Interludios Divinos.
-Ash… No dejan de molestar.- Khalid se sentó y observo con desdén a su compañero.- ¿Qué quieres?
-Eva está en su habitación.- Empezó, pero no pudo terminar.
-Aja. ¿Y que nos importa? ¡Déjala en paz, perseguidor!- Aclamo el dios del fuego.- Ya sabemos que te cuesta vivir sin ella, pero tampoco tanto.- Rodeo los ojos.
-¡No me has dejado terminar!- Lo miro algo molesto.
-Está bien, no griten.- Intento Syren tranquilizarlos.- Aunque… ¿Por qué siempre sabes dónde se encuentra?- Lo miro curiosa.
-Un mago nunca revela sus secretos. ¿Lo sabes?- Pregunto irónicamente con una sonrisa en sus labios.
-Acosador.- Lo nombro Khalid sin filtro alguno.
-¡Hey, no me llames así!- Exclamo el dios de la tierra, molestándose más.
-No te creas que no sé qué estas prestando toda tu atención a todos los sonidos y movimientos que haga, y recién estabas mirando por la perilla de su puerta.- Le recordó.
-Cállate de una buena vez.- Le ordeno con malhumor.
-No aguantas nada, llorón.- Se burló.
Metiory se comenzó a acercar con intenciones de intimidarlo, pero Syren rápidamente mostro una sonrisa.
-¿Por qué necesitas ayuda si Eva está en su cuarto? ¿Se siente mal?- Consulto con algo de preocupación, desviando la atención de los dos hacia ella.
-Oh… Pasa que debe ir a juntarse con el grupo 7820 en aproximadamente cuarenta y cinco minutos, pero dice que aún no está lista.- Explico.
-Mm…- Murmuro el dios del fuego y se levantó para comenzar a caminar.- Voy a hablar un momento con tu amada, ya vuelvo.
-Bien…. ¡Espera! ¿Qué?- Aclamo Metiory, perdido, pero Khalid lo ignoro y prosiguió.- Maldito…- Susurro.- Espero que no la haga enojar, porque si la provoca le daré lo que se merece.- Apretó sus puños.
-Am… ¡No te preocupes!- Sonrió Syren amablemente, y algo nerviosa por su mejor amigo.
-Claro.- Rodeo los ojos y se dirigió a su habitación para sentarse en el suelo y cerrar los ojos.
Khalid entro con naturalidad a la habitación de Evania, como si fuera la suya, sin tocar o avisar.
La diosa del viento estaba meditando para obtener calma. Ella era una de las que fácilmente podía perder los estribos y convertirse en un peligroso tornado, por eso practicaba la meditación. Aunque todos los dioses lo hacían en verdad, más que nada para fortalecerse y encontrar su núcleo de energía.
-¡Hola, hola, Evita!- Saludo con una gran alegría sarcástica.
Evania no respondió, ni siquiera se movió un pelo. Siguió en lo suyo como si no lo escuchara. Intentaba que no la distrajera y perdiera su avance. No podía ir con los humanos hecha un desastre y furiosa. No les convenía.
-¿Ah? ¡Te estoy hablando, Evita!- Exclamo y se acercó a ella.
Sin embargo, solo hicieron falta dos pasos del dios Khalid para que los cabellos de la diosa del viento comenzaran a elevarse por el viento, dando a entender que se estaba molestando.
-Tsk. Te enojas muy rápido, los dos no aguantan nada.- Hablo, refiriéndose a ella y a Metiory.
-“Tsk”- Lo imito.- Para ti nadie aguanta nada, el problema es que eres muy molesto.- Le explico levantando la voz, pero manteniendo su postura de meditación, con la que le daba la espalda y tenía las piernas cruzadas estando sentada en el piso.
-“¡Ay, pues discúlpeme!”- Exclamo sarcásticamente.
-Vete y déjame en paz, Khalid.- Le ordeno.
-Mm… Pues disculpas, pero a mí nadie me manda.- Le aclaro y volvió a acercarse.
Todos sabían que a veces Evania podía cambiar de humor muy rápidamente, volverse de una brisa leve a un gran torbellino. Tal vez eso divertía al dios del fuego, y por eso lo hacía a propósito, o capaz que en el fondo buscaba ayudarla. Nadie podía saberlo con certeza, ni siquiera el mismo Khalid. Aunque hasta él se inclinaba más por la primera opción.
