09:15hs.
Los chicos se arreglaron. Bueno, Jaidy ya lo estaba. Bridget se colocó un top negro, arriba un suéter color crema que le dejaba descubiertos los hombros y cubría las manos, una falda marrón opaco de cuadrille que le llegaba por arriba de la mitad de los muslos, unas polainas del mismo tono que su abrigo, cual solo era por decoración y se terminaría quitando al ser quien sufre mucho el calor, y unos zapatos marrones. Riley llevaba una musculosa blanca que le quedaba a medida, una camisa azul holgada desabrochada, un jean celeste, un cinturón algo grueso negro, y unas zapatillas blancas. Mientras que Jack seguía con las mismas prendas, lo que le hacía preocupar a Jaidy ya que tendrían que comprar varias cosas para él.
-¿Listos, entonces?- Los miro con una pequeña sonrisa.
-¡Si, vamos!- Exclamaron los dos más pequeños.
-Váyanse.- Ordeno moviendo su mano hacia fuera.
-¿No vienes?- Pregunto confundida Jaidy.
-Agh. ¿Qué te importa?- Devolvió la consulta.
-¡Riley!- La peli rosa miro a su mejor amiga.
-Tsk… Tengo que ir a reservar otra noche.- Explico con malhumor.- ¿O quieres volver a hacer esa inmensa cola y estar atrapada entre un montón de extras?
-¡Ah, claro!- Afirmo rápidamente.- Si quieres puedo ir a hacerlo yo…- Se ofreció, pero fue interrumpida abruptamente.
-Tengo manos, pies y boca.- Hablo con seriedad.
-Am… Tienes razón.- Murmuro con sonrisa nerviosa.
-¿Te acompaño, Ray?- Consulto la peli rosa.
-Ve, Bridget.- Ordeno con amargura en su tono.
-Bueno… ¡Te esperamos en la entrada!- Aclamo la más bajita.
-No quiero ver sus caras ahí.- Decreto y se dio la vuelta para dirigirse a la cabaña.
-¿Qué le pasa?- Pregunto Jack disgustado.
-¡Oh, nada! Ella es así.- Respondió sonriente Bridget mientras comenzaban a caminar en dirección contraria a la pelirroja.
Probablemente lo que Riley hizo pareciera y fuese porque su mejor amiga de la infancia era impaciente, volviéndose insoportable, distraída y no confiaba en la protagonista de esta historia. Aunque en el fondo, muy dentro, la razón era que no sabía si tardaría mucho, y no quería que Bridget se aburriera o tuviera menos tiempo después de investigar la feria. Era consciente de que ir a esos lugares le encantaba.
Aun así, cuando llegaron al centro, sin darle importancia a las palabras de su guardaespaldas, la peli rosa se quedó junto a Jaidy y Jack esperándola.
-¡Dijo que no lo hagamos!- Aclamo ya aburrido el único niño.
-Jack, por favor, compórtate.- Lo miro.
-¡Ay! ¡Es que no es verdad!- Respondió.- Em… Riley cuando dice no es si, o a veces no también… No importa, la esperaremos.- Sonrió al no poder expresarse del todo. La contradicción de los pensamientos y lo que decía de su mejor amiga de la niñez eran complicados.
09:32hs.
Después de unos quince minutos de espera, donde la gente pasaba por al lado de ellos y entraban con emoción al lugar de los puestos, Riley apareció. Venia caminando tranquila, con sus auriculares negros puestos, hasta que diviso a sus compañeros de viaje.
-¿Que hacen? ¿Era una estupidez esa cosa? ¡Nos hiciste venir para nada!- Aclamo molesta, mirando a Jaidy.
-No, no.- Negó rápido sacudiendo un poco su cabeza.
-Te estábamos esperando, Ray… Riley.- Se entrometió Bridget.
-¿Acaso eres sorda o tonta?- La miro molesta.- ¿Cuánto llevas esperando?
-Am… No lo sé. ¿Poquito?- Sonrió inocente.
-Una eternidad.- Se quejó, Jack.
-Jacky, no es verdad.- Desvió su mirada a la pelirroja.- Alrededor de unos quince minutos, tal vez.
-Tsk… La próxima que yo diga algo se hace, o verán las consecuencias.- Hablo de malhumor metiendo sus manos en los bolsillos del pantalón y abriéndose pasó entre ellos para dirigirse a la entrada.
-¡Claro!- Aclamo y corrió para caminar hacia ella.
Jaidy observo a sus compañeras de viaje, y pudo observar como por pequeños instantes se le formo una sonrisilla a Riley.
