Los futuros dioses.

Capítulo número seis.

La protagonista principal de esta historia estaba anonadada con lo que sus ojos llenos de esperanza y creatividad, además de un gran brillo curioso, veían. No lo podía creer, no se lo hubiera imaginado. Bueno, en verdad sí. Podría habérselo imaginado tranquilamente. No lo había hecho, pero tal vez esa noche lo hubiera pensado. Probablemente.
Riley no entendía nada, estaba de muy malhumor ya. Tenía cansancio y no entendía porque aquel niño estaba entre los arbustos. Encima con dos franjas negras en cada mejilla como un símbolo de igual. ¿Existían niños tan tontos y ridículos? Además… ¿Jaidy lo conocía? Eso explicaría un poco lo idiota que era ese mocoso.
Aunque en realidad Riley no utilizaba esos insultos. Pensaba que sonaba como “tonta” cuando los usaba porque, según ella, eran muy “infantiles”. Sin embargo, aun así, eso es lo que ella pensaba. Solamente que en vez de “niños tontos” utilizo “niños estúpidos”. ¡Pero eso es lo de menos!
Además, la pelirroja aguantaba un poco la risa. Pues aquel niño que tenía enfrente no solo tenía la cara pintada como se mencionó anteriormente, sino que también estaba con un pantalón verde, con diseño militar, uno de “camuflaje”. Si es que así se le podía llamar, porque atraía mucho la atención en vez de alejarla. Sin olvidar que traía unas zapatillas deportivas naranja flúor. Encima, tenía algunos rasguños en la cara y manos. Tal vez porque había estado metido, quien sabe cuánto tiempo, entre arbustos y ramas.
Volviendo con los pensamientos de la protagonista, no pudo evitar gritar queriendo susurrar el nombre de quien se encontraba frente suyo.
-¡¿Jack?! ¿Qué haces aquí?
-¡Ay, ay! ¡Tenía bichos caminándome por todos lados!
Riley acerco la antorcha con fuego a la cara de del pequeño hermano de la protagonista principal de esta historia con una expresión que demostraba su malhumor.
-¿Conoces a este ridículo?- Pregunto.
-¿Eh? ¡Si, si, aleja eso que lo quemaras!- Exclamo rápidamente.
La pelirroja se giró, dejando la antorcha prendida cerca de la cara de Jaidy, quien alejo un poco su rostro teniendo los ojos cerrados con fuerza. Estaba muy caliente, y podía saberlo sin haberlo tocado. Tampoco lo haría. ¡Como debía doler! O arder. Se quedó unos momentos intentando pensar cual sería el adjetivo adecuado.
-Agh… Que pérdida de tiempo.- Alejo el fuego.- Te recuerdo que tú no me mandas.
Jaidy la miro confundida, saliendo un poco de su trance.
Riley se sentía ofendida. ¿Cómo le iba a temer al fuego? Sí, siempre se lo representaba como el malo de la historia. Como un caos sin cura. Destructor, sin piedad. ¡Y estaban totalmente equivocados! Eso era de gente ignorante e idiota. Para la pelirroja eso que generaba calidez era su hogar, su guardaespaldas. Era quien de chica la había acogido, era a lo único que realmente respetaba. Por lo que daría su vida, porque sin esas llamas majestuosas y brillantes, ella no sería nada. Pues su alma es fuego; Ardiente, independiente, imponente.
A Riley le gustaba cuando describían a las llamas anaranjadas de aquella manera porque el fuego era así; Poderoso, majestuoso, abrazador, brillante. También era cálido, hogareño. Esas descripciones iban de la mano con las llamas, según Riley.
Todo eso era la pelirroja. Mejor dicho, así era su alma, su esencia, su personalidad, su brillo. Rudo, independiente y poderoso por fuera, pero adentro, muy adentro, si es que acaso te tomabas el tiempo de rebuscar y ganar su confianza, encontrabas su lado cálido, hogareño, protector.
