Los futuros dioses.

Capitulo número nueve.

04/01/2024 07:15hs.

Hacía ya quince minutos que el despertador había sonado en la carpa de la protagonista. En primeros instantes le costó abrir siquiera los ojos, recién pudo conciliar el sueño a la una de la mañana. Aunque al hacerlo cayó en cuenta de que hoy era el día de una nueva aventura y, ahí se levantó en cuestión de dos movimientos y pocos segundos. Luego apago el despertador, por si es que las chicas aun no deseaban levantarse y el sonido era más fuerte de lo que Jaidy creía como para llegar hasta la otra tienda de acampar.

Por otro lado, a su hermano si le costó unos minutos más levantarse, y su hermana mayor tuvo que hacer un poco de hincapié para que el proceso se apurara, pues no quería hacer enojar nuevamente a Riley. Aunque desconocía que luego, de igual forma se atrasarían un poco.

-¡Ya voy!- Exclamo algo enojado el único chico del pequeño, y a la vez, gran grupo.

-¡No grites, Jack!- Dijo en esos susurros que gritan, algo estresada. Tantas preguntas hacían su mente un embrollo de hilos, o cuerdas, por la fuerza con la que la agarraban.

Sin embargo, para mala suerte de la protagonista, su hermano menor no le hizo caso y siguió hablando lo suficientemente fuerte como para que ella se preocupe reclamándole y enojado. Aunque Jaidy intento callarlo, o calmarlo, nada sirvió. Probo hablándole con dulzura, rogándole, hablándole y mirándole mal, quedarse en silencio, pero nada basto. Y como tanto temía, sucedió.

-¡Cállense, extras!- Ordeno con molestia Riley.

-¡Ay!- Soltó la protagonista de esta historia al asustarse, sintiendo un escalofrió recorrer su cuerpo. Abrió la puerta de la carpa y se quedó frente a la pelirroja, pero aun dentro.- ¡Perdón, Riley!- Exclamo rápidamente.

-Ash, ¡deja de gritar!- Contesto a regañadientes.

Sin darse cuenta, al disculparse, Jaidy había levantado un poco bastante la voz. Sin embargo, ¿Cómo culparla? Riley hacía temblar a cualquiera. Aunque no pudo volver a pedir perdón, porque Bridget apareció bostezando.

-Mmm… Dejen de gritar…- Murmuro medio dormida, abrazando a su mejor amiga de la infancia casi por la cintura, y aferrándose a ella como si fuera, además de su guardaespaldas, su peluche personal.

La pequeña peli rosa dio un gran bostezo, mientras Riley parecía por instinto devolverle el abrazo, pero por este mismo quedarse como estatua mientras su mejor amiga la aplastaba.

-Te matare.- Sentencio con odio en la voz y mirada, viendo fijamente a Jaidy.

La protagonista principal de esta historia trago saliva, rezando por su vida internamente a la diosa Evania, para que traiga paz al corazón de su compañera de viaje y pueda vivir un poco más. Pues quería disculparse, pero sabía que no serviría de nada.

Riley odiaba que despierten a Bridget. Probablemente porque se ponía berrinchuda y molesta, no quería soltar a su guardaespaldas, y tampoco la dejaba ir a entrenar. O tal vez, en el fondo, había otro motivo también.

-Vuelve a acostarte, Bridget.- Ordeno con voz más suave que la de costumbre.

-Mmm… ¿Y si no quiero?- Desafío la pequeña, aferrándose más.- Eres como un osito…

-No me importa, he dicho que vayas.- Respondió secamente, pero sin perder ese tono sutil.- Y ya suéltame, tienes tus peluches que me haces cargar todo el tiempo para abrazar.

-Ay… Pero tú eres más cómoda…- Susurro aun en medio de lo que parecía un sueño, como si tuviera esa necesidad de seguir contestándole a Riley, pero no pudiera ser capaz de despertarse del todo.- Yo te quiero a ti, no a ellos…

-Deja de decir tonterías, ve a acostarte.

-Mmm… Pero solo si te acuestas conmigo…

-¿Ah? Tengo que entrenar, no molestes. Además, eso es raro.- Contesto con un poco de malhumor.

Jaidy miraba con sorpresa la situación, y su hermano ya se había despertado del todo al escuchar lo que pasaba. Eso sí, cuando nuestra protagonista oyó ese adjetivo, “raro”, hizo una cara de disgusto.

-¡Que horrendo!- Pensó.

Sin embargo, Riley al verla de reojo, creyó que su gesto era por cómo estaba la peli rosa pegada a ella, por lo que apretó los puños, disgustada.

-¿De qué hablas? Si a ti te gusta…- Bostezo.

-¡No, cállate!- Negó rápidamente, con molestia y corrió a Bridget lejos de ella.- Me voy a entrenar, a las nueve están todos listos para irnos.- Ordeno con apuro y se marchó perdiéndose entre los arbustos.

-¿Eh?- Logro murmurar confundida la más pequeña, por fin abriendo los ojos; tal vez, en verdad si estaba despierta y solo fingía.

-Am… Buenos días, Brid.- Sonrió Jaidy, intentando quitar esa vibra incomoda.

-Hola…-Tartamudeo Bridget, demasiado preocupada por lo que acababa de pasar como para prestarle atención a lo demás o al intento de la pobre protagonista principal.

-Sí que es rara…- Comento Jack mirando los mismos arbustos por los que la pelirroja se había ido.

-¡Jack!- Exclamo entre dientes Jaidy y le dio un pequeño empujón.

-¿Qué? Solo digo la verdad…

Sin embargo, nuestra protagonista no siguió regañándolo como de costumbre porque noto lo perdida que ahora se encontraba la peli rosa. Realmente se necesitaban la una a la otra. Eran como dos imanes, si faltaba uno, no podían sostener las cosas. Ellas no podían sostener la vida por si solas.

-¿estás bien, Brid?- Pregunto un poco preocupada.

-¿Eh? Si, si.- Afirmo rápidamente, agitando la cabeza. Su sonrisa volvió y miro a Jaidy y a Jack.- Perdón, perdón. Es que aún tengo sueño…- Se froto los ojos y rio un poco.

-Mmm… Claro…- Murmuro insegura la rubia.

-Me iré a cambiar, a ver si convenzo a Ray…Riley para ir a desayunar.- Dijo, haciendo su sonrisita característica.




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