-¡Ni un gracias!- Recordó molesto Jack.
-Ya, ya. Tranquilo.- Rio un poco y lo abrazo por los hombros.- Vamos a apurarnos o las perderemos.
Al entrar se asombraron. Habitaban en aquel sitio muchos puestos de comida y juegos, música, y una gran multitud de gente. La mayoría podía verse que eran aventureros, los ciudadanos solían ser los que manejaban aquellos puestos. El centro de Whirdale era inmenso. Lo cual, para Jaidy significaba una nueva aventura y nuevos amigos, nuevos recuerdos; para Bridget y Jack diversión; y para Riley otro dolor de cabeza. Lo único que la mantenía ahí era pensar que su mejor amiga de la niñez estaría feliz. Aunque eso también significaba que tendría que gastar algo de dinero. Bastante si esta se ponía caprichosa.
Entonces, Riley se puso a pensar.
Para Bridget el dinero no era un problema. Ella era la hija de gente rica. Por un lado, su padre Reese, era un reconocido empresario, y su madre Áine, una pintora de renombre. Así que desde que era un feto había tenido todo lo que quería y siempre la sobreprotegían muchísimo, una de las razones por las que era tan ingenua y dependiente.
Su familia solía consentirla desmedidamente, para ellos era todavía una bebe y casi que la trataban como tal. No la dejaban salir mucho, y si lo hacía tenía que ser con tres guardaespaldas como mínimo. Ellos sabían bien que Bridget no podía cuidarse sola, aunque no se percataban que los culpables de la actitud de su tan querida niña eran ellos.
Sin embargo, la dejaban salir relativamente sola si era con Riley. Pues Áine y Reese sabían que la pelirroja era muy responsable y sabía defenderse de distintas formas. Además de ser conscientes que ella se preocupaba mucho por Bridget y no sería capaz de dejarla sola o algo por el estilo.
Áine conocía a Raquel desde que eran adolescentes. Se habían embarazado casi juntas, aunque bastante jóvenes. Por eso, las dos mejores amigas de la infancia nacieron maso menos al mismo tiempo. Sin embargo, la diferencia era que Bridget había sido buscada, mientras que Riley solo un error. Un descuido. Aun así, Raquel amaba mucho a su hija, lo contrario al padre de Riley, Astaroth. También, las dos se habían casado con hombres más grandes que ellas. Así que como se conocían desde que estaban en el vientre de sus madres, consecuentemente se hicieron mejores amigas, aunque eran muy diferentes.
Riley mientras era llevada por la peli rosa indago más en su memoria.
Los padres de Bridget, el señor Reese y la señora Áine, siempre habían sido muy hospitalarios y amables con ella a pesar de su familia, de su personalidad, de su situación. Por eso la pelirroja estaba muy agradecía con ellos. Pues en esas noches y madrugadas que llegaba con golpes en la cara o cuerpo no dudaban en dejarla pasar y atenderla. Cuando su padre no tenía lugar para ella, ellos tenían una casa entera.
Aunque a veces se sentía como que no cabía allí. No por la actitud de la familia, sino por la de los vecinos o la del alrededor. Ella no era de una familia rica también, su padre había perdido todo el dinero de su madre en apuestas. Además de que gastaba lo que tenía en sus hermanos; Lycidas, Kazimir, Martel y Chaos. Nunca había nada para Riley. ¡Como lo odiaba!
Había momentos en los que se sentía una carga para la familia Basso, pues ellos hasta le habían pagado un colegio privado, para que asista con Bridget. Le habían dicho que no se preocupe cuando lo quiso rechazar, que era porque la peli rosa no quería ir con guardaespaldas a la escuela y sabían que con ella estaría segura. Que ellos le pagarían por hacer de guardaespaldas para ella con techo y escuela, porque la pelirroja no quería vivir de gratis allí. Aunque Riley sabía bien que era para convencerla y que acepte el dinero que sería destinado a la escuela porque ellos eran conscientes de que no podía ir a una. Ni siquiera a una publica porque ni viviendo con su padre le daba dinero para un cuaderno. ¡Hasta la llevaban en auto! Solo por ellos pudo asistir a la escuela con todo.
Estaba empezando a recordar aquella madrugada fría en la que su casa paso a ser la que anteriormente era solo de Bridget, pero nada de eso importaba en ese momento. Debía estar atenta a la peli rosa. No la podía perder de vista y debía de prepararse para enfrentar cada capricho de esta. Aunque, aun y perdida en sus pensamientos, la cuidaba perfectamente.