Pocas personas podían admirar la belleza y poder del fuego, según Riley. Cuando con sus llamas envolvía todo y lo hacía añicos. Como podía causar tanto daño a veces, mientras que otras protegía a las personas y las ayudaba. Podías tenerle miedo si no profundizabas en su significado porque al darte cuenta comenzabas a respetarlo y amarlo.
Jaidy agarro a Jack de las manos para acercarlo a ella y lo abrazo.
-¿Estas bien? ¿Cómo llegaste aquí?- Pregunto preocupada, sus genes aparecieron nuevamente.
-Pues…- El pequeño hermano de la protagonista principal se rasco la barbilla un poco nervioso.
Jaidy lo observo de pies a cabeza. ¿Qué pensaría su madre al enterarse? ¿Y si lo estaba buscando desesperada? ¡Ay, pobre mamá! ¿Por qué su hermano le tenía que provocar esos feos momentos a la progenitora que compartían? Aunque no termino de indagar en su propia pregunta porque al ver a Jack, sus tan pequeños y a la vez grandes ojos, se dio cuenta que el solo era un niño. Uno que también quería formar parte de un grupo.
-Bien, espera un momento.- Jaidy lo detuvo antes de que su hermano por fin se digne a hablar.
-Ash…- Soltó molesta al ver que se iba y la dejaba sola con ese mocoso.
La protagonista principal de esta historia corrió a su carpa para agarrar algo que le permitiera limpiarle la cara a su hermano menor y su celular para llamar a su madre. Volvió con la misma rapidez que se fue. Le quito esa pintura negra y algo de tierra que tenía en el rostro mientras llamaba a Grace, quien rápidamente contesto.
-¿Jaidy, cariño? ¿Estás bien? ¿Te paso algo?- Empezó con su interrogatorio, se la notaba nerviosa.
-Hola, mami. Estoy bien, no me ha pasado nada. O sea, ha pasado algo, pero no a mi.- Dijo con rapidez mirando a Jack.
-¡Ay, menos mal! Espera… ¿A qué te refieres, hija?- Consulto con preocupación.
-Mamá, Jack está aquí.- Dijo, como lanzando una bomba antigua que podía funcionar o no.
Al otro lado de la línea hubo un silencio por instantes hasta que se escuchó un suspiro de alivio. Pareció como si Grace soltara toda esa preocupación y nerviosismo por su hijo menor.
-¡Dios mío! ¡Pásame con tu hermano, Jai!- Ordeno.
-Claro, claro, pero quédate tranquila que él está bien.- Dijo para entregarle después el celular a Jack.
-Hola, mami…- Saludo con sonrisita inocente, pero apenas pudo terminar.
-¡Jack Bythesea! ¿Cómo es posible que te hayas ido sin avisar, y encima estés en otra isla? ¿En qué cabeza entra eso? ¿Cómo has llegado hasta allí? ¿Sabes lo preocupados que estábamos con tu padre? ¡Nos has hecho pasar un muy mal rato!- Lo regaño, subiendo un poco el tono.
El pequeño hermano de la protagonista principal de esta historia soltó una risilla nerviosa.
-¡No es gracioso, Jack, no estoy jugando! ¡Te podría haber pasado algo! ¿Qué haríamos nosotros sin ti? ¿Y si te perdías? ¿Y si te secuestraban? ¡O cosas peores tenían la posibilidad de ocurrir!- Exclamo.
-Perdón, mami. Es que…- Intento excusarse.
-¡No, Jack! ¡El perdón no sirve! ¿Eso hubiera arreglado cualquier problema que te acabo de nombrar? ¡Ni siquiera avisaste que salías!- Siguió aclamando con preocupación.
-Am…- Jack ya no sabía que decir.
Entonces, Jaidy tomo el celular y lo puso en su oído. Aunque parecía estar en alta voz no era así.
-Mami, sé que habrán pasado un mal rato con papa, pero al menos está bien y aquí.- Intento calmar la situación.
Grace respiro hondo, intentando calmarse.
