seguir corriendo.
Jaidy rio.
-Agh. ¿Me harás ir a buscarte?- La miro mal.
La peli rosa sonrió y volvió a correr por todo el lugar.
-Bien, si así lo quieres.- Suspiro.
Riley fácilmente la alcanzo sin tener que correr tanto al estratégicamente rodearla. Agarro su muñeca y empezó a arrastrarla con cuidado.
-Ya, vamos, Bridget.- Hablo de malhumor.
-¡Quiero seguir jugando un ratito más, Ray!... Riley.- Se corrigió.
-No.- Negó rotundamente.- Compórtate de una buena vez.
Jaidy se acercó a ellas.
-Vamos, Brid. Te juego una carrera hasta el ascensor, pero sin desviarse, eh.- Dijo dedicándole una sonrisa.
-¡Sí!- Asintió rápidamente y se soltó de su mejor amiga.
Riley las miro enojada, pero sus compañeras de viaje empezaron a correr. Eso sí, nuestra protagonista decidió dejarle ganar a Bridget al ver que estaba tan emocionada.
-¡Yupi, gane!- Exclamo victoriosa.
Jaidy rio.
17:40hs.
Las chicas se habían cambiado de ropa y se arreglaron un poco. Ya estaban empezando a guardar lo poco que Riley y Jaidy habían sacado de sus maletas, porque Bridget tiro todo fuera y encima aun no terminaba de alistarse.
La protagonista de esta historia, al terminar de preparar su maleta decidió tomar el ascensor. Subió hasta el último piso del crucero y toco la puerta con suavices. Esta tardo un poco en ser abierta, pero finalmente le dieron permiso después de desbloquearla con la tarjeta.
Admiro por unos instantes el cuarto para terminar posando su mirada en Riley.
-¿Ya guardaron todo, chicas?- Pregunto Jaidy.
-Estoy guardando lo de Bridget. ¿Eres ciega?- Respondió Riley secamente.
La peli rosa se encontraba jugando juegos en su celular mientras que su mejor amiga de la infancia ordenaba su maleta para que todo cupiera. Bridget había usado seis peluches, cuatro mudas de ropa (pijama, ropa de los dos días y vestido de la fiesta de la noche), una libreta, y lápices de colores. Sin embargo estaba todo desordenado porque buscando un lápiz revolvió todo.
-Pobre Riley…- Pensó Jaidy con una sonrisa algo nerviosa.
Aunque no pudo evitar quedarse viendo los peluches de Bridget durante unos momentos. Eran muy tiernos.
-¿Necesitas ayuda?- Consulto finalmente.
-¡Claro que no! ¡No necesito tu tonta ayuda, extra! ¡Yo puedo sola!- Aclamo Riley con molestia.
Jaidy quiso disculparse, pero Bridget la interrumpió.
-¡No seas así, Riley!
La pelirroja suspiro. Jaidy se preguntaba si no se cansaba de estar harta de la vida y todo lo que tenía que ver.
-¿Entonces por qué no vienes a ordenar tú, niñata?
-¡Ay! ¡Porque no me dejas!- Explico- ¡Yo lo ordeno más rápido que tú!
-Claro, lo metes todo sin ver, niñata. Así no se hace- La regaño.- Además, la que no quería hacerlo y esta acostada de lo más cómoda también eres tú.
Nuestra protagonista rio por lo bajo, le daba mucha ternura y diversión la relación que tenían sus compañeras de viaje. Realmente se querían y se cuidaban.
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aventuras, dioses de los elementos, protagonistas adolescentes
Editado: 13.02.2025