-¡Mira, Riley!- Exclamo señalando un peluche de conejito súper afelpado.
-Mmm…- Murmuro la mencionada levantando la vista del suelo para ver.
-¿Me lo compras? ¡Por fis!- Insistió antes de que respondiera.
-¡Ya tienes muchos peluches, Bridget!- Le recordó.
-Solo tengo treinta y cuatro, y solo me dejaste traer cinco.- Se quejó.
Jaidy rio por lo bajo.
-¿Y tú de que te ríes, extra?- Pregunto de malhumor.
-¡De nada, nada!- Respondió rápidamente nuestra protagonista.
Jack se burló de su hermana mayor.
-¿Y tú, enano colado?- La pelirroja desvió su mirada hacia él.
-¡No seas así con Jack, Riley!- Le reclamo Bridget.
-Agh… Sabes que no me caen los niños…- Susurro y agarro la mano de la peli rosa mientras caminaban.
-¡Ay! ¿Te importo?- Consulto ilusionada Jaidy, como si aparecieran esas pequeñas esperanzas de que podía llevarse mejor con la pelirroja.
-No te confundas, sentí pena por ti.- Aclaro secamente Riley.
El único niño entre las tres adolescentes se siguió riendo.
-¡Uy! ¡Lo que te dijo!- Se burló.
-¿Con que te ríes de mí, eh?- Jaidy se acercó rápidamente a él y le hizo cosquillas.
-¡JAJAJA!- Se rio Jack y corrió.
-¡No te alejes!- Le grito rápidamente Jaidy y su hermano le hizo caso, afortunadamente.
-Como me repugna sus gritos felices…- Murmuro Riley y apretó un poco la mano de Bridget mientras seguían caminando siguiendo a los hermanos.
Su mejor amiga de la infancia solo acaricio un poco la mano de la pelirroja con sutileza y le sonrió.
-Agh… ¿Por qué nosotras estamos atrás?- Cambio de tema y se adelantó rápidamente con Bridget para ir delante de ellos.
La peli rosa los detuvo de un momento a otro, justo después de adelantarlos dos pasos, señalando un puesto que vendía pulseras, collares, anillos y demás.
-¿Qué les parecen? ¡Son muy lindas!- Exclamo señalando unas pulseras de la amistad.
-No van con mi estilo- Declaro Riley, negativa como siempre.- Son demasiado coloridas.- Agrego, aunque solo tenían el hilo de un color neón y dijes plateados.
-¡Tienes razón, Brid! ¡Son muy lindas!- Afirmo Jaidy.
-Agh… ¡No le sigas el juego porque las vas a pagar vos…!- Empezó, pero esa queja fue interrumpida por Bridget, quien la abrazo.
-¿Podemos, Ray?...- Susurro poniendo ojos de cachorro, pues sabía que si alguien escuchaba a la peli rosa llamarla así Riley la mataría.
-Bien…- Suspiro pesadamente.- ¡Es lo último que compramos!- Decreto.
Compraron las pulseras; Eran de un hilo rojo brillante con una estrellita gris que relucía en medio. Tenían mucha sencillez, pero eso las hacia demasiado lindas y combinables con los tan distintos estilos que utilizaban nuestras protagonistas. Cuando se las entrego la vendedora en una pequeña bolsita hermosa, Bridget las abrió emocionada, rompiéndola por completo. Luego procedió a darle una a Riley y otra a Jaidy. La última se la quedo para ella.
-¿Y para mí?- Pregunto Jack, haciéndose el pobrecito.
-¡Cierto! ¡Perdón, Jack! ¡Me olvide!- Se disculpó arrepentida.
-¡No vale!- Se quejó Jack.
-No seas así, Jacky… Yo después te compro unos caramelos. ¿Sí?- Lo intento convencer Jaidy.
-…Bien…- Acepto a regañadientes su hermano. Pues sabía que las chicas no eran sus amigas, y probablemente si hacia escandalo se iría a casa.
-¿Caramelos? ¡Yo también quiero!- Se entrometió Bridget.
-Oh... Está bien, comprare algunos para ti.- Respondió Jaidy con una sonrisa.
-Dije que nada…- Comenzó Riley, pero fue interrumpida.
-¡YEII!- Exclamo Bridget feliz.
-No te preocupes, yo se los comprare.- Sonrió amable, viendo a la pelirroja.
-Tsk…- Se quejó.