-Iré a avisarle a su padre.- Dijo.- Ahora te llamo y quiero que me cuenten todo.- Ordeno para después colgar.
-Bien.- Contesto para posar su mirada en Jack.- ¡Dios mío, Jacky, en la que te has metido!- Aclamo Jaidy.
-A ver… ¿Me pueden explicar que carajos está pasando?- Los miro de malhumor.- ¿Qué son, hermanos?- Adivino al haber escuchado con atención.
-Am… Es que tampoco lo se… ¡Ah, sí!- Exclamo mirándola.- Él es Jack, mi hermano menor, y el único. Tiene nueve años.- Lo presento con una sonrisa.
-Pues ya lo sabríamos si no te hubieras ido interrumpiéndolo cuando iba a abrir la boca.- Rodeo los ojos.- Que mocoso tonto.- Comento la pelirroja mientras lo observaba.
-¿Eh? ¡Yo no soy un mocoso tonto!- Respondió con rapidez.
-Si lo eres, digas lo que digas tus acciones lo demuestran.- Declaro.
Jack pensaba seguir discutiendo, pero Jaidy no se lo permitió.
-Bueno, bueno. Ven a sentarte y cuéntame que has hecho mejor.- Dijo dirigiéndolo a los troncos.- Tal vez y podemos suavizar la situación para contársela a mamá y no te mate.
Se sentaron y Riley los imito, aunque estando en el del frente. Los observo con una mirada juzgadora. Jaidy se lamentó al pensar que probablemente ahora tuviera una muy mala imagen mental de su hermanito. ¡Y el que era un pan de dioses! Bueno, cuando quería… A veces se portaba mal como ahora, pero eran travesuras de niños. ¿No?
-¿Pasa algo, Riley?- Consulto confundida.
-¿Qué hay un completo extraño en nuestro campamento, tal vez?- Dijo con ironía.- Apúrale a la historia, quiero dormir.
-¡No es un completo extraño, es mi hermano!- Aclamo con rapidez.
-Lo es para mí y Bridget. ¿Cómo confiar a ciegas en que no tiene malas intenciones?
-Am… Es un niño pequeño y…- Intento excusarse nuestra protagonista.
-Eres una ignorante.- Comento secamente.- No hay que bajar la guardia en ninguna circunstancia, idiota.
Jaidy no supo que más decir, así que solo asintió.
-Vamos, Jacky, cuéntanos.- Lo invito con una pequeña sonrisa.
Este último mencionado miro con algo de desconfianza a la pelirroja, pero decidió empezar con sus vivencias para resolver la interrogativa que estas dos chicas tenían desde que lo vieron allí.
En resumen, Jack estaba enojado porque él no iba a irse de viaje, así que dejo una nota en la mesa de su casa y siguió a Jaidy. Aunque no estaba en sus planes que por la ventana abierta se volara el pequeño papel que había utilizado. Eso sí, no tenía miedo de aventurarse persiguiendo a lo lejos a su hermana. Sin embargo, en el camino hacia de donde zarparía el crucero casi lo atropella un auto.
-¿Hablas en serio, Jacky?- Pregunto preocupada Jaidy al escucharlo.
-Eh… Pues, si…- Murmuro.
-¡No interrumpas, Jaidy, esto se hará eterno!- Exclamo con molestia.
Entonces, Jack prosiguió con su relato; Había llegado al puerto y comenzó a buscar por el amplio lugar a su hermana. Le dio un poco de nerviosismo el pensar en que tal vez ya no estaría o se perdiera en ese enorme lugar. Y lamentablemente, por unos minutos que le parecieron eternos ese temor se hizo realidad. Aunque cuando por fin la ubico, pudo observar la situación de cuando se conocieron las chicas, sin ser capaz de escuchar nada ya que no quiso acercarse tanto para que no lo descubrieran.