Sin embargo, no pudo avanzar mucho más porque en cuestión de un segundo, la diosa se levantó y lo agarró del cuello de la camisa floreada que llevaba puesta con una mirada furiosa y los cabellos levantados por viento.
-¡Mejor ve a molestar a Syren en vez de a mí! ¡Y ya pídele ser tu pareja a ver si dejas de ser tan molesto!- Le grito enojada.
-Mejor cálmate un poco, pareces más prendida fuego que yo.- Bromeo.- ¿Y qué dices? Syren y yo somos mejores amigos, metete en lo tuyo.- Le ordeno de muy malhumor, pues no le gustaba que dijeran cosas sobre él y la diosa del agua.
-Mira quien habla.- Le respondió también de la misma manera.
Se miraban fijamente con furia en los ojos, como en un duelo de miradas.
-¡Eva, Fueguito!- Grito Syren mientras se acercaba a ellos.
Los dos dioses enojados rápidamente se soltaron y miraron a otro lado; Evania desvió la vista hacia dentro de la habitación mientras que Khalid hacia afuera, esperando a Syren. El dios del fuego se encontraba con el cuello de su camisa floreada desacomodado, mientras que la diosa del viento con el cabello alborotado.
-¡Ahí están!- Exclamo al verlos.- Se escuchaba mucho ruido. ¿Está todo bien?- Pregunto preocupada.
-Seh.- Respondió algo enojado Khalid.
-¿De vuelta peleándose?- Consulto metiéndose entre medio el dios de la tierra.
-Agh, eso a ti no te importa.- Le respondió.
-¿Se estaban peleando? ¿Están bien los dos?- Intervino más preocupada Syren y agarro las mejillas de Khalid bajándolo hasta su altura, viéndolo fijamente.- ¿Qué dijimos de seguir peleando? ¡No puedes seguir peleando con todos, Fueguito!- Lo regaño infantilmente.- Mira… Estas desarreglado…- Murmuro para acomodarle el cuello de la camisa.
-Agh, gracias, pedazo de tierra.- Agradeció sarcásticamente y bajo su mirada para centrarla en Syren.- Te he dicho que no me llames así. ¡Y deja, yo puedo hacerlo!
-¿Eh? ¡Pero cuando estamos solos no me dices nada!- Se quejó, mirándolo también, a lo que Khalid suspiro y los otros dos dioses rieron.
-Eva, ya debes irte.- Apareció Lilith, y se quedó en silencio observando la situación en la que se encontraban el dios del fuego y la diosa del agua.- ¿Interrumpo algo?
-Tsk. No, ya nos vamos. Ahora hablaremos Syren.- Le dijo enojado al sentirse algo avergonzado.
-¿Eh? ¿De vuelta? ¡No quiero!- Se negó, pero los dos desaparecieron juntos.
-Polos opuestos, tal para cual.- Murmuro Evania y sonrió.
-Concuerdo.- Dijeron en sonora Lilith y Metiory.
-Por eso ustedes dos lo son también.- Se entrometió Lukyan, abrazando a la diosa de la oscuridad.
-¿Uh? ¡Nada que ver!- Exclamo Evania, volviendo a ser sus cabellos elevados.
-Podría ser…- Murmuro el dios de la naturaleza con una pequeña sonrisa.
Lilith y Lukyan rieron.
-¿Ya es hora no?- Pregunto la diosa del viento, cambiando de tema.
-Exacto.- Afirmo la diosa de la oscuridad.
-Bien, ya me voy entonces. Hasta luego.- Saludo y desapareció en cuestión de un instante al ser rodeada de una rápida ventisca que revolvió un poco los objetos de la habitación.
-Nos vemos, bonita…- Murmuro Metiory, por lo que Lilith sonrió al escucharlo.
-Vamos, tenemos trabajo por hacer.- Recordó.
-Ya, ya.- Suspiro el dios de la luz y la soltó para luego irse con su amada, dejando al dios de la tierra en aquel cuarto solo, esperando.
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Editado: 13.02.2025