Las chicas se pusieron aquellos hilos, y nuestra protagonista pudo observar como sus dos compañeras de viaje tenían una pulsera de hilo rosa pastel hechas a macramé con un dije de la mitad de un corazón en 3D. Cuando Bridget le pidió ayuda para atarla también observo que las mitades se unieron. Le parecía raro que Riley estuviera utilizando un corazón, pero supuso que fue por su mejor amiga de la infancia.
-En fin, estas pulseras demostraran nuestra amistad, cuando una no quiera formar parte de este lazo romperá la pulsera. ¿Sí?- La peli rosa las miro.
-¿Bien?- Respondieron confusas las otras dos en sintonía.
-¿Ah? ¿Qué me copias el dialogo, maldita extra?- Pregunto ofendida.
-¡Ah, yo!.... ¡Yo lo siento, Riley!- Se disculpó rápidamente.
-Agh… Maldita extra copiona, ni originalidad puedes tener.- Jaidy se quiso disculpar nuevamente, pero Riley prosiguió.- Aunque por un lado te compadezco. ¿Quién no quisiera ser como yo?- Consulto irónicamente.
Jaidy se quedó pensando, con esa oración en su cabeza: “¿Quién no quisiera ser como yo?”. “Muy poca gente” hubiera sido su respuesta inmediata, pero tenía miedo de contestar. Bueno, miedo no. ¿Dudas? Tal vez eso era lo que la retractaba, lo que la hacía retroceder. Sin embargo, no eran dudas sobre su respuesta, se preguntaba si estaría bien contestarle; ¿Qué pensaría Riley al oírla?
La pelirroja era una chica muy fuerte, valiente e interesante. Nunca sentía miedo. O eso es lo que nuestra protagonista en ese momento podía ver, lo que entendía. Porque en aquel instante, Riley no tenía la confianza con Jaidy como para contar hasta la cosa más “tonta” de sí misma, que recién sería el primer nivel de confianza. Se escondía tras una coraza; un fuerte y grueso caparazón que ocultaba, que mantenía dentro de sí el miedo, las inseguridades.
Esa personalidad era más una actuación que la verdadera pelirroja; Bridget lo sabía mejor que nadie porque ella podía presenciar no solo a Riley, sino que también (aunque solo era a solas) a Ray.
Ray, una chica valiente, inteligente y fuerte, eso no era diferente. Sin embargo la diferencia es que tenía temores e inseguridades. Era una que a veces dudaba de sí misma. No era un “monstruo sin corazón”, Ray tenia sentimientos, era como una pequeña niña asustada debes en cuando. Una que también lloraba; porque se sentía insuficiente o porque no pasaba lo que quería. Sí, algo berrinchuda.
Sin embargo; los únicos que conocían a Ray realmente eran su padre y Bridget. Aunque con padre ni la pelirroja ni su mejor amiga de la niñez se referían a aquel viejo que no se preocupaba por ella, si no que a Khalid. A ningún otro hombre más lo podría considerar así. Aunque la peli rosa amaba a Riley, su corazón latía aún más por Ray y se sentía feliz por tener el “privilegio” de conocer ese lado suyo.
Eso sí, Ray mantenía su lado enojón y tan sarcástico, uno que a veces la más pequeña no lograba comprender, y la pelirroja lo sabía. Por eso se burlaba en su cara, pero con un cariño que emanaba de su ser. Con un brillo en los ojos, uno que no estaba con los demás.
Bridget se consultaba a si misma si era merecedora de ese tan hermoso espectáculo, si no era una fantasía suya, si su mejor amiga realmente era real. Pero obviamente que lo era, ella la sentía, cuando se tomaban de las manos al caminar, cuando se abrazaban viendo una película de terror, cuando se ponía tras Riley y ella la protegía, porque sabía que cuando Bridget hacia eso era porque estaba asustada. Era su ángel guardián.
Sin embargo, nuestra protagonista en ese momento desconocida todo eso. No era consciente de nada de lo que pasaba. No entendía a Riley realmente, aun si se esforzaba. Y eso la mataba de curiosidad, de ese sentimiento insaciable que siempre estaba presente. La hacía sentirse tonta por no poder hacerlo.
Jack por otro lado, no pudo evitar soltar aquella pregunta que Jaidy se estaba guardando hace tiempo porque no quería molestar a la más alta:
-¿Qué es “extra”?- Hablo con inocencia, y al igual que su hermana, en sus ojos apareció un brillo que representaba curiosidad, interés.
-Dah.- Soltó con ese tono desagradable para los demás, menos para Jaidy y Bridget.- Piénsalo un poco, mocoso… “Extra” de que sobras, de molesto, de innecesario.- Aclaro con desdén.