Luego las siguió hasta la embarcación, donde con algunas de sus mañas logro subir al crucero en secreto y esconderse dentro. Al ser de cuerpo pequeño le fue un poco más fácil escabullirse entre la multitud. La protagonista de esta historia sabía que él era un chico muy obstinado cuando se proponía algo, y si los berrinches que probablemente les hizo a sus padres no conseguían lo que él quería se ponía manos a la obra.
-Dios… No lo puedo creer, Jack. ¡Has hecho algo sumamente ilegal!
-Espérate, aun no termino. Falta la mejor parte.- Dijo con sonrisa inocente.
Explico que desde allí entro a una bodega “abandonada” donde conoció a la señora que se hacía pasar por la de la limpieza y a sus colegas ladrones. Sintió un poco de temor al pensar que ellos eran trabajadores realmente, pero cuando lo vieron, lo trató relativamente bien. Se dedicaban a saquear, pero tampoco demonios.
Le dieron algo de comida y lo acogieron hasta el final del viaje. Aunque la señora había sido arrestada el primer día, los demás colegas lo siguieron cuidando. Al menos, tuvieron compasión y lo escucharon.
Le contaron que ellos también de chicos querían viajar, pero que sus recursos no se lo permitían. Eran demasiado pobres. O humildes, para sonar más sofisticado y menos juzgador. Por eso, en ese momento de grandes, llenos de recelos y envidia, empezaron a robar. Primero para al menos tener un buen plato de comida en la mesa. Después, para poder viajar. Por eso se encontraban allí, sería el último robo para cumplir su sueño.
Al pequeño Jack le dio un poco de pena cuando habían arrestado a la mujer. Si, hacia cosas indebidas, pero también tenía una justificación. Ella solo quería ser feliz. ¿Por qué no podía serlo? Todos deberían tener la oportunidad de cumplir sus sueños. Eso pensaba el hermano menor de la protagonista principal.
Riley apretó un poco los labios al escucharlo, pero no dijo nada. Jaidy le sonrió levemente.
-Yo tampoco tengo la respuesta a esa pregunta, pero podemos esforzarnos para ayudar a los demás y compartir nuestra alegría.- Dijo suavemente.
-¡Mhm!- Asintió.- ¡Yo quiero! Espero ahora estén contentos de poder vivir su aventura.- Menciono.
Continúo relatando su larga historia, en la cual ya habían recibido la llamada de su madre. La pusieron en contexto y Jack conto lo que le faltaba; cuando llegaron el bajo con algo de descuido. Entonces un oficial lo vio y lo empezó a interrogar. Cuando le pregunto por sus padres, le respondió que eran unas personas que estaban por la plaza. Entonces el oficial se dio vuelta y los llamo. Aunque al devolver su vista para atrás, Jack ya no estaba más. Se había esfumado. Por suerte él era un chico activo y muy veloz.
Su madre no podía creer lo que escuchaba.
-¡Jack, estas en muy graves problemas!- Amenazo, y se escuchó como su padre le daba la razón a Grace.
Después siguió a las chicas entre las sombras, por entre los arbustos. Las espero fuera de la cabaña. Por suerte, uno de los ladrones le había regalado su poncho, porque pasaron las horas y refresco el clima. Aunque estaba algo sucio y desgastado le sirvió para cubrirse. Pues no se había llevado ningún abrigo ni nada, como siempre siendo descuidado. Se alegraba también por tener un recuerdo de ellos. Sus nuevos amigos, según palabras del pequeño Jack.
-Y ahora estoy aquí.- Finalizo con sonrisa de ángel.
La protagonista principal de esta historia suspiro al escuchar todo lo que su hermano había vivido por un “capricho”, si así podría llamársele. Al menos, se sentía aliviada de que este bien y no le haya pasado nada.
-¡La próxima tienes que avisar! ¡No puedes irte así como así!- Exclamo.
-¿La próxima? ¡No debería haber ni una primera vez!- Dijo su madre algo molesta.
-Bueno, eso es verdad, mami…- Le dio la razón y su hermano se empezó a reír.




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