Jack se rio en una primera instancia, como burlándose de su hermana la cual solo mantenía una pequeña sonrisa en su rostro. Una que ocultaba la pequeña rajadura que esas palabras provocaron en su corazón. Después, recordó lo que su padre siempre les decía a los dos:
“Ustedes son hermanos, deben quererse y tratarse bien. No pueden burlarse entre ustedes, y bien saben que deben protegerse el uno al otro. Más que nada tú, Jack. Debes defender a tu hermana. No deben ni pueden permitir que otro se burle y/o hiera al otro.”
-¿Y por qué llamas así a mi hermana? ¿Quién te crees? ¡La que sobra aquí eres tú!- Exclamo el pequeño.
-¡¿Ah?! ¡Jack!... Yo…- Jaidy fue interrumpida.
-Buah. Habla el que no estaba invitado y que se coló.- Recordó con indiferencia Riley, poniendo los ojos en blanco.
-¡Riley! ¿Cómo vas a tratar así a Jack y Jaidy?- La “regaño” Bridget.- Además, Jack tiene razón… No eres nadie para tratar así a Jaidy, ella no te hizo nada.
-Agh. ¡Por favor, Bridget!- Aclamo de mal humor.- ¿Ahora te pondrás de su lado? Es una ridiculez. Además, tengo razón. Estos dos niñatos sobran aquí.- Dijo sin filtro alguno, aunque parte de eso fue al sentirse lastimada por Bridget.
“No eres nadie…” Resonaba en su cabeza, y se tragó aquellos sentimientos. ¿Por qué solo realmente sentía las cosas si las decía o hacia Bridget? Ella solo era otra persona más, otra etapa más, otro momento… ¿No era así? ¡Como odiaba ese revoltijo que se formaba en su estómago! Esa confusión. ¿Por qué?...
La peli rosa tomo aire y sonrió.
-Discúlpennos, chicos. ¿Qué les parece si ahora nos vemos en la colina de la plaza para ver las estrellas? Quiero ir a buscar algo con Riley.- Intento disipar el ambiente tenso.
-Amm… Claro…- Sonrió Jaidy.- Vamos, Jacky.- Miro a su hermano menor.
-¡Ahorita nos vemos!- Exclamo y tomo la mano de su mejor amiga de la niñez para después irse corriendo y perderse entre la gente.
Bridget se fue a un lugar apartado con Riley, quien la miraba confusa. La pelirroja estaba tan perdida recordando esa frase… ¡ESA TAN TONTA FRASE!
La más pequeña, sin soltarle la mano y agarrándola más fuerte, la abrazo y le sonrió cálidamente. A lo que Riley dejo de serlo para que Ray comience a aparecer y observarla, totalmente quieta, algo tensa. De todos modos, su mejor amiga de la infancia tomo sus brazos haciendo que también la abrace.
-Todo está bien. ¿Lo sabes?- Pregunto irónicamente manteniendo el abrazo y la sonrisa.
-Tsk… Obvio que lo se…- Murmuro y la abrazo por cuenta propia finalmente, cerrando los ojos.
-Me alegra que lo sepas, pero no te quedes con esa tonta frase.- Le dijo, como si es que pudiera leerle el pensamiento.
Bueno, no era tan raro. Las dos podían “hacerlo” entre sí.
-Agh… ¿Qué frase?- Intento hacerse la tonta.
-Te conozco bien, mi Ray.- Replico con una sonrisa tierna y aferrándose a ella.
-“Mi Ray”…- Repitió para sí misma en voz baja, y no pudo quitar su mirada sobre la más pequeña, quien sonrió al haber podido distraerla.
De vuelta la pelirroja sintió ese dolor en su estómago que no comprendía. ¿Acaso Bridget era tan molesta para enfermarla?
Sus miradas chocaron, podían decirse un “te quiero” a través de ellas, lo podían sentir. No necesitaban más que verse entre sí. Las palabras sobraban, eran un gasto innecesario. Aunque era uno que Bridget ansiaba escuchar de parte de Riley, pero se conformaba con eso; con miradas que lo decían todo, que expresaban más que las palabras mismas.
Una chispa aparecía entre ellas. La peli rosa se puso de puntas de pie para alcanzar el tan perfecto rostro de su mejor amiga de la infancia, y le dio un pequeño beso en la mejilla para después separarse sin soltar la mano de su mejor amiga.
-¿Vamos? Los chicos nos deben estar esperando.- Recordó con voz dulce.
-Eh… Si…- Susurro, aun recopilando la información.
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Editado: 07.09.2025